miércoles, 11 diciembre 2024

Los vendedores de la Taconera, obligados a montar sus puestos tras no renovarse el contrato con Zunzarren

En 2023, los comerciantes demandaron algunas mejoras importantes en las pérgolas instaladas por la empresa navarra tras la correspondiente adjudicación municipal, pero valoraron de forma positiva la idea de unificar los puestos y mejorar su imagen. Este año, el Ayuntamiento de Pamplona ha optado por no renovar el contrato con Zunzarren, lo que ha provocado que se hayan visto abocados a instalarse con sus propios medios. Una medida que la mayoría de los vendedores consultados por este medio definen "como un paso atrás", aunque al mismo tiempo aplauden que el Consistorio haya vuelto a colocarles en dos hileras enfrentadas.


Pamplona - 10 julio, 2024 - 00:23

Los vendedores han tenido que montar los puestos con sus propios medios. (Fotos: Sergio Martín)

Las cubiertas de los puestos, que se extienden por el entorno de la Taconera, ya no trazan una línea dentada y regular en el horizonte, pintada de un blanco homogéneo. No hay rastro alguno de las estructuras que Eventos Zunzarren instaló el año pasado en Sanfermines, tras la correspondiente adjudicación por parte del Ayuntamiento de Pamplona, con el fin de unificar la estética de los stands. Un contrato sin coste para el Consistorio, cuya vigencia era anual pero que incluía la posibilidad de tres prórrogas.

Hakim Farrag: “Los ‘stands’ del año pasado eran mejores, pero no se gestionaron bien y hubo muchos problemas. Se equivocaron, sobre todo en la calle principal”

Los comerciantes y artesanos han vuelto a dar forma a los puestos con sus propias estructuras, lonas y plásticos. Un regreso al pasado que, para la mayoría de los vendedores consultados por Navarra Capital, supone “un paso atrás” y ha generado un evidente descontento. Y eso que el sistema implantado en 2023 también tenía, a su juicio, algunas carencias significativas.

Por ejemplo, los precios fijados para el alquiler de las carpas, que debían sumarse al abonado por ejercer la venta ambulante; la falta de una visera para protegerles del sol y la lluvia, así como de tarimas para aislarles en caso de fuertes tormentas; la disposición en una única hilera en lugar de dos enfrentadas…

Este año, el Consistorio ha concedido 95 licencias, quince menos de las contabilizadas en 2023: 51 en la Taconera, 44 en el Bosquecillo y cinco en diferentes puntos de la ciudad. “Cada persona adjudicataria deberá instalar su propio puesto de venta dentro del espacio que se le asigne, que tendrá unas dimensiones máximas de 4 x 2,5 metros para los del parque de la Taconera y el Bosquecillo”, advirtió el Ayuntamiento de la capital navarra en el condicionado de adjudicación.

“Los stands del año pasado eran mejores, pero no se gestionaron bien y hubo muchos problemas. Se equivocaron, sobre todo en la calle principal. Estaba recién arreglada y no la habían preparado para nosotros. El terreno estaba algo inclinado hacia el centro y, al colocar ahí los puestos, el agua se quedaba justo debajo. Como era la primera vez, hay que entender que surgieran imprevistos. El problema es que muchos compañeros se quejaron. Pero la estética actual luce menos profesional y parece un mercadillo callejero”, destaca Hakim Farrag, vendedor de artesanía egipcia. 

José Luis Fernández: “(Las pérgolas) eran más grandes, y montar la estructura solo me cuesta mucho. Con la lluvia y el viento, siempre es más seguro el ‘stand'”

Además, este comerciante critica el método de adjudicación de los puestos: “El Ayuntamiento tiene que ceder un poco con las tarifas (el precio mínimo de la oferta es de 300 euros en la Taconera y el Bosquecillo y de 2.000 para los cinco puestos de productos típicos). No nos aplica el precio estipulado para el metro cuadrado, sino que recurre a una subasta. Y eso provoca enemistad entre compañeros. No es normal, se aprovecha de nuestra necesidad”. 

