Las ecoaldeas son pequeñas comunidades integradas por personas que desarrollan un modo de vida solidario y ecológico como vía para promover una sociedad más justa, ética e igualitaria. Son objetivos que comparten todos sus miembros y colaboran para conseguirlos con prácticas asamblearias, en algunos casos, o sistemas horizontales para la toma de decisiones, que buscan compartir experiencias e impulsar hábitos sostenibles en economía, sociedad, cultura y medio ambiente, siempre centradas en el cuidado de las personas y de la naturaleza.
Las ecoaldeas suelen asentarse en entornos rurales, tratan de ser autosuficientes y lo son en diversos aspectos, y sus actividades transcurren en armonía con la naturaleza. Existen unas 10.000 en todo el mundo, de las que dos –Lakabe y Arterra Bizimodu, situada en Artieda– se encuentran en Navarra. Ambas, y diez más, forman parte de la Red Ibérica de Ecoaldeas (RIE), creada en noviembre de 2001 ante la voluntad de conectar los diferentes proyectos existentes para poder apoyarse mutuamente.
La RIE celebra dos encuentros cada año: el invernal, dedicado a la reflexión interna y al que solo acuden representantes de las ecoaldeas que integran la red, y otro en verano, abierto a personas que, aunque no residan en comunidades de este tipo, estén interesadas en el modo de vida que en ellas se practica. El XXVII Encuentro de Verano, que acaba de celebrarse en Artieda organizado por Arterra Bizimodu, ha sido un éxito de convocatoria. La inscripción se cerró al llegar a las 200 personas para así posibilitar una mejor atención logística y tratar de que los talleres, al ser menos numerosos, fuesen más participativos.
Desde Arterra Bizimodu precisan que el objetivo del encuentro, cuyo lema era Tocando tierra. Propuestas comunitarias ante la crisis ecosocial, no era el de extraer conclusiones a partir de las experiencias debatidas en los talleres y charlas, sino exponer, de forma teórica y práctica, tanto el modelo social de las ecoaldeas como la forma de vivir acorde con cuatro dimensiones de la sostenibilidad -económica, social, cultural y medioambiental- a todos los niveles, desde el particular y local al global. Precisamente, ese fue uno de los temas por los que más se interesaron las personas asistentes (dos de los propósitos fundacionales de la RIE son la difusión del concepto de ecoaldea y asentamiento sustentable, y facilitar el acercamiento de las personas que desean apostar por estas formas de vida).
OTRAS FÓRMULAS ALTERNATIVAS
El carácter abierto del encuentro hizo que entre los participantes se encontraran representantes de modalidades residenciales alternativas, “gente que al igual que las ecoaldeas hace comunidad y trabaja en el territorio”, como el cohousing, que ofrece una vivienda independiente, con zonas y servicios comunes, o de las llamadas comunidades de cuidados, como la existente en Lumbier (El pueblo de los cuidados), una iniciativa que permite que las personas mayores elijan cómo quieren ser atendidas, sea en su propio domicilio o en una residencia. También acudieron integrantes de organizaciones ecologistas que, 40 años después del auge de los movimientos de acción directa, está integradas por una nueva generación que busca hacer cosas concretas por la sostenibilidad.
Las ecoaldeas impulsan hábitos sostenibles en los campos de la economía, la sociedad, la cultura y el medio ambiente
En definitiva, según la organización, el evento sirvió para comprobar que la fórmula de las ecoaldeas “tiene vida y tiene futuro”, porque su modelo de organización y vida sostenible es una respuesta eficaz a las incógnitas que plantea la actual “crisis ecosocial”, a la que hacía alusión el lema del encuentro. Ponen como ejemplo el hecho de que una de las actividades que se repite en los encuentros de verano, titulada Proyecto busca gente, gente busca proyecto, orientada a poner en contacto las ecoaldeas que desean acoger nuevos miembros con los interesados en formar parte de alguna de ellas, “es un espacio que siempre se llena”.
En este sentido, Arterra Bizimodu reivindica también su papel de altavoz inspirador para quienes aún forman parte del sistema económico imperante pero se muestran dispuestos a vivir de acuerdo con la idea de que “otro mundo no solo es posible, sino necesario”, tal y como indica el lema de la ecoaldea de Artieda. De esta forma, se pretende avanzar hacia la autosuficiencia y profundizar en otras economías basadas en el equilibrio entre lo personal y lo colectivo.
Finalmente, el carácter abierto del encuentro sirvió para demostrar que la voluntad de ser comunidades autosuficientes no hace de las ecoaldeas espacios aislados de su entorno territorial, cerradas al exterior, porque la vida conforme a los ciclos de la naturaleza “obliga a trabajar y convivir con los agentes del territorio en el que se asientan”. Por el contrario, el respeto y la interrelación con quienes residen en los alrededores es algo que caracteriza a las comunidades que se dieron cita en Artieda.
