La sociedad pública INTIA quiso dar las gracias este martes al más de medio centenar de personas que ha colaborado con el proyecto de recuperación de semillas antiguas, desarrollado en las fincas experimentales ubicadas en Sartaguda y Santesteban/Doneztebe. Con su aportación, se han recuperado 78 semillas de variedades antiguas y locales pertenecientes a diferentes zonas de Navarra.
En el año 2018, INTIA comenzó a recuperar semillas antiguas en el marco del proyecto Life-Ip Nadapta-CC, una estrategia integrada para la adaptación de Navarra al Cambio Climático. Según informó la sociedad pública, la contribución de estas personas que han conservado distintas especies de semillas durante décadas y se prestaron a colaborar en el proyecto “ha dado lugar a la recuperación de estas variedades”
El caso más paradigmático de este proyecto de recuperación de semillas es la melona, una planta que hace años dejó de cultivarse de manera general en Navarra pero que se pudo rescatar “gracias a que todavía se sigue cultivando en algunas superficies” de Murillo el Fruto y gracias también a que una persona residente en Ujué/Uxue “se prestó a colaborar”. En la finca de INTIA en Sartaguda, estas semillas “han podido multiplicarse, con lo que se garantiza la continuidad de esta especie que se encontraba prácticamente desaparecida”. La melona, como comúnmente se la conoce en la Ribera de Navarra, es una especie de sandía (citrillus sp) de la familia de las cucurbitáceas.
Según los datos y testimonios recogidos en la guía elaborada por INTIA sobre todas estas especies, nadie sabe datar con certeza la antigüedad del cultivo de la melona. “Este tipo de sandía era muy común sembrarla en muchos pueblos de estas zonas y era habitual comer su dulce elaborado en muchas casas”, afirman desde el equipo de INTIA, responsable del proyecto. Se estima que su consumo “habría podido desaparecer a comienzos de la década de los 70 y prácticamente en la actualidad ha dejado de cultivarse”.
CARACTERÍSTICAS DE LA MELONA
En cuanto a los aspectos agronómicos de esta planta, la fecha adecuada para la siembra de la melona es el mes de mayo. El peso de mil semillas ronda los 136 gramos y su vegetación es muy sencilla. Además, en la fase de multiplicación de semilla de esta campaña, la melona se ha podido desarrollar “sin problema de plagas y enfermedades”.
Como todas las cucurbitáceas, se trata de “una planta rastrera y produce grandes frutos de forma oval que pueden llegar a pesar más de diez kilos”. Su piel es de color verde claro, de bastante dureza exterior y, cuando se deja madurar demasiado, se vuelve amarilla y su interior se pierde enseguida. La recolección de esta especie se realiza en torno al mes de octubre.
El equipo de INTIA que ha llevado este proyecto está formado por Amaia Uribarri; Asun Tiebas, del área de Experimentación; y Salomón Sádaba y José Diego Sarratea, de las fincas experimentales de Sartaguda y Doneztebe respectivamente.
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