Lydia Delgado es uno de los nombres más respetados de la moda de nuestro país. La diseñadora ha sido testigo del cambio del paradigma de nuestra moda: de un sistema casi artesanal a uno donde manda el imperio Inditex y las redes sociales. Pero ella sigue defendiendo un universo romántico, femenino y mágico donde la belleza y el color tienen un peso fundamental. Convertida para algunos en la madre de la artista e influencer Miranda Makaroff, Delgado disfruta de esta situación que no hace sino enriquecerla, como las redes sociales, un mundo en el que disfruta descubriendo nuevos artistas y propuestas creativa. Eso sí, ella tiene claro una cosa: si hubiera que fabricar por objetivos, este no sería su mundo.
Para ti el color es fundamental, ¿verdad?
Me encanta combinar colores, es algo visceral, me lo pide el cuerpo. Busco en mis diseños y dibujos el equilibrio del color, que trabajen entre ellos.
Eres diseñadora, pintora… ¿Cómo deberíamos definirte?
Yo creo que hago lo que puedo, básicamente, pero es verdad que al final acabas atendiendo a lo que te dicen los demás y te lo tienes que creer y potenciarlo. Cuando me dicen que soy una artista completa digo que es verdad, pero yo me veo muy normal. Lo que sí que es cierto es que cuando veo mi trabajo en general veo un mundo lúdico, de color. Siempre me imagino mi ropa en movimiento, en escenas placenteras para mí, situaciones idílicas que me gustan y con esa ropa y mis cuadros logro viajar a esos mundos. Es un lugar de magia.
Eres una de nuestras diseñadoras más románticas, ¿cómo interpretas a la mujer?
Me gusta potenciar a la persona, convertirla en un personaje y hacerla entrar en mi mundo que es, como decía, lúdico, placentero y lleno de ilusión. La ropa es un estímulo para la vida, es decir, te acompaña y te convierte en alguien especial y diferente. Yo conecto con personas que quieren ser un poco distintas al resto, y la verdad es que hay bastantes que piensan así, personas que les motiva y se divierten vistiéndose.
Has sido testigo de la moda desde los años 80, ¿cómo ha cambiado?
Me considero muy observadora y vivo en un mundo muy personal donde me lo monto a mi aire, por eso lo que sucede alrededor no me influye en exceso. Yo me divierto más ahora que antes, me parece todo mucho más entretenido e, incluso más creativo. Además, hay más personas que tienen acceso a él y es que hay mucha gente con mucha gracia, y no solo con la ropa. Eso sí, antes éramos cuatro y ahora somos cuatrocientos, y eso sí que ha sido un cambio bestial. A mí me gusta hacer ropa con delicadeza, no me gusta trabajar con un objetivo cerrado y con grandes cantidades. Si tuviera que producir así, no estaría en esto. Para mí si no tiene alma, no me interesa.
Las redes sociales han abierto, por otra parte, todo un mundo.
Para mí son todo ahora mismo. Es que hay veces que veo cosas preciosas en las redes sociales y ni si quiera esas personas tienen que saber de moda. La creatividad está ahí. Por esto ha cambiado el mundo. La gente sigue haciendo desfiles, pero ya no son necesarios… o por lo menos yo lo veo así.
En 2010 abandonaste las pasarelas. ¿No te vamos a volver a ver por ahí?
¡No vuelvo ni muerta! Digo a todo que sí menos a eso. Lo pasaba fatal cuando organizaba los desfiles… quizás ahora no lo pasaría tan mal, pero no pienso en volver.
Eres una gran defensora de la sostenibilidad en la moda.
La sostenibilidad la defiendo en todas partes, desde que tengo uso de razón. Intento emplear el mínimo plástico y el mínimo papel. Por eso trabajo con producciones pequeñas, para intentar molestar lo mínimo y eso que a veces cuesta conseguirlo.
Colaboras con tu hija, Miranda Makaroff, en la línea Miranda for Lydia, ¿cómo es esa colaboración?
Nos vemos de vez en cuando y trabajamos tranquilamente… empezamos de aquella manera y al final se ha convertido en algo que nos va muy bien.
¿Has pasado a ser la madre de Miranda Makaroff?
¡Absolutamente! Y me encanta, la verdad. De hecho a veces hasta me regodeo un poco.
Madonna sigue en redes sociales a Miranda, ¿veremos a la cantante alguna vez con algo tuyo?
En esta vida todo es posible. Y puede ser que sea con algo mío o de Miranda for Lydia, por qué no.
Reportaje para VanityCapital de José Luis Díez-Garde.