jueves, 25 abril 2024

Cristian Martínez ha aprendido a leer el cielo

Este tudelano de 32 años ha heredado la experiencia acumulada en el campo por cuatro generaciones de agricultores. Pero a ese legado se suma una habilidad más propia de su tiempo: el interés por la tecnología. Esa filosofía le ha llevado a ser uno de los jóvenes que optan al Premio al Relevo Generacional en el Campo, un galardón que este medio promueve junto a la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN) en el marco de los VI Premios Alimenta Navarra.


Pamplona - 9 noviembre, 2021 - 06:00

La cooperativa Figueras acaba de recoger su primera cosecha de soja. (Fotos: Maite H. Mateo)

Sobre el papel, la Cooperativa Figueras nació hace treinta años. Pero sus raíces se remontan hasta cuatro generaciones atrás, cuando el bisabuelo de Cristian Martínez, jornalero, remolcaba «remolachas en carros tirados por animales» y las llevaba a la Azucarera de Tudela. «No sabría decir en qué año empezarían, pero entonces mi familia cultivaba las tierras sin tenerlas en propiedad. Ahora tampoco tenemos terrenos propios porque, en esta zona, la mayoría de las tierras son propiedad del Ayuntamiento de Tudela. Pero las gestionamos nosotros, por lo menos», bromea.

Martínez ha visto cómo esa experiencia acumulada a través de los años, «el mirar al cielo y saber qué clima viene o remediar las enfermedades de los cultivos», es uno de los grandes legados que le han dejado su padre y sus tíos. Y, cuando se le pregunta por los más jóvenes, ojea el tractor y la abonadora de precisión que la empresa familiar acaba de adquirir hace apenas unas semanas. De entre los seis familiares que conforman la plantilla, el agricultor tudelano se definiría como «el friki» de la tecnología: «Pero mi hermano y mi primo no se quedan atrás. Es una actitud innata que aportamos al campo y a los veteranos».

Así, Martínez imprime en sus actividades diarias la tradición y la innovación, motivo por el que opta al Premio Alimenta Navarra 2021 en la nueva categoría de Relevo Generacional en el Campo. Un reconocimiento que Navarra Capital entrega fuera de concurso en colaboración con la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN).

Las personas interesadas pueden votar a su candidato/a a través de este enlace.

Serán los lectores de este medio quienes elijan al ganador o ganadora, a través de las votaciones ‘online’ en este enlace. El plazo continuará abierto hasta el 19 noviembre, cuatro días antes de que se celebre la gala de unos premios cuya sexta edición impulsa este medio junto al Clúster Agroalimentario de Navarra (NAGRIFOOD). La cita, además, cuenta con el patrocinio de Eroski CaixaBank, y la colaboración del Gobierno de Navarra, la Asociación de Empresarios de la Ribera (AER), el Consistorio tudelano y la propia UCAN.

Martínez se define como el "friki" de la familia en materia de tecnología.

Martínez se define como el «friki» de la familia en materia de tecnología.

La cooperativa fue fundada por el abuelo paterno de Cristian, su hermano, sus mujeres y sus hijos. Al principio, cultivaban hortalizas, pero con el tiempo apostaron por los frutales y los extensivos. Por eso, y desde los 16 años, Martínez pasaba sus veranos recogiendo «el melocotón, la nectarina, la pera y casi, casi la manzana, porque su campaña comenzaba cuando iniciaba el nuevo curso escolar». Y, aunque en aquel entonces le parecía un trabajo «muy sacrificado», el gusto por las tardes sulfatando germinó durante los años del bachillerato y del grado superior, para madurar cuando se topó con un dilema: seguir una carrera en la construcción o asumir el relevo del negocio. 

«Hubo dos aspectos que me hicieron permanecer en el campo. Por un lado, empezó la crisis de 2008 y no veía perspectivas de trabajo en lo que había estudiado. Por otro lado, fue justo en ese momento cuando cambiamos la dinámica de trabajo y pasamos de combinar cultivos frutales y extensivos a centrarnos solo en estos últimos. Son mucho más agradecidos con el agricultor. Además, empecé a comprender que era parte de la empresa, a sentirla mía. Supe que era responsable de su destino», explica.

