El expolítico Santiago Cervera fundó hace 6 años la consultora Healthy Numbers, que asesora a empresas para ayudar en los procesos de innovación sanitaria. Su experiencia como gestor en diferentes administraciones le otorga un gran conocimiento del mercado sanitario, “un entorno muy regulado, que puede generar barreras e impedimentos a la innovación”, apunta. Desde el punto de vista sanitario, dos son las áreas que concentran mayor inversión en innovación: la farmacéutica y la tecnológica.
Cervera asegura que la ayuda de Healthy Numbers se centra en “perfeccionar la propuesta de valor” de la innovación, siempre con la vista puesta en el “interés común”: “Trabajamos con los principios del sistema nacional de salud, que todos compartimos, para hacerlo más razonable y sostenible”, asegura. De su etapa en la política le queda ese afán por proteger una de las joyas del Estado de bienestar que es la sanidad pública, pero también la conciencia clara de que la constricción económica, presupuestaria, de las administraciones es una de las grandes barreras a la innovación sanitaria, que es un campo que exige grandes cantidades de tiempo y dinero para desarrollar propuestas que encajen en los exigentes estándares de la regulación pública. En Navarra, el IdISNA se coloca en esa vanguardia.
En el campo de la investigación farmacéutica, su trabajo está muy orientado en la actualidad a los tratamientos biológicos, que son “la gran revolución en la medicina”, en su opinión. Se diferencian de los tradicionales, que tienen su origen en la síntesis química de compuestos, como el paracetamol, por ejemplo, en que son “mucho más específicos de cara a la enfermedad”, asegura Cervera.
Santiago Cervera: “Los medicamentos biológicos son mucho más específicos y efectivos, pero también mucho más costosos”.
Estos medicamentos biológicos son cultivos de anticuerpos monoclonales. “Son moléculas mucho más complejas, que no pueden producirse por síntesis química, sino por cultivos celulares”, explica, y están “específicamente diseñados para incidir en el punto que hay que atacar a una enfermedad”.
Los últimos desarrollos incluyen remedios para dolencias tan habituales como la migraña, que además afectan mucho a la calidad de vida de los pacientes. “El medicamento biológico está diseñado específicamente para atacar un punto concreto que funciona mal en la fisiología humana”, una “enorme ventaja” para otras dolencias como la enfermedad de Crohn o el cáncer de mama, que pueden ser controladas a través de tratamientos con muchos menos efectos secundarios. “Son mucho más específicos y efectivos, pero también mucho más costosos”, reconoce Cervera, que trabaja para introducirlos en el sistema sanitario español, de carácter fundamentalmente público.
LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA ES DIGITAL
Pero si en materia farmacéutica la innovación resulta crucial, el campo de las nuevas tecnologías no va a la zaga: “En salud digital se abre un horizonte impresionante. Igual que cualquier otro sector económico: banca, turismo, transporte urbano… el presente y el futuro están marcados por la digitalización”, indica el CEO de Healthy Numbers. Su trabajo en este campo se centra en buscar productos que ya funcionan en otros países y tratar de importarlos a España. “Por ejemplo un dispositivo que hace un electrocardiograma con el teléfono móvil. Se llama Kardia, y es de la compañía AliveCor, una empresa de San Francisco”. Su trabajo consiste en importarlo junto con casos de uso que pueden mejorar los servicios y disminuir los costes sanitarios.
También están detrás del primer estudio en España sobre retinopatía diabética mediante el análisis de una retinografía. “Es un sistema algorítmico, y consiste en analizar mediante un sistema de cloud computing una fotografía del fondo de ojo del paciente”, apunta Cervera, que también asegura que “diagnostica con mayor fiabilidad incluso que el médico”. Es un producto diseñado por una empresa norteamericana llamada IDX. En España, concretamente en Valencia, han llevado a cabo el primer estudio clínico de efectividad y de coste-efectividad, que según sus conclusiones “puede generar importantes ahorros para el sistema sanitario”.
Ya existen dispositivos que realizan electrocardiogramas con el teléfono móvil y se estudia la retinopatía diabética mediante el análisis algorítmico de una retinografía.
“Seleccionamos lo que creemos que tiene interés, porque es cierto que en el campo de la innovación hay muchas ocurrencias también; tratamos de diferenciar lo interesante y disruptivo, que puede generar cambios radicales en la manera de hacer las cosas”. Por eso, en su opinión es “artificial la disquisición entre lo público y lo privado”. “El Sistema nacional de salud siempre ha tenido proveedores privados, y los seguirá teniendo: compañías farmacéuticas y proveedores de tecnología que se basan en la investigación aplicada, la innovación”.
Cita el ejemplo de las migrañas, que afectan a 4 millones de españoles, “la mayoría mujeres”, que sufren en muchos casos una incapacidad para llevar una vida normal. “Hay que intentar que el sistema nacional de salud sepa de los beneficios de estas innovaciones. Cómo emplearlas sin comprometer la sostenibilidad ni la equidad del sistema”.
Al respecto, cita los medicamentos biosimilares, que son biológicos que ya han perdido la patente y permiten “alta capacidad resolutiva a precios muy inferiores”. Eso sí, advierte de que la innovación presenta también amenazas, especialmente de países con una tradición de innovación digital, como Corea: “Antes solo investigaban en salud Europa, EEUU y Japón, pero ahora el mapa está cambiando”, advierte. Samsung tiene una división de medicamentos biológicos que utiliza metodologías aprendidas en la electrónica de consum: “Plazos, procedimientos, calidad… un knowhow muy importante. Y ya se venden en España bajo otras marcas. Nos dan lecciones de extraordinaria calidad con plazos de producción y puesta en el mercado tremendamente ajustados”, advierte.