jueves, 12 diciembre 2024

Los emprendedores sobre todo fracasan y otras verdades (des)conocidas

Roberto Díez, CEO de Ikan Biotech; Ignacio Aramendia, socio de Bioeder Technology; y Alfonso Antoñanzas, CEO de Exposición y Conservación de Alimentos (Exkal) explican por qué para innovar es más importante saber corregir sobre la marcha que no equivocarse


Pamplona - 21 febrero, 2019 - 06:00

Alfonso Antoñanzas, Ignacio Aramendía y Roberto Díaz, en el DayOne Innovation Summit de CaixaBank.

La entrega de la XII Edición de los Premios Emprendedores XXI en el DayOne Innovation Summit de Pamplona reunió en el Planetario de Pamplona la semana pasada a la flor y nata de la innovación empresarial navarra. El evento, organizado por CaixaBank, contó con pesos pesados de la economía foral, entre ellos al vicepresidente Manu Ayerdi, y reconoció a Beeplanet Factory como empresa ganadora de 2019. Naturalmente, todo fueron alegrías, networking, buenas caras y parabienes. Sin embargo, media hora antes de la entrega de galardones, cuando la tensión de los participantes iba en aumento, la organización reservó un hueco para una mesa redonda en la que tres emprendedores de éxito contaron una verdad muchas veces escondida: el fracaso es el reverso del emprendimiento, mucho más habitual que su hermano el éxito, especialmente si las empresas tienen la innovación impresa en su ADN. Ellos evidencian en primera persona que para triunfar hay que fracasar antes.emprendedores2

Frente a las retóricas triunfalistas pronunciadas por gurús exóticos que animan a salir de la zona de confort como solución para casi todo, los datos son tozudos: el 55% de las startups puestas en marcha en 2017 fracasó. Aunque hay una luz al final del túnel -en 2016 el porcentaje fue del 62%-, los datos de Spain Startup son claros, y eso que se dedica a organizar el South Summit, el evento de referencia para emprendedores en España.

Roberto Díez, CEO de Ikan Biotech; Ignacio Aramendia, socio de Bioeder Technology; y Alfonso Antoñanzas, CEO de Exposición y Conservación de Alimentos (Exkal) aportaron su experiencia de que los caminos del emprendimiento no son nada fáciles. Para Roberto Díez, “todos tenemos un fracaso en la vida. El éxito es reaccionar a tiempo”.  En su opinión, la mente del emprendedor debe funcionar en clave acción-reacción, o lo que es lo mismo, éxito-fracaso-solución. Reconoce que en su caso todavía no han tenido un fracaso sonado como empresa “pero lo vamos a tener, seguro. Hay que estar preparado para reaccionar. Tienes que caerte y volverte a levantar”.

Roberto Díez (Ikan Biotech): “Todos tenemos un fracaso en la vida. El éxito es reaccionar a tiempo”.

Asegura que culturalmente “estamos más preparados para el éxito”. Desde luego, es su caso: ganaron el premio Emprendedor XXI el año pasado. Fueron nombrados mejor empresa de España en biotecnología en 2015. Los 14 profesionales que componen Ikan Biotech están especializados en fármacos a pequeña escala, pero manejan un proyecto europeo de 2 millones. Investigan tratamientos contra el cáncer en el pez cebra.

“Los de los peces, nos llaman”, reconoció entre risas, y apunta a que “plasmar ideas locas en un plan de negocio es una locura. No podía ser otra cosa. No es un camino de rosas”. Su recomendación es elegir a los compañeros de viaje adecuados, reivindicarnos a nosotros mismos. Montar una empresa es para aplaudir. Hay que luchar contra los miedos. No suelen ser muchos, porque si son muchos no emprendes”.

Ignacio Aramendia, socio de Bioeder Technology, niega la mayor: “No tenemos fracasos, tenemos errores, tropiezos, desilusiones”. Es de los que prefiere ver el vaso medio lleno: “A todos nos gusta lo bueno, lo rico, el chuletón. Pero nos puede salir un vino picado. Habrá que pedir otro, a ser posible no repetir de la misma marca”. Y su recomendación para los que empiezan es clara: Que salgan del armario. Dejar de llamaros emprendedores y llamaros empresarios. Es un valor en alza, los necesitamos. Hay que rodearse de buenos compañeros de viaje”.

Ignacio Aramendía (Bioeder Technology): “No tenemos fracasos, tenemos errores, tropiezos, desilusiones”.

Su empresa fabrica una proteína de suero bioactiva que incrementa la calidad nutricional de diversos alimentos, como leches infantiles. Llevan desde 2014 en la brecha y en estos momentos están desarrollando 5 productos, con los que prevén generar 50 puestos de trabajo. “Ahora somos 5 trabajadores, y nuestro secreto es la alta motivación, las ganas de hacer este proyecto en Navarra, con gente de aquí, salida de la Universidad Pública. Con una mirada pensamos igual, eso es el éxito. Miramos todos en la misma dirección”. Tiene claro que el éxito debe ser más una esperanza que una realidad, porque en cuanto te lo crees, lo pierdes.

Alfonso Antoñanzas, CEO de Exposición y Conservación de Alimentos (Excal), aportó la visión a largo plazo que le da su experiencia dilatada: “Dicen que el fracaso es imprescindible, a mí me hubiera gustado no fracasar y aprender de los de los demás. Lo asumo con tranquilidad”, comentó. Su consejo parece sencillo, pero esconde una gran verdad: “Tienes que saber que si te arriesgas siempre estás en la situación de volverte a equivocar. Hay que tener robustez en la empresa para aguantar. Ser segurola también hace perder oportunidades. Dedícate a tu fortaleza, a lo que sabes hacer, y confía en tu equipo”.

Aunque prefiere compartir vivencias que dar consejos, indica que la innovación “es algo muy emocional. Combinar eso con lo racional, analítico, es complicado, pero hay que vivir ese tránsito. Pasar algunas noches pensándolo. Porque lo siguiente es convertirte en empresario y pasas al lado oscuro. Confía. Fracasa, que te engañen, no pasa nada. Sigue en tu idea”.

Alfonso Antoñanzas (Excal): “Dicen que el fracaso es imprescindible, a mí me hubiera gustado no fracasar y aprender de los de los demás”.

Con su receta, maneja una empresa de refrigeración industrial presente en 6 comunidades y 5 países, donde trabajan más de 100 profesionales y factura 127 millones. Una empresa declara de interés foral y presente entre las 500 que más innovan.

“Nuestro objetivo es la sostenibilidad. Trasladar la idea a tu equipo y a tus clientes. Hacer un mundo mejor, un futuro más razonable”, explica más filosófico, y abunda en que “el éxito viene todos los días si llevas tu barco en la dirección que quieres”.

Exagera al contar “tantos fracasos que no sé por dónde empezar”, pero coincide con sus compañeros en que saber levantarse tras las caídas y recomenzar lleno de energía es, junto con saber rodearse de un buen equipo en el que se sepa -y se pueda- delegar son las dos claves de la longevidad de las startups.

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