Paseaba por las calles de Viena con grandes obras bajo el brazo, no en vano, era uno de los más importantes directores de orquesta y de ópera de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Quienes lo escuchaban, caían rendidos a sus melodías populares, marchas, fanfarrias militares, acordes personales, armonías disonantes, cantos apasionados y desgarrados… Pero un judío convertido al catolicismo en la Austria y Alemania de comienzos de siglo no era lo más apreciado.
Gustav Mahler fue importante en su época, pero creció después de su muerte, acaecida en 1911. Hoy, es considerado uno de los más grandes y originales sinfonistas que ha dado la historia del género; más aún, uno de los músicos que anuncian y presagian en su obra todas las contradicciones que definirán el desarrollo del arte musical a lo largo del siglo XX. En su cabeza bullían versos como:
“¡Resucitarás, sí resucitarás, polvo mío, tras breve descanso!
¡Vida inmortal te dará quien te llamó!
¡Para volver a florecer has sido sembrado!”
UNA LOCURA EN BALUARTE
Tras más de un siglo de su fallecimiento, Mahler resucita en Baluarte. O más bien, lo resucitan un grupo de universitarios “por una buena causa”. O quizás lo más acertado sea decir que el mismo Mahler se resucitará al sonar su obra ‘Resurrección’ sobre el escenario de Baluarte, interpretada por más de 200 profesionales del canto y la música. La mezzosoprano María José Montiel y la soprano Carmen Solís encabezarán un elenco que culminará el Orfeón Donostiarra y la Orquesta Sinfónica de Aragón. Todos ellos, dirigidos por Íñigo Pírfano.
Los espectadores “no pueden imaginar la sensación que van a tener escuchando esta música. Van a salir renovados, con una sensación de esperanza, con una gran ilusión, con una gran sensación de paz, de armonía… Van a salir impresionados”, asegura María José Montiel.
Y semejante espectáculo, de la mano de estudiantes universitarios: “Me parece una locura total que un grupo de universitarios, con buena voluntad y el deseo de hacer realidad un proyecto de tanta potencia, sume fuerzas y haya hecho posible montar una obra tan compleja como la Segunda de Mahler con el Orfeón Donostiarra, con solistas de referencia internacional, la Orquesta Reino de Aragón… Confieso que recibí la noticia con cierto escepticismo optimista y la realidad ha superado con creces mis expectativas”, comenta Íñigo Pírfano.
En la misma línea, se expresa Carmen Solís, que también visitará Pamplona por esa buena causa: “Hoy en día, estamos acostumbrados a disfrutar del arte a través de una pantalla y se nos está olvidando lo que es sentir la música de verdad, el directo sin ningún tipo de filtro”. Y esa posibilidad tendremos en Baluarte con esa «sinfonía que, después de terminar de cantar, el corazón está a 140-150 pulsaciones, no solo el mío, sino el de todos los cantores”, asegura José Antonio Sáinz director del Orfeón Donostiarra desde hace 31 años.
NAVARRA, TIERRA DE MÚSICA Y SOLIDARIDAD
Toda esta magia se va a dar cita en Pamplona, porque un grupo de universitarios del Colegio Mayor Belagua se ha liado la manta a la cabeza: “Se espera poco de los jóvenes, pero hay que apostar y confiar en ellos, proponerles retos grandes”, remarca Juan Pablo Dabdoub, doctorando y parte de la organización del concierto. Por esto empezó, junto con un grupo de universitarios de este Colegio Mayor, lo que ha considerado “una auténtica locura” que va a reunir a casi “doscientos treinta artistas en escena” en lo que considera “una pieza muy difícil” de interpretar y que no siempre es posible encontrar en las programaciones musicales.
“Navarra es un pueblo muy musical, el navarro es un pueblo que canta, que lleva la música muy dentro. Cantar en Navarra es siempre un placer y tiene siempre un significado especial, porque es un pueblo muy abierto, muy cariñoso, que ama la música y la cultura. Es un grandísimo privilegio poder volver allí, con todo mi cariño y todo mi corazón”, asegura Montiel.
En el concierto, que tendrá lugar el domingo 3 de marzo y del que ya se pueden adquirir las entradas, colaboran numerosas empresas e instituciones, entre ellos VanityCapital, y los beneficios irán destinados a la Fundación Core, que trabaja por la integración de familias inmigrantes en Navarra. La directora de esta fundación, Isabel González, destaca la visibilidad que eventos como este dan a los problemas sociales que esta fundación atiende y agradece a los universitarios organizadores que “ayuden a ayudar”.
Un encuentro musical que no dejará indiferente a quienes lo vivan y escuchen en primera persona:
“Oh, créelo: ¡No has nacido en vano!
¡No has sufrido en vano!”
“¡Deja de temblar!
¡Prepárate para vivir!”.