En esta galería de retratos que son las Entrevistas de Trabajo no abundan los de periodistas. Solo hay dos: Antonio Caño, el director de El País, y el maestro Iñaki Gabilondo. Hoy sumamos otro, el de Luisa Alli Turrillas, directora de Comunicación de Ikea Ibérica. Cuando le hacemos saber que es la primera periodista y quiénes le han antecedido se ríe: “¡Qué nivelón! Impresiona un poco…” Alegamos que ella también se encuentra a un gran nivel aunque su periodismo sea diferente, más ligado a los gabinetes de prensa y a la información empresarial, frente al tradicional del que Caño y Gabilondo son dos de sus más ilustres representantes. Perdónennos, pero cuando dos periodistas conversan es inevitable que hablen de su profesión.
“Sí… fíjate, me considero periodista y me hace mucha ilusión serlo, y justamente por eso en ocasiones creo que ahora no trabajo de periodista. Estoy de acuerdo contigo, es otra forma de hacer periodismo, tengo mucho respeto al clásico, el de la crónica, del reportaje, al de la prensa, al reposado que busca la verdad… y a veces me digo que el mío no es lo mismo. Pero al final la clave sí es la misma, generar contenidos ciertos, en el caso de los gabinetes de comunicación buscamos las mejores historias que tiene una compañía y las ponemos a disposición del público”. Aún teorizamos un poco más sobre los canales que utilizamos unos y otros, que si las redes sociales o los medios audiovisuales, las notas de prensa o los periódicos, y convenimos en que todos somos buscadores de historias y que lo importante es contarlas bien y hacer un buen uso del lenguaje.
“En los gabinetes de comunicación buscamos las mejores historias que tiene una compañía y las ponemos a disposición del público”.
DE BECARIA A DIRECTORA DE COMUNICACIÓN
El caso es que Luisa Alli empezó a estudiar Económicas en la Universidad de Navarra, pero se pasó al Periodismo, “mi padre tuvo mucho que ver con eso”. Su padre es Juan Cruz Alli, por el que luego le preguntaremos. Comenzó a ejercer la profesión en el verano de 1997, como becaria, claro, en El Mundo del País Vasco, algo que le marcó porque fue el año de la liberación de Ortega Lara y del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Fueron acontecimientos de los que informó como redactora de elmundo.es. Tras hacer “de todo, ruedas de prensa, echar una mano en lo que haga falta… como cualquier persona que empieza en un trabajo”, en 2008 fue requerida por José Mari Bergareche, consejero delegado del Grupo Vocento, para su área de comunicación corporativa, concretamente para dirigir la información de la salida a Bolsa del Grupo. Al cabo de unos meses era la responsable de comunicación de un medio de comunicación, lo que no deja de ser curioso.
“Creo que Bergareche no fue consciente de lo que supuso para mí personal y profesionalmente, la apuesta por una persona, la enorme responsabilidad que asumí, el aprendizaje a velocidad forzada… Fue un máster pagado y un punto de inflexión, allí quedo claro que pasaba a la comunicación corporativa y dejaba lo que había hecho hasta entonces”. La carrera profesional le llevó, hace año y medio, a la dirección de comunicación de Ikea Ibérica, una empresa con una imagen tan poderosa y definida como identificable y positiva: “Me ha tocado la lotería porque estoy en la empresa más bonita del mundo para trabajar, porque es una marca querida, apreciada, enormemente popular, pero mantener todo eso y aumentarlo es un súper reto”.
“Estoy en la empresa más bonita del mundo para trabajar, porque es una marca querida, apreciada, enormemente popular, pero mantener todo eso y aumentarlo es un súper reto”.
El tener esa imagen tan reconocible no impide que Luisa Alli tenga un notable margen de autonomía para desarrollar su trabajo. “Hombre, hay tanto amor por la marca que también está muy pautado el marco de actuación, se mima mucho dónde y cómo aparecemos, hay normas claras en cuanto a patrocinios o colaboraciones, se cuida mucho quién se elige de socio… Eso es global, en todo el mundo trabajamos de la misma manera, pero hay mucha independencia en el entorno nacional, nos adaptamos al mercado en el que estamos”. Cuestiones como la defensa de los derechos humanos, la igualdad de género, la ayuda al refugiado, el respeto al medio ambiente, trabajar en la economía circular o el ahorro de energía “son pautas que tenemos muy claras, y que luego modulas según tu mercado. Más que una imposición es un acompañamiento, es una empresa que te da mucho apoyo”.