Unos metros más adelante se encuentra José Luis Fernández, un argentino septuagenario que visita los Sanfermines desde 1980. Él también apuesta por volver al sistema de 2023. “(Las pérgolas) eran más grandes, y montar la estructura solo me cuesta mucho. Con la lluvia y el viento, siempre es más seguro el stand. Prefiero pagar el importe que valía y estar más cómodo”, subraya.

Sandra Martínez: “El cambio es un retroceso, pero hemos logrado un avance al conseguir que nos sitúen en dos hileras”

En esa línea, Sandra Martínez considera igualmente que el cambio es “un retroceso”, pero pone en valor que la disposición de los puestos ha mejorado de forma notable: “Hemos logrado un avance al conseguir que nos sitúen como pedimos, en dos hileras”.

Eso sí, coincide con Fernández en las dificultades que sufre para instalarse. “Muchos ya no tenemos edad para estar desmontando y montando hierros, preferimos abonar el precio de la caseta y que nos den los stands en condiciones”, apostilla.

Izaskun Mindeguia: “Los ‘stands’ lo hacen todo más monótono, y el espacio parece un centro comercial”

Sin embargo, hay quienes discrepan de esta opinión generalizada. Izaskun Mindeguia, donostiarra afincada en Málaga, prefiere el sistema tradicional “por comodidad y por visibilidad del cliente”. Según ella, la disposición de 2023 provocó un descenso de las ventas, fruto de “una mala decisión”, así como la renuncia de muchos comerciantes a solicitar un puesto. “Los stands lo hacen todo más monótono, y el espacio parece un centro comercial. Así es mejor porque cada uno lo decora como quiere. Si no, pierde la esencia”, concluye. 

UN PROYECTO “AUTOSUFICIENTE” QUE NO PROSPERÓ

Pero incluso antes de que Zunzarren unificara el diseño de los puestos, ya hubo un colectivo que trató de implantar un modelo común para todos los vendedores. “Hace años, hicimos unas casetas para ser autosuficientes, que el Ayuntamiento no contratase a empresas privadas y pudiéramos ahorrarnos el alquiler”, rememora Pedro Bau, barcelonés residente den Tarazona y miembro de la Asociación de Amigos y Artesanos Ambulantes de Pamplona.

Pedro Bau: “Hace años, hicimos unas casetas para ser autosuficientes, que el Ayuntamiento no contratase a empresas privadas y pudiéramos ahorrarnos el alquiler”

Aquellos stands fueron utilizados un único año por los cerca de setenta socios de la entidad, pero el Consistorio “no puso de su parte para continuar con el proyecto”. “Siempre estamos dando pasos atrás”, remarca para resaltar acto seguido la importancia de “ofrecer una buena imagen y profesionalizar el concepto de venta” como sector en unas fiestas tan reconocidas a nivel mundial. “Eso sí, cuando el Ayuntamiento otorgó el montaje a Zunzarren, pedimos que contaran con nosotros para buscar el sistema más apropiado, pero no lo hicieron”, lamenta.

Este año, los puestos de la Taconera se han vuelto a colocar en dos hileras enfrentadas.

Este año, los comerciantes de la Taconera se han vuelto a colocar en dos hileras enfrentadas.

A estos problemas se suma, además, “la escasa” movilización por parte de los comerciantes, que dificulta la aplicación de nuevas mejoras: “Solo nos movemos unos pocos, es muy complicado que nos hagan caso. Venimos porque es tradición, pero si las condiciones empeoran, la gente empezará a faltar”.

Este medio solicitó una valoración del Ayuntamiento de Pamplona sobre los cambios aplicados este año, pero al cierre de esta edición no la había recibido. En su lugar, el Consistorio le remitió el condicionado que rige la concesión de los permisos.


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