martes, 16 abril 2024

Las empresas familiares, «flexibles» y «adaptables» ante el mercado global

La Cátedra de la Empresa Familiar de Navarra organizó este jueves un seminario sobre la internacionalización en este tipo de compañías, en el que participaron Daniel Antoñanzas, director gerente en Exkal, y Óscar Huarte, director general de Lizarte. Desde su propia experiencia, ambos directivos reflexionaron sobre las fortalezas de la empresa familiar en este ámbito. La cátedra nace de un convenio de colaboración suscrito en 2018 por la UPNA, el IEF, ADEFAN y Caja Rural de Navarra.


Pamplona - 20 noviembre, 2020 - 12:28

Óscar Huarte, de Lizarte, fue uno de los participantes en el seminario. (Fotos: Víctor Rodrigo)

La Cátedra de la Empresa Familiar de Navarra organizó este jueves un seminario sobre la internacionalización en este tipo de compañías, que contó con la participación de Daniel Antoñanzas, director gerente en Exkal, y Óscar Huarte, director general de Lizarte. Durante sus intervenciones, ambos directivos analizaron las peculiaridades que la empresa familiar tiene para salir al mercado internacional desde su propia experiencia. En concreto, «la flexibilidad» y la «adaptación al cambio» relucieron como las principales fortalezas. La cátedra nace de un convenio de colaboración suscrito en 2018 por la Universidad Pública de Navarra (UPNA), el Instituto de Empresa Familiar (IEF), la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar Navarra (ADEFAN) y Caja Rural de Navarra.

Daniel Antoñanzas (Exkal): «En 2008, las claves de éxito fueron el I+D+i y la internacionalización. Este sigue siendo el caso ahora, con el añadido que Europa nos va a dar 46.000 millones».

Lucía Garcés, profesora y miembro de la cátedra, presentó el seminario poniendo en valor la importancia de este proceso ante los retos que suponen la globalización y las crisis económicas: «Se ve la internacionalización como una solución. Y las empresas familiares, concretamente, la ven como una estrategia un tanto arriesgada, pero también como una continuidad para su proyecto».

Tras la presentación, Ana Lucía Caicedo, doctoranda de la cátedra, explicó mediante una serie de ejercicios las fortalezas y debilidades de una empresa familiar de cara a su internacionalización, y la «necesidad» que estas tienen de salir al exterior para incrementar su competitividad. “Prepararse para no tener resultados inmediatos, hacer un extenso análisis de aspectos económicos y jurídicos del mercado al que llegan, y, sobre todo, mantener la conexión familiar. Estas son las claves de éxito para este proceso tan arriesgado y positivo”, señaló Caicedo.

Durante su ponencia, Antoñanzas incidió en el contexto de la crisis sanitaria actual y en la importancia de la internacionalización y la innovación: «En la crisis de 2008, precisamente las claves de éxito fueron el I+D+i y la internacionalización. Ahora no solo sigue siendo este el caso, sino que Europa, además, nos va a dar 46.000 millones de euros para que avancemos hacia un camino sostenible, inclusivo y digital».

Así, el director gerente de Exkal animó a los presentes a emprender en esta dirección. En el caso de Exkal, estas guías se concretan en la innovación para reducir el desperdicio de comida en la cadena alimentaria. «Nuestra aportación nace de la conciencia de que somos parte de la cadena de distribución, donde el 30 % de los alimentos se pierden. Nos centramos en soluciones para disminuir este porcentaje», explicó.

Antoñanzas realzó la "flexibilidad" de las empresas familiares como fortaleza en el mercado internacional.

Antoñanzas realzó la «flexibilidad» de las empresas familiares como fortaleza en el mercado internacional.

Exkal facturó el año pasado 135 millones de euros, y tiene presencia en muchos países de Europa. También en Chile, México y China. La entrada en el país asiático cobró especial importancia en la presentación de Antoñanzas.

«Cuando vas a China y pides financiación, no te hacen caso si no eres nacional. No obstante, Exkal cuenta en la actualidad con financiación china por sus sellos de innovación, porque son evidencia de que vas al país a desarrollar tecnología. Y eso les interesa», apuntó. Por último, incidió en la importancia del análisis y la «flexibilidad, un rasgo propio de las empresas familiares», para una internacionalización exitosa. 

Por su parte, Huarte quiso ofrecer una visión lo más minuciosa posible a los alumnos para que conocieran mejor los aspectos a tener en cuenta a la hora de gestionar esta clase de iniciativas. Por eso, desgranó los entresijos de distintos proyectos de internacionalización llevados a cabo por Lizarte en Francia y Alemania, que consideró «exitosos»; en Brasil y Estados Unidos, que definió como «intentos»; y en India y Rusia, que catalogó como «fracasos».

Óscar Huarte (Lizarte): «Durante el confinamiento, escuché mucho que había que internacionalizarse. Pero de concebirlo a hacerlo, hay tela. Porque tienes que adaptar toda tu empresa al país, desde los procesos hasta el idioma«.

Y lo hizo para mostrar a continuación la gran trayectoria en internacionalización que está desarrollando la compañía. De hecho, en 2010 solo el 20 % de sus ventas procedía de países extranjeros. Este año, el porcentaje ya alcanza el 68 %. Sin duda, la firma ha ganado en competitividad: «La internacionalización sirve para ponerte en tu lugar en términos competitivos, y también es un gran estímulo de mejora continua». En este sentido, la «adaptación al cambio» es una fortaleza de las empresas familiares de cara al mercado internacional.

Para el director general de Lizarte, esta evolución supone realizar un «trabajo de hormiguita», minucioso y continuado: «Durante el confinamiento, escuché mucho que había que internacionalizarse. Pero de concebirlo a hacerlo, hay tela. Lógicamente, tienes que adaptar toda tu empresa al país, desde los procesos hasta el idioma». En esta línea, destacó la importancia de hablar el idioma local. Por ejemplo, él mismo aprendió portugués tras cuatro meses de clases intensivas.

EL CAPITAL HUMANO

La sesión finalizó con un debate sobre la importancia del capital humano. Huarte reflexionó que la democratización de la tecnología ha realzado su relevancia dentro de la empresa: «La diferencia fundamental en el valor que aportas está en tus trabajadores. Es capital que tengan aptitudes y, sobre todo, actitud. Deben comprometerse no solo con la empresa, sino también con los compañeros. Todos tenemos que ir a una para garantizar el futuro». 

Antoñanzas coincidió en que la tecnología y la llegada de la industria 4.0 han vuelto a poner a la persona en el centro de las operaciones de una compañía. «Por eso, en Exkal valoramos el compromiso, la capacidad de autoaprender y la fiabilidad», matizó. 

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