El reportero y escritor Arturo Pérez-Reverte ha reconocido en numerosas ocasiones que el mar Mediterráneo le ha inspirado en muchas de sus novelas. Fiel lector del cartagenero, Enrique Kahle también guarda una relación muy íntima con el mar, aunque en su casos sea con el Cantábrico y deje los libros de aventuras a un lado cuando está al timón de su barco.
Al igual que Pérez-Reverte, Kahle ha convertido el mar en su medio de vida. Eso sí, de una forma mucho más original e innovadora: transformando velas náuticas en tumbonas, butacas, mobiliario outdoor, lámparas y toldos. Donostiarra de nacimiento y pamplonés de corazón, es arquitecto y uno de los fundadores de la empresa navarra Dvelas, cuyo estudio se encuentra en el Segundo Ensanche de Pamplona.
Recientemente, la firma fue seleccionada junto a otros 149 proyectos por Lanzadera, la aceleradora puesta en marcha por Juan Roig a través del ecosistema Marina de Empresas. Un programa de seis meses de duración, “muy intenso” y que combina sesiones presenciales con mentorías, talleres y otras actividades formativas. “Es necesario hacer una selección previa porque es imposible apuntarse a todo, aunque ponen a nuestra disposición muchos medios para aprender. Al terminar los seis primeros meses, ellos deciden contigo si es conveniente continuar otros seis”, explica Kahle a Navarra Capital.
De hecho, la compañía espera incorporar a “dos o tres trabajadores más” en los próximos meses, dependiendo de su evolución en el programa. Y es que se encuentra en pleno proceso de crecimiento, gracias a que últimamente está enfocada en el diseño y la fabricación de sistemas de sombreado para hostelería y espacios públicos.
“En España se están publicando constantemente concursos de licitaciones para reducir las islas de calor urbanas y el impacto de la radiación solar”, destaca. En este sentido, Dvelas combina su conocimiento sobre diseño y arquitectura para crear mobiliario de última generación. “Es difícil que llegue un pedido de quinientas sillas fabricadas con velas náuticas, pero es relativamente común recibir un proyecto de 1.000 metros cuadrados de sombra”, apostilla este arquitecto de 55 años. Así, cada producto está identificado con una “etiqueta de trazabilidad” que certifica a qué barco pertenecía, en qué puerto atracaba y el tipo de vela utilizada.
“Es difícil que llegue un pedido de 500 sillas, pero es relativamente común recibir un proyecto de 1.000 metros cuadrados de sombra”
De cara a los próximos meses, la hoja de ruta diseñada por Dvelas y Lanzadera pasa por desarrollar una estrategia de marketing y formar un equipo comercial, que permita triplicar las ventas: “Hemos entrado en un mercado donde la competencia es brutal. Por mucho que un mueble hecho con tela de vela náutica sea bonito, no deja de ser mobiliario de exterior, y hay multitud de opciones a disposición de los clientes. Sin embargo, no todo el mundo cuenta con nuestra capacidad para generar zonas de sombra”, subraya. Por eso, la firma decidió centrarse en los mercados español y francés, aunque no olvida a sus “clientes recurrentes” de Japón, Estados Unidos o Australia.
HITOS RECIENTES
En los últimos meses, Dvelas ha llevado a cabo el sombreado de algunas calles de Sevilla y ha amueblado el Centro de Interpretación del Mediterráneo (CIMED) en Oropesa (Castellón). Además, a principios de año construyó una estructura de 500 metros cuadrados en el Cambrils Park Resort de Tarragona. “Fue un frenesí brutal porque utilizamos cincuenta velas y cuarenta mástiles. Aquello parecía una regata”, rememora Kahle entre risas.
Todos estos pedidos, sumados a la trayectoria que la compañía acumula desde su fundación en 2009 por el arquitecto vasco, su hermana Esperanza, Borja Fuentes y Arraitz Koch, les han servido para ganar el premio a la Mejor Empresa Circular de España en el marco de la Feria Hábitat Valencia, un certamen internacional especializado en mobiliario e iluminación. “Actualmente aprovechamos el 50 % de los materiales que retiramos, pero proyectamos alcanzar el 100 %”, avanza.