Ahora, con 32 años, compagina sus mañanas realizando labores agrarias con una especie de baja paternal por las tardes, ya que sido padre por segunda vez hace apenas un mes: «Cuando me monto en el tractor, podría estar horas y horas. Pero ahora, que me espera alguien más que mi mujer en casa, tengo que frenar un poco el trabajo y compaginarlo con el tiempo en casa porque ahí tengo otras responsabilidades. A veces me cuesta mucho, sobre todo cuando tenemos muchas labores que hacer, pero no puedo cargar a mi pareja con toda esa responsabilidad y, gracias a mis socios, tengo el lujo de bajarme del tractor y disfrutar de la familia».

LOS FRUTOS DEL COOPERATIVISMO

La Cooperativa Figueras siembra guisantes para congelar en las 250 hectáreas de regadío que gestiona, donde también cultiva maíz y otros cereales para piensos. Este año, por ejemplo, acaba de recoger su primera cosecha de soja para consumo humano. «Se está comentando que los precios de los cereales están muy bien, pero hace tres o cuatro años no lo estaban. Así que no paramos. Hemos apostado por la soja de la mano de una empresa que nos da las semillas, nos brinda ayuda técnica y comercializará la producción, sin saber los números económicos ni productivos. Es una lotería», apunta. Así mismo, los agricultores intentan siempre diversificar sus cultivos con otras 350 hectáreas de secano, «aunque el agua en esta zona es el mayor condicionante para experimentar con cultivos y hacerlos rentables».

Un contexto que resultaría bastante halagüeño de no ser por el alza en los precios de la producción. En este sentido, el coste de los abonos «se ha doblado» y el del gasoil ha crecido un 33 %: «Y sabremos lo que pasará con la luz a final de año, cuando nos toque pagar el canon por el terreno. Todo el regadío que tenemos es con bombeo y tiramos mucho de electricidad».

Cristian y su padre, Víctor, llevan el campo en la sangre.

Cristian y su padre, Víctor, llevan el campo en la sangre.

Martínez no duda en que la solución frente a este y otros retos para las explotaciones pequeñas de Navarra es el cooperativismo. Un valor que el negocio familiar materializa desde su constitución hasta su relación con los demás agricultores de la región a través del Grupo AN.

Al respecto, recuerda una imagen que le recibía en las oficinas de la cooperativa cuando, de crío, acompañaba a su padre: «Entraba y veía un cartel que mostraba dos burros atados por una cuerda, cada uno cargado con un paquete de paja. Y cada animal intenta tirar hacia su lado, pero no llegan. Hasta que deciden colaborar; primero vamos a por tu montón y, luego, a por el mío. Y es que la cooperación es lo único que nos puede salvar, en el sentido de ser más competitivas en el mercado».

«La cooperación es lo único que puede salvar a las pequeñas explotaciones».

Otra cuestión «muy importante» en este sentido es el relevo generacional, «sobre todo cuanto tiene que ver con los cultivos extensivos». «Cada vez hay más bocas que alimentar, y no se puede dar de comer con una huerta o pocas hectáreas de cultivo, que parece ser el horizonte al que nos estamos dirigiendo como sociedad», valora Martínez. Eso sí, opina que se trata de un proceso que debe ser siempre «una decisión personal». 

No obstante, el agricultor tiene grandes expectativas puestas en su hijo mayor, Lucas, que suele acompañarlo «muy contento» cuando monta en el tractor. «Creo que estamos muy mal vistos por la sociedad porque se nos hace culpables en gran medida del calentamiento global cuándo en realidad todo el sector contaminamos menos del 15 % del total. Pero este es un trabajo muy bonito, en el que estamos comprometidos con el medio ambiente porque vivimos de él, y no dejo de pensar que mi bisabuelo y abuelos sentirían orgullo de lo que crearon y de lo que hacemos con su legado. No me importaría nada que mis hijos se dedicasen al sector agrario. Pero les diría que tienen que estar muy formados en lo que sea: informática, ciencias económicas… ¡Ahora es todo ordenadores o números! Eso sí, no hay cursos que enseñen lo que aprendes en el día a día. Para eso, ya estamos nosotros».

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