Aunque quizá la cuidemos poco, la mente es poderosa. Tan importante como el ejercicio físico o la alimentación equilibrada, cada uno entrena este conjunto de capacidades cognitivas como buenamente puede. Es conveniente, eso sí, procurar que la cabeza no vaya sola y demasiado rápido. De vez en cuando, vale la pena desconectar de la vorágine cotidiana para reflexionar y descansar. Y esa fue precisamente la experiencia que viví de la mano de Itziar Insausti.
El resultado fue un encuentro con mis pensamientos, mis recuerdos y mi vida. Una oportunidad de examinar mis metas, miedos, preocupaciones para vislumbrar posibles soluciones de manera objetiva, sin estrés. Debo admitir, en todo caso, que el lugar escogido para esta tarea me ayudó a desentenderme de la rutina diaria: la sierra de Aralar. Tierra de mitos y leyendas donde habita ‘Mari’, la diosa de la naturaleza. Sus numerosos dólmenes hablan de un carácter simbólico para el ser humano, que hace miles de años la escogió como lugar de pastoreo.
Con el cuerpo relajado y la conciencia tranquila, me dirigí al restaurante Venta Muguiro -situado en la misma localidad que da nombre al establecimiento- para comer. Me acogió una antigua casa del siglo XIX, con seis generaciones a sus espaldas, que ofrece la mejor versión del producto tradicional navarro de calidad.
A este viaje para el paladar le siguió un trayecto sobre ruedas. Sin pensarlo dos veces, me puse el casco y recorrí la Vía Verde del Plazaola. Lo hice valiéndome de los servicios de Amairu Rental Bikes, una empresa de alquiler y transporte de bicicletas dirigida tanto a particulares como a escuelas, campamentos y otros grupos. Ocupé una de las más de 60 bicis de montaña que conforman la flota de esta compañía. Y bajo la sombra de algunos árboles, envuelto por pura naturaleza, paseé por esa ruta que aprovecha el trazado de un tren de vía estrecha. Se trata del Ferrocarril de Plazaola, el otrora nexo de unión entre San Sebastián y Pamplona.
Cansado pero satisfecho, llegué hacia Baztan de la mano de NavarVip. La profesionalidad de esta compañía hizo que el viaje se convirtiera en una ocasión para disfrutar de la carretera y desentenderme de la tarea de conducir de un sitio para otro. En el Balneario de Elgorriaga aguardaba Stephanie Mutsaerts, directora de la agencia Northern Spain Travel. Una anfitriona de 10 que, armada de un trato exquisito, cercano y amable, nos descubrió los encantos de esa tierra que cautivó a Dolores Redondo y a los fanáticos de su trilogía.
Esa noche cenamos en el asador Altxunea Erretegia (Ituren), un local acogedor que ha sabido conservar la esencia, el sabor y la tradición. Frente a una parrilla de carbón vegetal, degustamos pescados y carne. La sorpresa de la noche estuvo protagonizada por el cantautor vasco Gorka Zabaleta, ingeniero de oficio y amante de la Historia, que nos conmovió valiéndose de su voz y su guitarra:
La vuelta desde el restaurante la hicimos andando, por un camino de bosque. Oscuridad, tranquilidad y sonidos naturales… solo escuchábamos eso. Y así llegó el último día de esta aventura. Desperté en una de las habitaciones del Balneario de Elgorriaga y desayuné bajo una cristalera que dejaba ver la amplitud, el poderío del verde de la naturaleza y los caseríos perdidos.
Junto a Stephanie, disfrutamos de un último e inolvidable viaje en bicicleta por los verdes paisajes del Valle del Baztán. Tras esa magnífica ruta, y con la adrenalina todavía en el cuerpo, llegó la hora de disfrutar del maravilloso Balneario. Las aguas de Elgorriaga tienen una concentración de 333 gramos de sales y 304 gramos de cloruro por litro, convirtiéndolo así en uno de los manantiales de más fuerte mineralización del mundo y en un sitio idóneo para todos aquellos que estén sedientos de relax.
No había mejor forma de despedirse y de inyectar fuerzas al cuerpo que con la fuerza de la gastronomía navarra. Encontramos el broche final de esta experiencia en la unión entre tradición y vanguardia que ofrece el Donamariako Benta, un emblemático restaurante situado en una posada del siglo XIX. Merece la pena probar -y, sobre todo, repetir- esta experiencia sensorial. Con el paladar al cien por cien, de nuevo contamos con NavarVip para volver a casa.
Sin duda, fue una pena dejar este paisaje para volver a las cuatro paredes de la oficina. La buena noticia, señoras y señores, es que todo esto que os acabo de contar está aquí, en Navarra. Y podemos disfrutarlo siempre que queramos. Solo hacen falta ganas y un mínimo de información. Nosotros ya tenemos los dos ingredientes.