FAMILIA DE ILUSTRES
El caso es que, entre una cosa y otra, Luisa Alli aparece entre las cien mujeres más influyentes del país, y Navarra Capital la eligió en 2016 como una de las líderes de la Comunidad foral. Se ríe y dice, como disculpándose, que “quizá es porque no somos tantas”. En lo de ser mujer influyente tal vez pese el hecho de ser hija de un presidente de Navarra, Juan Cruz Alli. ¿Cómo se lleva eso? “Mejor ahora que cuando lo era, estoy orgullosísima de mi padre y sólo con el tiempo uno ve lo que aprende con esas cosas. Yo tenía 18 años cuando lo eligieron y entonces veía más contras que pros, pero esa situación me hizo tomar algunas decisiones de las que estoy muy contenta. Por ejemplo, pensé que trabajar como periodista en Navarra con ese apellido iba a dificultar que demostrase mi valía profesional y eso me animó a dar el paso de irme de Pamplona. Y acerté, me ha ido muy bien”.
Reconoce también que hoy reacciona o toma decisiones inspiradas en las que adoptó su padre como presidente. Comentamos, ahora que por fin se ha disuelto ETA, que el terrorismo hizo más duros aquéllos años, en los que la familia vivió con protección de escoltas, “pero la suerte que tuvimos fue que en ese viaje nos acompañaron unas personas excepcionales, que siempre procuraron adecuarse a nuestras circunstancias. Pero sí, eso tiene su historia…”
EL SANFERMINISMO
Por un momento se ensombrece su rostro siempre risueño, pero enseguida lo recobra para hablar de su abuelo materno, Manuel Turrillas, el Maestro Turrillas, autor de la música que identifica a los Sanfermines, el segundo ilustre de la familia: “No hemos heredado su talento, pero sí el sanferminismo, que además lo transmito a mis hijos. Uno ha nacido en Pamplona pero los otros dos en Madrid y son sanfermineros natos, oyen la música y están super orgullosos de su bisabuelo, al que no conocieron”.
“Veía más contras que pros en el hecho de que mi padre fuera presidente de Navarra, pero eso me hizo tomar algunas decisiones de las que estoy muy contenta”.
Dice que Juan Cruz Alli y Manuel Turrillas son dos ejemplos de que “las grandes personas son humildes. El caso de mi abuelo es particularmente llamativo, no daba importancia a lo que hacía. Lo recuerdo en su escritorio, trabajando, solía decir que lo único que he hecho es componer música para hacer feliz a la gente”. Como es lógico, “los Sanfermines no me los pierdo, nunca, bueno, es que vengo a Pamplona siempre que puedo”.
Charlamos cómodamente sentados en un sofá expuesto en el punto de entrega que Ikea tiene en el área comercial de La Morea, mientras los clientes hacen sus compras. Diríamos que observa complacida el trajín de la tienda, y como su visita a Pamplona ha sido para participar en un foro sobre responsabilidad social corporativa, hablamos del asunto en relación con su empresa: “En nuestro caso es algo genuino porque está incorporado al negocio, no se percibe por ejemplo la sostenibilidad como algo aparte, desde el primer momento en el que alguien está concibiendo un mueble está introduciendo el factor de sostenibilidad, bien en el origen de los materiales o en su reutilización posterior. Nuestros paquetes planos permiten aprovechar mejor el transporte y por lo tanto ahorrar combustible… pero eso forma parte de nuestro negocio porque vendemos mejor así, hacemos mejores muebles. Ahí está la base del éxito de Ikea”.
Hemos sobrepasado con creces el tiempo pactado pero Luisa no ha dado muestras de impaciencia en ningún momento, al contrario, su amabilidad también parece genuina, y eso que aún tiene que ir a casa de sus padres antes de regresar a Madrid. Nos despide con la mejor de sus sonrisas, ¿hasta los Sanfermines? Podría ser.