Doce desconocidos se embarcan en varios coches al caer la tarde. ¿Su destino? Javier. Pronto avistan el emblemático castillo y aparcan en las cercanías del Hotel Xabier, donde los recibe uno de sus propietarios, el sumiller Santiago Guindano. Este los guía a la sala de la familia, donde una chimenea calienta la estancia mientras los invitados degustan productos de kilómetro 0 y uno de los mejores caviares de Navarra. Todo ello regado con champán.
Ese es el comienzo de un recorrido que conjuga arte, una exhibición de vehículos de alta gama, una cena de cinco servicios y el descorche de 25.000 euros en vinos. Bajo el nombre de ‘Vinos imposibles’, la última propuesta experiencial organizada por Guindano y el chef falcesino Vicente Ursúa es la «mayor apuesta» dentro de esta nueva línea de negocio desarrollada por el hotel, que nació del deseo del sumiller navarro por desempolvar las botellas «más excepcionales y exclusivas» de su bodega. El evento tendrá lugar este mes y supone la culminación de una idea que empezó a gestarse cuando, hace diez años, su padre le encomendó la gestión de los vinos en el hotel.
«Encargarme del vino me permitió conocer en profundidad a grandes profesionales del sector y trabajar en la variedad de nuestra oferta. Un día, haciendo inventario, tomé la decisión de reformar la bodega para tener un mejor control de las bebidas. Y, como quedó tan bonita y acogedora, puse una mesa en el medio. Fue ahí cuando empecé a barruntar la idea de crear experiencias en torno al vino», explica a Navarra Capital.
La nueva línea de negocio del Hotel Xabier nació del deseo de Guindano por desempolvar sus botellas «más excepcionales y exclusivas»
Comenzó celebrando catas y cenas «de entre 30 y 60 euros», a las que añadió después sesiones de ‘Maridaje de autor’, como la que celebrará próximamente junto al enólogo Gonzalo Celayeta.
Pero, entre el público que acudía a estos eventos, identificó un nicho por explorar: el de quienes deseaban nuevas experiencias más sofisticadas. De ahí que decidiera dar un salto más en su propuesta: «El pasado mes de julio, me lancé por primera vez a organizar las cenas ‘Vinos icónicos’. Realicé una selección de vinos y diseñé un menú junto al chef de nuestro hotel por 650 euros el comensal. La idea era que viniesen solo doce personas y que, además, fuera rentable».
Para aquella ocasión, dio a conocer los vinos que se descorcharían en un breve dosier, pero mantuvo el resto de detalles sobre el menú y las actividades en secreto para sorprender a los invitados. Desde entonces, Guindano ha puesto en marcha «cuatro o cinco» eventos culinarios agrupados en dos grandes tipos: las cenas ‘Maridaje de vinos plus’, cuyo precio oscila «entre los 150 y los 200 euros» por persona, y las de ‘Vinos icónicos’. «La idea es que los comensales se conozcan para que puedan establecer relaciones significativas, tanto a nivel personal como profesional», apunta el sumiller.
LA CENA MÁS CARA
Pero, recientemente, Guindano realizó un viaje a Madrid que supuso un punto de inflexión en su nuevo proyecto: «Comí con un grupo de personas y vi que existían quienes estaban dispuestos a pagar un tique mucho más alto». Así surgió la nueva línea de ‘Vinos imposibles’, cuya primera cena será el 20 de diciembre a un precio por comensal de 2.500 euros.
La cita congregará igualmente a un grupo de doce personas como máximo. Como gran novedad, ofrece «la exclusividad de botellas inalcanzables, tanto por su valor económico como por su escasez». De hecho, se descorcharán bebidas «de añadas excepcionales y muy bien puntuadas», entre las que figuran algunas de 1890. Champagne Salon, Viña Tondonia, Dominio del Águila, Pingus, Domaine de la Romanée-Conti, Marqués de Murrieta, Niepoort… «Pero siempre me gusta meter algo de Navarra. Quiero revestir sus mejores vinos para que se valore el trabajo que se realiza aquí», añade.
Además, la experiencia incluye un menú compuesto por cinco servicios con alimentos de cercanía, concebidos por el sumiller y Ursúa; una exposición del artista Carlos Ciriza exclusiva para este evento; una exhibición de vehículos de alta gama; la degustación de un postre en la bodega; una sobremesa; y una noche en el Hotel Xabier con desayuno incluido.
«Me propuse organizar la cena más cara que he hecho hasta ahora, y no sé si la oportunidad se volverá a dar. Eso sí, siempre voy al límite y busco los mejores vinos dentro y fuera de la bodega del hotel, de modo que el precio se vea justificado. Busco crear y compartir momentos de intimidad y discreción con los comensales que nos visitan, al tiempo que ofrecemos un servicio único en Navarra y escaso a nivel nacional», resalta Guindano, quien además persigue un objetivo muy personal con esta iniciativa: «Quiero brindar un homenaje a mi padre, fallecido hace tiempo. Siempre me acuerdo de él cuando abro un vino».