Hoy, escaladores de la talla de Alberto Iñurrategi, décimo en coronar los catorce ochomiles, visten sus calcetines, que se exportan a más de sesenta países. Pero hace unos quince años, cuando la planta actualmente situada en la entrada de Etxalar aún no se había levantado, las máquinas de coser se encontraban en un “pequeña casita del pueblo”, enclavada en frente de la factoría. Incluso las prendas también se confeccionaban “en los bajos de algunas viviendas” y una casa hacía las veces de almacén. “Los vecinos iban allí a buscar lo necesario”, rememora para Capital Sport la directora de Producto y jefa de Compras de Lorpen, Miren Olaetxea.
“La empresa fue impulsada por siete vecinos del pueblo que querían emprender”
En esa fábrica aún sin rotular, ubicada entre montañas y dos ríos, se tejen unos de los calcetines técnicos de montaña más reconocidos a nivel internacional. De hecho, los diseños de Lorpen prácticamente han pisado los cinco continentes: “La idea fue impulsada por siete vecinos del pueblo que querían emprender. Crearon una cooperativa hace treinta y siete años e, inicialmente, empezaron a fabricar calcetines para uso diario. El negocio fue bien y el taller comenzó a evolucionar”, relata Olaetxea.
De hecho, Lorpen, firma perteneciente a Ternua Group desde 2014, produce cerca de 14.000 pares de calcetines a la semana y cuenta con cincuenta empleados: “El 70 % somos locales, habitantes del mismo Etxalar. Es una fuente de ingresos importante para el pueblo”.
La directora de Producto y jefa de Compras es, además, una de las numerosas mujeres que cada mañana se acercan en bicicleta o a pie hasta la factoría para trabajar. “El 75 % de la plantilla somos mujeres y estamos en todos los roles, desde la fábrica hasta la dirección”, constata con orgullo.
DOS PREMIOS INTERNACIONALES
Loreak Mendian, Ternua, Astore y Ternua Workwear son las otras tres marcas que conforman el grupo, que en 2024 celebrará su vigesimoquinto aniversario. “En Etxalar, sobre todo, hacemos calcetines. Y, hace un par de años, comenzamos a confeccionar unas camisetas de Ternua que forman parte de un proyecto muy especial”.
“El 75 % de la plantilla somos mujeres y estamos en todos los roles, desde la fábrica hasta la dirección”
Tanto es así que dos de los artículos fabricados en la planta navarra fueron galardonados en los Ispo Awards 2022, conocidos como los ‘Oscar’ del deporte: “En concreto, fueron unos calcetines biodegradables hechos de poliéster, con residuos de botellas de plástico, y una camiseta elaborada con redes de pesca”.
La composición de la camiseta con la que ganaron el reconocimiento contiene un 97 % de poliamida. Primero derriten las redes con calor, lo que da como resultado una fibra cruda que se vuelve a fundir. El material se extrude en una máquina y, finalmente, los filamentos resultantes se tiñen, se engruesan y se enconan para coser.
Además, la camiseta es la primera prenda del continente que lleva un tratamiento antibacterias procedente de la menta. “Es un aceite esencial que se aplica en el proceso de acabado y no lleva metales raros. Es mucho más sostenible, ya que no desprende nada contaminante”, especifica Olaetxea.
LA INTERNACIONALIZACIÓN
El proceso de fabricación de las prendas se divide en tres partes. Tras validar el diseño, se pasan a la sala de tejido. Allí, las protagonistas son unas máquinas tejedoras de unos tres metros de altura, que en su parte superior cuentan con conos de hilo. Estos surten a las agujas mientras cosen al unísono calcetín tras calcetín.
El siguiente espacio es el de acabado: “A algunos calcetines les cosemos la puntera a mano. También se lavan, se secan para que encojan y se comprueba que no tengan ningún desperfecto”. La tercera parte del proceso es el empaquetado. “Se embalan también con materiales reciclables y se preparan para enviar a tienda en cajas de cartón”.
Los paquetes llenos de calcetines se guardan en otra habitación que, ordenados en estanterías metálicas, esperan para ser trasladados al almacén logístico de Ternua Group, situado en Arrasate (Gipuzkoa). Desde allí se distribuyen al resto del mundo. “Exportamos a alrededor de sesenta países: Australia; Nepal; Chile, que ahora mismo es un mercado importante; a Norte América; a toda Europa; cada vez estamos logrando más fuerza en Asia y África…”, enumera.
“Exportamos a países como Australia, Nepal y Chile; a Norteamérica; a Europa; a África…”
Olaetxea cuenta que, desde sus inicios y gracias a un programa del Gobierno de Navarra, la empresa se internacionalizó y supo posicionarse en el mercado. “Éramos una de las pocas marcas que existían especializadas en calcetines técnicos de montaña. Y ahora somos una de las cinco mejores del mundo desde este pueblo de 800 personas. ¡Es una pasada!”, pone en valor.
Trabajar en un entorno rodeado de naturaleza también otorga un valor diferencial a su cadena de producción: “Intentamos ser coherentes entre nuestra forma de vida, de trabajo y los productos que elaboramos”. Es más, la compañía cuenta con su propia depuradora: “Lo mejor es no usar tratamientos. Y en el 98 % de las prendas no lo hacemos. Pero, si toca, lo hacemos bien y con respeto al medio ambiente”.
Sobre esta premisa, hace dos meses que Lorpen comenzó a colaborar con varias empresas de automoción. La factoría de Etxalar les cede los residuos textiles y los productos defectuosos desechados en su taller con el fin de darles una segunda vida. “Lo comenzamos a enviar a esta industria y se emplean para hacer aislamientos de coches”, concreta.
De cara al futuro, la firma trabaja en el lanzamiento de otra iniciativa centrada en la economía circular: “Vamos a sacar un proyecto especial con motivo del aniversario, desarrollado a través de un proceso de ‘prenda a prenda’. Son artículos fabricados de poliéster que se reconvierten en calcetines”. Una acción de marca en la que también contarán la historia del pueblo. “Por aquí pasan dos ríos, cuyos cauces terminan confluyendo. Y así representamos cómo todo se une y sigue avanzando”.
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