«¡Estas chaquetas me las tejían a mano unas mujeres del pueblo!», le dijo su madre mientras bajaba una caja polvorienta del altillo. Corría el año 2010, y Cristina Sánchez estaba embarazada de su segunda hija. La calidad del tejido de aquellas prendas le enamoraron, así que inmediatamente llamó a su amiga de la infancia y compañera de trabajo, Mónica Berdonces, de 44 años: «Acompáñame, que quiero hacerle ropa a medida a Carmen para cuando nazca».
Aquella simple llamada fue el comienzo de Casilda y Jimena, una firma tudelana de moda infantil y de mujer. Un amigo les creó una página web y les ayudó a dar nombre a su proyecto. «Nos pidió que pensáramos en algo que nos evocara esa imagen de ancianas tejiendo», rememora la emprendedora, de 45 años.
«Tuvimos un despegue internacional bastante bueno. Recibimos solicitudes hasta de México y Hong Kong para trabajar con grandes almacenes»
A partir de aquel momento, se dedicaron a comprar materiales especiales como lanas acrílicas, fibras naturales o cachemir: «Hacíamos las chaquetas de toda la vida, pero con aires renovados». Después comenzaron a añadir aplicaciones de piel natural para crear prendas con sus características capuchas de pelo de zorro. Una decisión que, según indican, ha jugado en su contra «debido al movimiento animalista».
«Nosotras tenemos nuestro mercado. Todo el material que utilizamos está tratado de forma responsable y pasamos varios exámenes veterinarios para garantizar la calidad de los productos. Hemos intentado lanzar otros productos sin fibras naturales, pero no han funcionado», defiende la navarra.
UN CRECIMIENTO VELOZ
La empresa tuvo un despegue más rápido y exitoso de lo esperado, sobre todo gracias al blog en el que mostraban sus productos. La figura de Paloma Cuevas, diseñadora cordobesa, fue clave en su lanzamiento: «Fue mamá en ese momento y nos hizo un pedido muy grande. Nuestra ropa empezó a salir en prensa y, como le encantaba la marca, nos ofreció vender nuestras colecciones en su tienda de Madrid».
Al poco tiempo, en 2014, las dos tudelanas comprendieron que el perfil tipo de su clienta era el de «una madre con mucho gusto», por lo que terminaron diseñando una línea de complementos para mujer. «Si la madre estaba dispuesta a gastarse ese dinero en la ropa de sus bebés, seguro que en ella también», afirma Cristina a Navarra Capital.
El apoyo financiero de Sodena les permitió acudir a ferias internacionales. Así, lograron tener puntos de venta en Italia, Francia, estaciones suizas de esquí… «El despegue internacional fue bastante bueno. Recibimos solicitudes hasta de México y Hong Kong para trabajar con grandes almacenes», resalta.
LA LLEGADA DE LA PANDEMIA
Sin embargo, en 2020 llegó la pandemia, que dejó a la empresa en una situación “horrible”. Con una reciente inversión para internacionalizar la línea de mujer, un departamento comercial fortalecido y dieciséis muestrarios repartidos por el mundo (el precio de cada uno era 20.000 euros), la firma entró en crisis. «Hicimos una apuesta muy importante y nos pilló el confinamiento con toda la producción de ropa de verano, tanto de niño como de mujer, en el almacén pendiente de servir a las tiendas. En ese momento, o cerrábamos la persiana con una deuda importante o nos reinventábamos», apostilla Cristina con la voz entrecortada. De modo que las responsables de la compañía tuvieron que reducir el equipo, contactaron con portales de outlet y apostaron por el marketplace.
«Aunque no recuperamos la inversión, conseguimos volver a tener liquidez para seguir adelante. Casi el 70 % de nuestros clientes de tiendas de niño han cerrado desde entonces, y los restantes han tenido que cambiar sus directrices. Las madres se han vuelto más prácticas, ya no les apetece gastar tanto y optan a menudo por firmas de fast fashion», desgrana la tudelana.
El cambio de rumbo ha sido tal que, actualmente, Casilda y Jimena dedica el 95 % de su actividad a la línea de mujer: «Llegamos a tener cerca de 160 mujeres tejiendo punto a mano y, ahora, con cinco nos apañamos. Además, antes íbamos a ferias en París para buscar telas especiales. Tintábamos los algodones y las felpas a mano, pero muchas veces coincidíamos con otras marcas. Hoy hacemos los tejidos a medida, solo para nosotras».
Del mismo modo, la marca sigue la estela del ‘pronto moda’, basada en lanzar nuevos productos de sus colecciones constantemente para que los puntos de venta puedan refrescar los escaparates de forma continua. Y cuenta con treinta puntos de venta en tiendas multimarca de España, que se suman a los tres que posee en Italia, dos en Francia y Albania, uno en Holanda, otro en Dinamarca y un último en Rusia. Las exportaciones ya representan cerca del 25 % de sus ventas, cifra que incluye los pedidos online, disponibles a nivel mundial. «Estamos súper enfocadas en la colección de felpa, en un estilo sport glam para el día a día de la mujer», especifica Cristina.
No obstante, su apuesta más segura es la colección de cachemir 100 %, un tejido que puede considerarse una «inversión»: «Cada año tintamos cinco colores. Luego añadimos las aplicaciones de pelo natural. No nos guiamos por las tendencias, sino que apostamos por los básicos. Estamos especializadas en la calidad y el patrón, en confeccionar prendas que tengan muy buen sentar».
EL FUTURO
Casilda y Jimena ya tiene en mente nuevos proyectos, sobre todo enfocados en buscar formas alternativas de operar con los puntos de venta multimarca. Sobre todo porque el e-commerce está cambiando los hábitos de compra de millones de consumidores: «Se quejan de que la gente va a las tiendas a probarse la ropa y luego nos hace el pedido directamente a nosotras. La multimarca es nuestra tienda y la tenemos que cuidar porque nos aporta el volumen para poder producir nuestras prendas. Vamos a intentar que dejen de sufrir y lanzar un tipo de producto que solo se distribuya allí».