Rojo, verde, naranja y amarillo se mezclan para pintar el paisaje. El gris del cielo, que riega de lluvia el terreno sin cesar, remata la estampa otoñal que hoy lucen las diez hectáreas de Bodegas y Viñedos Alzania, en Los Arcos. En silencio, José Manuel Echeverría contempla las viñas. Durante esta época del año, la gama de colores se torna “exquisitamente bonita”. Por eso, cuando nos ve aparecer a lo lejos acompañados de nuestra cámara y nuestra libreta, lo primero que hace es invitarnos a admirar sus campos. “Da gusto mirarlos, ¿verdad? Eso de ahí es syrah, una variedad de uva que fuimos los primeros en traer a Navarra”, relata ilusionado.
Con amabilidad, enseguida nos invita a conocer el interior de la bodega. Un intenso aroma a alcohol, madera y uva riega la nave. Rodeados de decenas de barricas, en busca de un espacio donde fotografiarle, expresa que desde niño tuvo muy claro que el mundo del vino guiaría su camino. Hoy, a sus cincuenta años, sonríe: “Era mi destino”.
Natural de Arróniz, creció entre viñedos y olivos. “A los nueve años ya iba a vendimiar. Somos una familia de agricultores y siempre hemos trabajado en el campo”, rememora con ternura al viajar al pasado e imaginarse de nuevo pisando uvas con los pies descalzos. Sus bisabuelos poseían una bodega en casa para elaborar su propio vino, e incluso lo comercializaban. “Históricamente, por la zona y por la tradición familiar, el viñedo siempre ha formado parte de nosotros”, apostilla.
CREAR SU PROPIA BODEGA
Convencido de que el futuro le depararía “proyectos muy interesantes” en el ámbito vitivinícola, estudió Enología en la Universidad de La Rioja (UNIR). Precisamente allí conoció a María Sáenz-Olazabal, su esposa. Con nostalgia, aún recuerda las visitas que realizaban a diferentes bodegas en su juventud: “Nos unió el vino. Y nuestra pasión por el mundillo era tan grande que decidimos montar nuestro propio proyecto”.
“Fuimos los primeros en traer uva syrah a Navarra”
Así, después de desarrollar su trayectoria profesional en Bodega Inurrieta y Bodegas Castillo de Monjardín, donde permaneció ocho y cinco campañas respectivamente, se lanzó a la aventura. Con apenas 29 años, José Manuel y María fundaron Bodegas y Viñedos Alzania. “Ahora, cuando me paro a pensarlo, tengo la sensación de que fuimos muy valientes en aquel momento”, atestigua convencido.
El nombre de la firma no es casual. De hecho, nuestro protagonista no puede evitar sonreír al narrar alguna que otra anécdota de su infancia en la que, en Alsasua, a los pies del río Alzania, el mundo parecía detenerse en una estampa de ensueño. Junto a sus amigos, solía pescar truchas y buscaban con la mirada los pájaros tijerales colilargos, que construían sus nidos en forma de bola entre la vegetación. “Queríamos un nombre navarro, de la tierra. Me gustaba tanto esa zona que, al final, nos decantamos por ponerle a nuestra bodega el nombre Alzania”, subraya alegre.
“MEJOR VINO DE ESPAÑA”
Fundada hace veinticinco años, Bodegas y Viñedos Alzania enseguida despegó con fuerza. José Manuel tenía claro hacia qué nicho deseaba dirigir el negocio: “Quisimos enfocarnos en elaborar vinos de alta gama y encaminarnos hacia la exportación internacional”. En una cata a ciegas durante el certamen ‘Nariz de Oro‘, varios expertos degustaron su primer vino. “Lo seleccionaron como el mejor de España, por delante de marcas muy conocidas como Vega Sicilia o Roda I. Ese triunfo nos dio alas. Tuvimos unos inicios muy buenos”, apostilla nuestro protagonista.
A raíz de aquel episodio, “todo fue rodado”. La pareja comenzó a acudir a ferias de ámbito internacional y firmó acuerdos con clientes de diferentes partes del mundo. Italia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Polonia, Lituania… Hoy, Bodegas y Viñedos Alzania exporta el 70 % de su producción a catorce países, con Estados Unidos y Suiza como mercados principales. “Incluso el actor Robert Redford tiene nuestro vino en su resort”, añade satisfecho.
Durante nuestro tour por las instalaciones, nos encontramos con varios vinos embotellados desnudos, sin etiquetar, junto a un recipiente que contiene cera blanca. Entonces, nuestro protagonista nos invita a prestar atención. Con cuidado, introduce el cuello de una botella en la cera y lo gira poco a poco. “Fui el primero en Navarra en poner lacre a las botellas. Esto lo hacemos solamente con vinos especiales. Es un proceso muy artesano y manual, y eso marca la diferencia. Después, le ponemos la etiqueta”, apunta.
