Nadie sabía que iba a pasar, pero se esperaba vivir una experiencia. Y en el momento en que comenzó a sonar la música y se levantó el telón, la atención de todos era intensa. La oscuridad del escenario se rompió con un juego de luces y focos continuo, acompañado de música ad hoc. A la calmada banda sonora de ET, dio paso de nuevo a la oscuridad y la vibración a ritmo de ‘Also Sprach Zaratrusta’. Así durante 12 cortos, muy cortos pero intensos minutos, la sala principal de Baluarte se llenó de lunares reflejo de las luces, los manteles flotaron hasta descubrir unas mesas vacías… Un juego de luces y música orquestado por el equipo técnico de Baluarte.
A los tímidos aplausos tras el último cierre de telón, les siguieron los más entusiastas, pero las sorpresas no habían terminado. Nuevamente, se abre el telón y ¡sorpresa! emergen y son elevados hasta el escenario Carlos Rodríguez, David Yárnoz y Nacho Gómara, tres grandes protagonistas de la velada, entre una traca de confeti verde. En ese momento, Roberto Fuertes, responsable de restauración de Baluarte, invitó a todos los asistentes a subir al escenario.
Una vez allí, el maestro barman Carlos Rodríguez presentó su innovadora propuesta para La Terraza, Café, Denda; Gómara hizo lo propio con el restaurante VerduArte y luego le llegó el turno al ‘laureado’ con dos estrellas Michelin David Yárnoz. En ese momento, Jesús Berisa, presidente de Events Hotels (empresa navarra gestora de la restauración de Baluarte) invitó a los presentes a un aperitivo, celebrado sobre un escenario de 400 m2 en 5 actos, de lo más “apropiado para un espacio de cultura y arte”.
Tras la primera experiencia con un refrescante y divertido sorbete de rosado, se sucedieron una serie de delicatessen como gildas de navaja, taco de conichilla pibil, fiesta escandinava de berenjena, zamburiñas zambullidas o bombón Bloody Mary, entre otros, que terminaron con un festival de dulces propios de una fiesta del Star System hollywoodiense.