Esponjosos bizcochos de manzana y nata, de chocolate blanco y pistachos, integral de calabacín con jengibre, de zanahoria para diabéticos, tarta Sacher, de queso con mermelada de frutos rojos… así hasta llegar a la treintena de bizcochos y tartas sencillamente irresistibles, que Teresa Roig exhibe en el escaparate y mostrador de La Repostería, para deleite de la vista de paseantes y del gusto de los afortunados que traspasan sus puertas y se rinden ante la irresistible variedad. Cafés, tés, chocolates, zumos naturales y batidos de chocolate y fruta también naturales les acompañan.
Lugar perfecto para desayunar o merendar, su propietaria reconoce entre risas que lo que realmente le gusta “es estar cocinando mis tartas”. Y el resultado se nota como en la novela ‘Como agua para chocolate’, donde su protagonista Tita traspasa sus emociones a los comensales a través de los platillos que cocina. Teresa es feliz en su cocina y eso se siente al probar sus creaciones.
Cocinillas desde siempre, tiene muy claro que quiere vender solo lo que ella elabora. Insiste en este aspecto: “intento hacerlo todo yo, es lo que a la gente le gusta y es lo que me dicen la mayoría de los clientes, que se nota que es casero”, explica. Y es que su productos no llevan ningún tipo de conservante ni colorante artificial, son 100% artesanales.
La innovación, la búsqueda de nuevos sabores y la adaptación a peticiones de sus son una constante de Teresa en La Repostería. Poco a poco ha ido haciéndose su recetario, pero continuamente lo va modificando y ampliando, con recetas propias y otras adaptadas. Y cuando alguien le pregunta por ellas, amablemente explica su composición pero sin desvelar sus secretos: “ah no, mis recetas no”, dice una vez más entre risas.
“El otro día miré la carta y me di cuenta con sorpresa de lo que he cambiado la oferta desde que abrí en diciembre de 2016”, explica. Y añade: “esto es todo diferente, al principio no hacía la tarde de queso clásica (con base de galleta y mermelada) y ahora no puede faltar”.
En cuanto a las preferencias de la clientela, cada vez más numerosa y fiel, están los que van directamente a degustar la tarta de queso o el bizcocho de zanahoria. Estas son además las que más éxito tienen, aunque “la que más vuela es la tarta de zanahoria con el ‘frosting’ de queso, que desaparece en dos horas”.
Teresa incluso es capaz de ir variando sus recetas en función de los gustos y peticiones de sus asiduos. Aunque ella tiene sus propias preferencias: “las de queso son muy versátiles, por eso es de las que más voy probando”. Además de la clásica, prepara una de queso y Baileys, y otra de queso y canela.
También prueba nuevas recetas con todos los ingredientes integrales y con menos azúcar. Así que a su receta de zanahoria con especias, en la carta ha añadido el de calabacín con jengibre y otro de aguacate. “Son muy esponjosos y ya hay gente que viene específicamente a por ellos”.
“Así que tengo tres líneas de innovación”, concluye Teresa. Además de las tartas de queso y los bizcochos integrales, están los postres sin azúcar, aptos para diabéticos. “He estado una larga temporada buscando edulcorantes y por fin he conseguido uno que funciona muy bien”. Es consciente de que a los diabéticos (problemas médicos aparte) les gustan las cosas menos dulces, así que reconoce que le ha resultado difícil encontrar el punto. Entre otros, elabora bizcochos de zanahoria y de avellana y, cómo no, la tarta clásica de queso.
Además de probarlas en la Repostería, se puede encargar cualquier tarta para llevar y también las quiches saladas. Eso sí, para asegurarse, conviene hacerlo con un par de días de antelación. Teresa lo pone fácil, porque se puede hacer el pedido por teléfono, Facebook o Instagram.
EL ORIGEN
Teresa Roig siempre había querido montar un negocio por su cuenta y pese a no haber cumplido los 30, tenía bastante claro que quería que estuviera relacionado con la gastronomía y el turismo, que es lo que le gusta y para lo que ha estudiado. Durante bastante tiempo, estuvo dando vueltas a diferentes conceptos, hasta que dio con la fórmula más dulce. Como ella misma explica, “buscaba una idea viable, para hacerla yo sola, desde cero y sin casi experiencia”.
Pero Teresa, es una emprendedora lanzada que tiene muy claro lo que quiere y no asume más riesgos de los necesarios, a pesar de su ilusión, no se precipita. Así que una vez decidido el proyecto en el que embarcarse, se pasó casi dos años practicando sus recetas en casa, dándoselas a probar a su círculo más cercano y haciendo modificaciones. Pero sin descanso, porque entre la harina, azúcar y chocolate de sus tartas y bizcochos, empezó a buscar la ubicación ideal. Y lo encontró en la parte vieja de la ciudad, en la calle Zapatería, en el local ocupado hasta la fecha por otra emblemática pastelería de Pamplona, casualidades que tiene la vida. Y ya desde hace año y medio, se dedica junto con Vanya a servir en porciones esa ansiada felicidad que todos queremos.
Parece evidente que no nos conviene subestimar el potencial de una buena tarta o bizcocho. La vista nos atrapa y el gusto prescribe el veredicto final, su sabor tiene el poder de producirnos felicidad y evocarnos buenos recuerdos. Las recetas de Teresa Roig nos pueden endulzar hasta el alma. ¿Las probamos?