Botas, chubasquero y una cesta. Ahora que es temporada, el pamplonés Goyo Sanzol se equipa con su habitual uniforme de otoño y aprovecha los fines de semana para escaparse al monte en busca de setas. Lo cierto es que no le hace falta demasiado para sentirse «plenamente feliz». Hay algo en el campo que le provoca una paz inmensa desde niño. Para él, la naturaleza es un entorno idílico donde conectar con uno mismo y con el mundo. «Podría pasarme meses sin afeitar, con una camisa de cuadros y unos pantalones de pana, dando paseos por un sendero con una mochila colgada de los hombros», expresa entre carcajadas.
Aunque a ambos nos encantaría celebrar nuestra entrevista mientras caminamos entre bellos paisajes navarros, hoy nuestro punto de encuentro es la sede de la firma biotecnológica Pentabiol, en Noáin, donde nuestro protagonista ejerce como CEO desde que cofundó la compañía hace ya diez años. El despacho de Goyo está repleto de detalles que, inevitablemente, nos trasladan a su infancia. Imágenes de vacas, pollitos y cerdos captan nuestra atención: «Los veranos de mi infancia se ubican en el pueblo, en Murillo el Fruto. Allí se respiraba felicidad por cada rincón».
«Mira, Goyo, eso de ahí es una gallina, con su pico, sus alas y su cresta. Y eso de ahí un conejo, con sus muslos y sus orejotas», le explicaba su abuela cuando ambos visitaban el corral. Enamorado de los animales, nuestro protagonista se imaginaba trabajando en un futuro en algo que tuviese relación con ellos como, por ejemplo, la biología. La idea de ejercer como guarda forestal y velar por el bienestar de los bosques también le atraía, aunque finalmente se decantó por estudiar en la Universidad de Navarra una disciplina un tanto alejada de aquella vocación: Derecho.
DEL PERIODISMO AL EMPRENDIMIENTO
Aunque dejó atrás su vocación como biólogo o guarda forestal, algo en su interior le invitaba a intuir que, con el tiempo, aquella pasión por los animales y la naturaleza se materializaría en un gran proyecto. Pero todavía no era el momento. «Gracias a mi formación en Derecho, conozco muy bien el mundo empresarial, al que concibo como un gran puzle de elementos. Y así entiendo también la vida. Vivir es una partida de tetris en la que uno tiene que ir encajando piezas», apunta.
Al finalizar la carrera, poco a poco fue adquiriendo experiencia en distintos sectores. Después de adentrarse en el mundillo de la electrónica y la electricidad y permanecer en él durante unos cuantos años, fichó por Diario de Navarra. En un inicio ejerció como responsable de Promoción Publicitaria y, más tarde, como director del Área de Marketing. «Conozco bien el campo del periodismo, compañera», asiente haciendo un guiño a mi profesión, en la que trabajó ocho años.
Pentabiol, con sede en Noáin, se especializa en la producción de postbióticos para el consumo animal.
Pero llegó a un punto de inflexión en el que entendió que debía reconducir su camino. Y así, gracias a una bonita casualidad, conoció a la familia Sánchez Valverde. «Los hermanos Sánchez Valverde y los hermanos Sanzol unimos fuerzas. Y así nació Pentabiol», relata justo antes de desgranar el funcionamiento de la compañía.
PENTABIOL, PIONERA EN EUROPA
Paseamos por una gran nave, repleta de grandes sacos blancos que casi doblan nuestra estatura. «Dentro hay postbióticos. Su función es generar beneficios en la salud y el bienestar de quienes los consumen. En concreto, nosotros nos especializamos en el mundo animal», resalta el cofundador de esta firma dedicada a la microbiología.
Fundada en 2014, Pentabiol se enfoca en aislar microorganismos e identificar aquellos que actúan «de manera bondadosa» en la microbiota intestinal. «Fuimos pioneros en Europa en centrarnos en todo este mundillo», apostilla satisfecho. De hecho, actualmente solo existen tres compañías expertas en postbióticos. Una de ellas se ubica en Francia, y las otras dos en España.
«El objetivo es que el animal sea más fuerte y pueda modular de una manera mejor su sistema inmunológico»
A través de diversos estudios y publicaciones científicas, la firma navarra analiza comportamientos de diferentes animales en granjas para, más tarde, seleccionar determinados microorganismos. El pasado 2023, Pentabiol fue capaz de identificar 90 microorganismos diferentes en entornos naturales, y uno de ellos genera unos «efectos fantásticos en problemas patógenos»: «Actúa como un elemento preventivo. Nosotros producimos postbióticos que el animal consume, por ejemplo, mezclados en su pienso. El objetivo es que el animal sea más fuerte y pueda modular mejor su sistema inmunológico. Así podrá prevenir enfermedades. El fin último es también la salud humana. Gracias a esto, los productos que comemos son más sanos».
