David Palacios lleva cuatro años y medio, largos, al frente de la D.O. Navarra y está “contento con lo que hemos hecho, pero nunca conforme, hay que ser ambicioso porque este sector así lo demanda, hace falta”. Señala abiertamente que su gestión es continuista de la de su antecesora en el cargo, Pilar García Granero, pero también ha adoptado iniciativas entre las que destaca la de acercarse al consumidor joven, lo que ha conllevado un cambio en la estrategia de comunicación que ha permitido que “poco a poco, vaya calando el vino en el día a día de los jóvenes”.
Accedió al cargo con 35 años, y cabe preguntarse si lo eligieron por sus capacidades, porque había que renovar el consejo, por ambas razones… “o por ninguna, no lo sé… Fue un cúmulo de situaciones el que se fijasen en mí en ese momento. Soy viticultor de toda la vida, soy del sector y lo seguiré siendo mientras pueda, porque me apasionan la viña y el vino”. Ya, pero que confíen en alguien tan joven no es muy habitual: “La verdad es que aunque no se tenga esa percepción, somos muchos los jóvenes que estamos al frente de proyectos en esta denominación, viticultores, bodegueros, enólogos, al frente de empresas…”
“Somos un sector que combina muy bien la veteranía con la juventud, que es lo ideal”
No sería cierta, por tanto, la idea de que en el mundo del vino predomina la gente con experiencia y de cierta edad. “En realidad somos un sector en el que se conjuga muy bien la veteranía con la juventud, que es lo ideal. Es una de las D.O. más antiguas de España pero también es joven, y si queremos acercarnos a los jóvenes y comunicar con ellos habrá que predicar con el ejemplo, ¿no?”
A pesar de su edad lo ha sido todo en el mundo del vino navarro. Fue presidente de la Cofradía del Vino de Navarra, lleva casi cinco años al frente de la D.O. y también preside, desde noviembre de 2016, la Conferencia de Consejos Reguladores de España (CECU). Le decimos que algo tendrá que ver su valía, que no se deberá en todos los casos a cúmulos de situaciones, y responde entre risas “pues creo que sí, se dio la circunstancia de que al dejar el cargo el presidente de la CECU me propusieron que le sustituyera. Vi que tenía apoyos y nos embarcamos en esa aventura”.
Pues parece que sí le buscaron sería por algo, le indicamos, pero evita seguir por ahí: “Volviendo a lo que hablábamos antes, si queremos acercarnos a los jóvenes tienen que ver que también los hay en este sector, que es nuestra forma de vida pero además nos encanta y disfrutamos con lo que hacemos, y queremos transmitir al consumidor nuestra ilusión por lo que hacemos. Cuando te diriges a un segmento de la población lo mejor es hablar en su mismo lenguaje”.
“Bodegueros y viticultores estamos muy sensibilizados con el cambio climático”
Esos jóvenes se mueven y hablan en los medios digitales y las redes sociales, ¿lo hacen también los bodegueros? “Sí, cada vez son más los que lo hacen, se extiende por ejemplo la venta on-line, pero es un nicho de mercado que está todavía sin aprovechar al cien por cien”.
No es a lo único a que deberá adaptarse el sector, directamente afectado por el cambio climático, que podría ser la causa del adelanto en unos 18 días de la vendimia de este año con respecto a la del pasado. Palacios dice que “no es lógico no querer verlo, ahí está y como denominación de origen tenemos que estar expectantes ante estos cambios de clima y de temperatura. Al estar muy al norte lo toreamos mejor, pero no por eso podemos estar tranquilos, hay que poner de nuestra parte para que este cambio no vaya a la velocidad a la que va, bodegueros y viticultores estamos sensibilizados y por eso hay cada vez más cultivo y elaboración ecológica”.
David Palacios, además, fue elegido concejal en el Ayuntamiento de su localidad natal, Olite, cuando tenía 21 años. Dice guardar muy buen recuerdo de su paso por la política, “y eso que me tocó gestionar desde mi concejalía dos cuestiones importantes, la concentración parcelaria y luego la transformación en regadío, que trajeron cambios sociales y económicos importantes para Olite”. Estar en el Ayuntamiento le ayudó a ver las cosas desde otra perspectiva porque “trabajas para tu pueblo, para los de un color y los del otro, a los ayuntamientos no se va a hacer política”.
Asegura que no le tienta una posible vuelta a la política local y que ningún partido le ha ofrecido ocupar un puesto en sus listas, quizás porque, como él pregona a diestro y siniestro, “yo siempre he querido ser agricultor y soy un apasionado de la viticultura, aunque también siento ese compromiso con lo que está a mi alrededor y compaginar mi faceta de agricultor en su día con el ayuntamiento, después con la Cofradía y ahora con la Denominación”.
Ha llevado las riendas de la Denominación en años difíciles, durante una crisis que ha afectado a todos los sectores y que el del vino, al no ser un producto de primera necesidad, la ha sufrido con dureza. David Palacios resopla y asiente con la cabeza. “Es que hubo un frenazo tan fuerte, se dejó de salir, de consumir… y además nosotros veníamos de una crisis previa. La verdad es que pocos años hemos tenido de bonanza, no conozco a nadie que se haga millonario haciendo vino. Somos muy felices con lo que hacemos porque por lo general somos gente muy apasionada, pero nos toca sufrir”.
“Hemos enlazado dos crisis, la verdad es que hemos tenido pocos años de bonanza”
Para seguir adelante “ha habido que tirar de imaginación, reinventarnos, nos hubiera gustado contar con más presupuesto porque muchas de las ideas y proyectos que teníamos no se han podido realizar al 100%”. Durante estos años viticultores y bodegas lo han pasado mal, “pero soy optimista, aunque tampoco diría que la crisis está totalmente superada. Los datos que tenemos no son malos y mira, estos años hemos crecido ligeramente en ventas y en la cuota de mercado nacional”. Palacios cree que el dinamismo del sector y su capacidad de adaptación a las demandas del mercado han ayudado a superar las dificultades, aunque las inversiones realizadas en las pasadas décadas para modernizarse, aún sin amortizar, hizo que la crisis les alcanzara en una situación financiera delicada. “Somos una referencia en la que todas las bodegas de España se miran cuando quieren modernizar sus bodegas, sus viñedos e incluso sus vinos”, afirma sin ocultar su orgullo.
No debe ser fácil dirigir la D.O. Navarra. De predominar las cooperativas ahora son mayoritarias las bodegas privadas, y dentro de ambos grupos hay notables diferencias, cooperativas que hacen vinos a granel que luego venden a otras cooperativas y bodegas, las que elaboran marcas propias, particulares muy grandes de gran producción y familiares que hacen pocas botellas a precios altos… “Sí, cada una tiene su modelo de negocio, su forma de trabajar, es muy complicado conseguir que todas se identifiquen al cien por cien con todas las acciones que promovemos, pero tratamos de que aquí estén cómodas todas las bodegas, que se vean representadas e integradas, porque nuestra misión es llevar la marca Navarra, en su conjunto, a todas partes”. Le dejamos, tras compartir una copa de vino, porque la viña le espera, y esa es una cita a la que no puede faltar.