Era un día soleado de junio de 2021. El ensordecedor ruido de las obras de una casa en Milagro marcó el primer encuentro entre Pablo Peña, un técnico burgalés de 39 años especializado en el prefabricado de hormigón, y Yonathan Sierra, un instalador de pladur de 41 años y afincado en Murchante.
«Fue un flechazo. Todavía recuerdo perfectamente aquel momento. Generalmente, en las obras se replantea con azulete, pero la de Yonathan era roja. Su cinta métrica también tenía los colores invertidos. En vez de predominar el amarillo con números salpicados en negro, la suya era negra con las cifras en blanco. Desde el principio me chocó y me llamó la atención», rememora el primero.
A partir de entonces, surgió una amistad entre ambos y comenzaron a colaborar en varias obras repartidas por el norte de España, mientras soñaban con dar forma a un proyecto juntos en el futuro. Hace cuatro meses, esa idea se hizo realidad con el nacimiento de Casas Qubo, la primera empresa de la Ribera navarra que fabrica viviendas industrializadas de hormigón.
«Pablo es un técnico increíble, y yo soy un enamorado de las obras. Entre los dos hemos generado una sinergia difícil de encontrar», remarca el tudelano, que en paralelo dirige su propia empresa de construcción, Sierra, desde hace veinticinco años.
Yonathan Sierra: «Pablo es un técnico increíble, y yo soy un enamorado de las obras. Entre los dos hemos generado una sinergia difícil de encontrar»
Los dos profesionales identificaron una oportunidad en el sector de la construcción con este nuevo tipo de viviendas, que se caracterizan por «ser diseñadas desde el minuto cero y fabricadas a medida según las necesidades del cliente». El proceso es «rápido y sencillo»: cimentar el terreno, colocar los paneles de hormigón con una grúa gigante, impermeabilizar, instalar las ventanas y montar el pladur. En este sentido, los fundadores de Qubo recomiendan este tipo de edificaciones «por la calidad de los materiales, su hermetismo, ahorro térmico, confort y plazos de ejecución, que pueden resolverse en un periodo de cuatro meses».
EL DISEÑO
Por ejemplo, la casa de Yonathan se diferencia por un diseño vanguardista que resalta entre las antiguas viviendas de Murchante de alrededor. «Al tener dos plantas, en un par de semanas estaba montada, pero la construcción de una pequeña puede estar lista en tres días», apunta Pablo, que compagina su labor en Qubo con otros proyectos como técnico.
Además, la estética de sus inmuebles los inspiró a la hora de elegir el nombre de la firma: «Las casas son cubos, con líneas rectas y muy minimalistas. Muchas personas le preguntaban a Yonathan si su casa era un cubo y así se quedó».
Por el momento, ya ha realizado proyectos en Navarra, La Rioja, País Vasco y Huesca, donde Sierra tiene experiencia, contactos y «una trayectoria que le avala». Y está operando en León, Valtierra y Beire, donde está edificando varias viviendas para clientes jóvenes: «Queremos hacer las cosas con calma, ser muy responsables y cumplir los plazos».
En esta incipiente andadura, Qubo se apoya en la plantilla de Sierra, integrada por dieciséis personas, y en las instalaciones que esta posee en el polígono La Barrena de Tudela. Eso sí, los impulsores de la iniciativa tienen muy claro que quieren disfrutar del proceso. «Muchas veces nos pedían recomendaciones de empresas de construcción, así que ya era hora de tomar las riendas nosotros», concluyen.