Hay enfermedades que afectan de manera común a todas las especies. Salmonela, disentería, clostridium… «Tenemos aplicaciones postbióticas para todas las categorías animales. Rumiantes, porcino, avicultura…», puntualiza.
RUMBO A LA EXPANSIÓN INTERNACIONAL
«Siempre intentamos adaptarnos a las necesidades del mercado», reitera nuestro protagonista para acto seguido remarcar que Pentabiol produce unas 40 toneladas de postbióticos al mes. De cara a 2025, la firma anunciará una nueva inversión para dar el salto a las 70 toneladas. «También prevemos ampliar nuestras instalaciones con una nueva fábrica en Navarra», añade satisfecho por el crecimiento que ha experimentado la compañía a lo largo de esta última década. De hecho, ya exporta a países como Marruecos, México, Portugal y Holanda, y proyecta ampliar su abanico de destinos: «Próximamente, trataremos de expandirnos a Argelia, India, Japón y Colombia«.
Pentabiol produce 40 toneladas de postbióticos al mes, y en 2025 anunciará una nueva inversión para alcanzar las 70 toneladas.
Goyo incide en la importancia de aunar más y más experiencia para, después, aterrizar en el mercado. «El conocimiento científico no sirve de nada si no eres capaz de escalar a la industria. Queremos producir lo que investigamos. Y lo estamos consiguiendo», constata. Tanto es así que, gracias al conocimiento adquirido en esta última década, Pentabiol ha creado tres spin offs propias, cada una de ellas especializada en distintas líneas de trabajo relacionadas con la salud animal y la humana: Genbioma Aplicaciones, Pinpilinpauxa Koloreak y Biotecnología y Acuicultura.
«El conocimiento científico no sirve de nada si no eres capaz de escapar a la industria. Queremos producir lo que investigamos. Y lo estamos consiguiendo»
La primera de ella la conocemos bien. Nuestro encuentro con Josune Ayo, su CEO, nos descubrió las infinitas posibilidades que engloba el mundo científico. La firma comparte objetivo con Pentabiol, pero en lugar de enfocarse en la salud de animales de granja, se centra en la humana. En concreto, desarrolla probióticos y postbióticos para prevenir enfermedades como la diabetes o la obesidad.
Por su parte, Pinpilinpauxa Koloreak se dedica al desarrollo de postbióticos para el cuidado y mejora de la salud de las mascotas, mientras que la compañía Biotecnología y Acuicultura se especializa en la investigación y el diseño de aplicaciones preventivas para la producción en explotaciones de acuicultura, tanto de agua salada como dulce.
GENERAR PERFILES BIOQUÍMICOS
Durante el proceso de elaboración de un postbiótico, se analizan microorganismos en un laboratorio. Después, se seleccionan varios de ellos que parezcan tener «sinergias» entre sí. «Con procesos de fermentación, tanto en líquido como en sólido, los desectructuramos y los inactivamos con temperatura», explica Goyo. De esta manera, se generan nuevos perfiles bioquímicos. Para ilustrarlo con un ejemplo, nos traslada a la infancia…
Seguro que todos hemos jugado en alguna ocasión con los famosos muñequitos de Playmobil. Bomberos, policías, médicos, granjeros, cuidadores de zoos… Había de todo. A veces, si te ponías creativo, podías cogerle un brazo o una pierna a uno y ponerlo en el cuerpo de otro. «En Pentabiol hacemos algo parecido. Cogemos un elemento de un microorganismo, otro de otro… Y los combinamos. Los agrupamos y los hacemos crecer. Poco a poco, al ingerirlos, la microbiota se encarga de asimilarlos», detalla.
Algo fundamental en la composición de un postbiótico es la regulación de su pH. Al ingerir un alimento, el proceso digestivo comienza en la boca. «Se dice que hay que masticar mucho la comida, pero eso no es así. Lo que realmente importa es mantener el alimento en contacto con la saliva, que se encarga de descomponer el producto que tú has ingerido. Ahí empiezan a actuar nuestros primeros ácidos. Por eso es esencial el pH con el que se trabaja», aclara mientras paseamos por un gran laberinto de sistemas metálicos que actúan como fermentadores.
A sus 59 años, nuestro protagonista asegura que se siente «pleno». No ha dejado atrás aquella vocación por los animales que desde niño colmó su corazón. Y aunque le apasiona disfrutar del campo, rodeado de naturaleza, reconoce que trabajar entre laboratorios y almacenes elaborando productos para el bienestar animal también es «una partida de tetris bonita» y, sobre todo, «un sueño cumplido».
