El Gobierno de Navarra y el Ejecutivo central acordaron este miércoles suministrar “agua de calidad” a la Ribera mediante la construcción simultánea de dos tuberías en la segunda fase del Canal de Navarra. El acuerdo, “que prioriza la rentabilidad social y estratégica del proyecto”, se alcanzó durante la reunión de la comisión de seguimiento del Canal Navarra-Estado y en el Consejo de Administración de Canasa, según informó la presidenta de Navarra, María Chivite. Y el presupuesto será de 220 millones de euros, cinco menos de los que suponían otras de las alternativas planteadas.
“Llevar agua de calidad a la Ribera de Navarra es una prioridad de primer orden para el Gobierno que presido. El proyecto de la segunda fase del Canal ha estado en la hoja de ruta de este Ejecutivo foral desde los inicios. El acuerdo alcanzado entre ambas administraciones es un nuevo ejemplo de entendimiento y colaboración interinstitucional, que nos va a posibilitar abastecer de agua de boca de calidad a más de 70.000 habitantes de la Ribera y garantizar las necesidades de agua de riego e industrial, avanzando de este modo en el equilibrio territorial y en el desarrollo económico de la zona”, señaló Chivite.
En principio, la financiación es estatal en un 60 % y regional en un 40 %. Pero, durante su intervención, la presidenta remarcó que “el proyecto de la segunda fase del Canal de Navarra es susceptible de recibir ayudas del Plan de Reconstrucción Europeo”. Asimismo, incidió en su importancia de cara a adelantarse y poder mitigar posibles efectos del cambio climático, “uno de los mayores retos medioambientales”.
LA SEGUNDA FASE DEL CANAL
La segunda fase del Canal de Navarra conlleva la construcción de una infraestructura de transporte de unos 70 kilómetros de longitud, que permitirá el abastecimiento de agua de boca de calidad a más de 70.000 habitantes de la Ribera. A este respecto, cabe recordar que, “con cierta frecuencia, se detectan deficiencias en la aptitud del agua suministrada para consumo humano en la Ribera y que la misma viene derivada de la mala calidad del agua” de las fuentes de suministro provenientes del Ebro-Canal de Lodosa, canal Imperial y aguas de pozo, según los estudios elaborados por las empresas INTIA y Nilsa (2016). Asimismo, este proyecto posibilitará la puesta en riego de hasta 21.522 hectáreas.
María Chivite: “Este proyecto de la segunda fase del Canal de Navarra es susceptible de recibir ayudas del Plan de Reconstrucción Europeo”.
Además, se trata de un proyecto estratégico, según recoge el ‘Plan Reactivar Navarra 2020-2023’, así como la Estrategia de Especialización Inteligente de la Ribera. En este sentido, se han estudiado para la zona de la segunda fase del Canal de Navarra cuatro proyecciones regionalizadas en dos escenarios temporales a medio y largo plazo (2020-2060 y 2061-2100). Según el escenario más favorable, se espera que las precipitaciones desciendan un 3,6 % para 2060 y un 5,8% para 2100. Si se considera el escenario más desfavorable, el descenso sería de hasta un 5 % para 2060 y de un 10 % para 2100.
LA OPCIÓN ESCOGIDA
El estudio de alternativas para el proyecto de la segunda fase del Canal de Navarra, encargado por Canasa y realizado por la UTE Ingiopsia-Eptisa, planteaba diferentes opciones para llevar el agua a la Ribera: un canal de cielo abierto; tuberías a presión con diferentes trazados; dos tuberías construidas simultáneamente (sin decalaje); dos tuberías construidas primero una y posteriormente la segunda (con decalaje); y, finalmente, la construcción de una sola tubería.
Una vez analizados aspectos como el impacto sobre el medio y el territorio, la viabilidad socioeconómica o la viabilidad técnica, se optó por la opción de “dos tuberías sin decalaje”, priorizándose de este modo “la rentabilidad social y estratégica del proyecto”. Esta solución presenta “destacadas ventajas”, ya que conlleva un desarrollo más rápido de toda la zona regable de la segunda fase, al posibilitar desde un inicio la puesta en riego de hasta 21.522 hectáreas. Asimismo, permite realizar una planificación estratégica en el ámbito agrícola, industrial y de suministro urbano.
De igual modo, construir dos conducciones de manera simultánea producirá “una mayor garantía de suministro ante posibles averías o mantenimiento”. Este factor es “muy importante” tanto en el caso de los riegos como en los abastecimientos.
Otro aspecto destacable es la “menor afección” que se producirá desde el punto de vista medioambiental y arqueológico en el territorio al realizarse una única intervención en el mismo. De igual modo, los trabajos de recuperación paisajista y medioambiental serán “más acotados” en el tiempo.
REACCIÓN DE UAGN
“Desde UAGN estamos satisfechos con la construcción de la segunda fase del Canal de Navarra, porque se ha atendido una reivindicación histórica de la organización. Llevamos casi diez años denunciando de forma incansable la paralización de la segunda fase del Canal de Navarra y para nosotros es un acontecimiento muy significativo. Se trata de un proyecto fundamental para el sector agroalimentario que llevamos mucho tiempo esperando y también muy importante para el uso de agua de boca. Así mismo fomentará el equilibrio territorial y el desarrollo económico en la Ribera”, manifestó Félix Bariáin, presidente de UAGN.
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