Con una capacidad de producción de más de 40.000 botellas al año, recientemente la firma ha presentado un nuevo vino que, de hecho, “ya se está vendiendo muy bien en algunos restaurantes de Pamplona“. Este nuevo proyecto, que fusiona uva garnacha con syrah, recibe el nombre de ‘La Pareja’, y lo realmente curioso es que su etiqueta está diseñada por la hija de José Manuel y María. “Está estudiando Arquitectura y cada vez se involucra más en el negocio familiar”, apostilla orgulloso.
DAR PRESTIGIO A LOS VINOS NAVARROS
Durante la próxima primavera, Bodegas y Viñedos Alzania presentará su primer rosado, al que su creador define como “prémium”. Su opinión respecto a este tipo de vino es clara: “El rosado se está regalando. En los supermercados siempre lo sitúan en la estantería de abajo, con el precio más barato. Hay que hacerlo de mayor calidad, hay que mimar más al rosado, conseguir que se le dé prestigio y ponerlo a un precio digno”.
Desde el pasado julio, José Manuel también ejerce como presidente de la Asociación Bodegas de Navarra (ABN), entidad con más de cuarenta años de andadura y que este verano renovó su equipo directivo y actualizó su imagen para “unir más al sector”. La decisión llegó después de que, en 2023, sus cuatro vocales en el Consejo Regulador de la Denominación de Origen (DO) Navarra dimitieran a raíz de la rescisión del convenio anual que mantenía con la ABN, cuyo importe ascendía a 60.000 euros y que le permitía contar con una persona para ejercer de gerente (la medida fue promovida por el sector productor). Hoy, cuatro nuevos representantes de la asociación se han sumado al Consejo Regulador (Kepa Segastizabal, Roberto Antón, Juan Glaría y nuestro protagonista) y, aunque por ahora no se ha vuelto a formalizar dicho convenio, José Manuel volverá a plantear su aprobación en el futuro: “Para que la asociación continúe adelante con sus proyectos, el Gobierno de Navarra, a través de un acuerdo, realizó una aportación de 50.000 euros. Las acciones que se planteen desde ABN se trasladarán directamente al Ejecutivo, que se ha comprometido con nosotros. Estamos encantados”.
En concreto, la asociación tiene el foco puesto en la “promoción y comercialización” nacional e internacional de los vinos navarros. Para ello, pondrá en marcha un programa específico de apoyo con viajes de prospección, misiones directas para búsqueda de distribución, participación en ferias y salones dirigidos a profesionales del sector. Además, sus veintinueve bodegas asociadas desean fomentar el enoturismo: “Creemos que se necesita más inversión en estos temas. El enoturismo es una de las vías que pueden ser útiles para comercializar y, al mismo tiempo, dar visibilidad a las zonas navarras productoras de vino”.
Para lograr sus objetivos, la organización mantendrá una “colaboración estrecha” con la Administración, y ruega que esta acoja sus peticiones y sugerencias. “Por ejemplo, este año se han destinado 20 millones de euros para tirar y destilar uva verde al suelo. Con mucho menos se nos podría ayudar más a vender nuestro producto. Todos tenemos que defender la misma etiqueta”, agrega José Manuel al tiempo que señala orgulloso el precinto de Denominación de Origen Navarra que lucen sus botellas. Acto seguido, remarca de nuevo la necesidad de mejorar los precios: “En la Comunidad foral tenemos muy buen vino. Nunca lo hemos tenido tan bueno como ahora, pero se malvende”.
EL CAMBIO CLIMÁTICO
En el sector vitivinícola, el cambio climático también juega un papel fundamental. Tanto es así que José Manuel apuesta por variedades de uva con mayor acidez y menor pH. “De cara al futuro, nos enfocaremos en eso”, constata. De momento, Bodegas y Viñedos Alzania está colaborando en un proyecto de recuperación de variedades de uva antiguas y, hasta ahora, se han detectado veinticuatro diferentes. “Incluso hay una completamente desconocida. El análisis de los laboratorios dice que no se corresponde con ninguna variedad cultivada”, puntualiza tras mencionar que se está multiplicando esta tipología de uva para, dentro de unos años, comprobar “qué puede salir de ahí”.
Lo cierto es que su mayor hobby también tiene sus raíces en el mundo del vino. Apasionado de la historia, enseguida asegura con orgullo que el vino está “muy ligado” al recorrido de la Comunidad foral. “La uva chardonnay estaba en Navarra desde 1400, la trajo Carlos II a Olite. En el Códice Calixtino, cuando el papa venía con el escribano para documentar todo lo que veía, señaló: ‘Tierra Estella, tierra de buen pan y óptimo vino'”, apunta.