viernes, 29 marzo 2024

María Javier Ramírez, recetas para la farmacia del futuro

Catedrática e investigadora, ha sido nombrada decana de la Facultad de Farmacia y Nutrición de la Universidad de Navarra coincidiendo con un considerable aumento del alumnado que elige la carrera. Un hecho que atribuye al protagonismo de los laboratorios en la lucha contra la pandemia y al auge de las empresas farmacéuticas, algunas de ellas emanadas de su propia facultad. Ramírez, integrante a su vez del jurado de los VI Premios Alimenta Navarra, sostiene que el sector está destinado a ser uno de los motores de la economía navarra, de ahí que quiera fomentar la innovación y el emprendimiento entre las nuevas generaciones.


Pamplona - 20 noviembre, 2021 - 00:02

María Javier Ramírez forma parte del jurado de los VI Premios Alimenta Navarra. (Fotos: Maite H. Mateo)

Debe su segundo nombre, Javier, al hecho de que su madre procede de esa localidad, lo considera su pueblo y se enorgullece de ello aunque solo ha vivido allí temporadas, sobre todo en verano. “Mi madre trabajaba. Fue una avanzada en su época, era maestra y daba clases en Pamplona”.

Nuestra entrevistada no tenía ningún antecedente familiar, pero al acceder a la universidad se decantó por la Farmacia. “Me gustaban la Química y la Biología, era lo que había estudiado al ir por Ciencias y quería algo que tuviese parte de las dos cosas. Por eso probé Farmacia, a ver qué salía. Y debo decir que es la mejor decisión que he tomado en la vida. ¡Disfruté tanto al hacer la carrera y ahora estoy disfrutando tanto siendo farmacéutica!”. María Javier Ramírez lo dice con tal sentimiento que no podemos sino felicitarle, a lo que responde con una sonrisa. E insiste: “Ha sido mi mejor decisión”. Es, lo van a comprobar, una mujer tremendamente positiva y muy activa. Ha llegado a la carrera con su bata blanca hasta el decanato, en el Hexágono, el edificio de Ciencias de la Universidad de Navarra por el que nos guía subiendo y bajando escaleras, mientras posa para las fotografías.

Lo habitual es que, ya con el título debajo del brazo, los y las farmacéuticas abran su propio establecimiento o trabajen en uno. Asiente, pero no es su caso: “Siempre he sido muy inquieta y, al terminar la licenciatura, probé, trabajando voluntariamente, en una oficina de farmacia. Me pareció estupendo, pero vi que no era mi camino. Mientras tanto, me ofrecieron hacer la tesis aquí, en la universidad, además en un campo que es fascinante, el de la farmacología. Me metí de cabeza… y hasta hoy”, indica separando las manos, como diciendo esto es todo. Pero no es así, hay mucho más. Porque, con la tesis, vinieron la investigación y la docencia. “Las compaginaba, daba algunas clases prácticas, incluso alguna teórica, y descubrí que me encantaba“.

“Probé a estudiar Farmacia, a ver qué salía. Y debo decir que es la mejor decisión que he tomado en la vida”.

En sus primeras experiencias como docente, solo le separaban dos o tres años del alumnado. “Una cercanía que me ha proporcionado mucho aprendizaje porque, cuando el alumno te ve próximo, te cuenta cosas y se expresa y actúa de una forma que, con profesores de más edad, igual no lo haría”. Ahora ya son unos cuantos años más de diferencia, pero María Javier siempre encuentra el lado positivo: “Eso te hace estar a la última, no solo en cuestiones de docencia e investigación, que es nuestro deber y obligación como profesores, también en la vida. Y eso es muy importante porque, como personas que estamos formando a jóvenes, tenemos que saber cómo son. Desde luego, no son como los de antes. De modo que la forma en que nos aproximamos a ellos también tiene que ser distinta a como se hacía antes. Por eso es tan enriquecedor estar con ellos”.

Y hablando de alumnos, Farmacia siempre ha sido una de las licenciaturas con mayor demanda femenina, a diferencia de lo que ocurre con las carreras STEM y otras disciplinas científicas. ¿Influye que la salida profesional natural fuera la oficina de farmacia? ¿Sigue siendo así? “Buf, absolutamente. ¡Y mira que nos gustaría tener más chicos! El 70 % de nuestro alumnado son mujeres, no sabemos por qué. Puede que se deba a que tradicionalmente era esa la salida profesional porque, hasta hace unos años, así sucedía con el 70-80% de los egresados. Y, aunque hoy solo eligen esa opción algo menos de la mitad, siguen siendo unos estudios feminizados”.

LA INVESTIGACIÓN GANA TERRENO

El atractivo laboral que pierden las farmacias lo ganan las empresas y centros que se dedican a la investigación: “Hacemos mucha y de mucha calidad. Está mal que lo diga yo, pero creo que así es. Nuestros objetivos más importantes siempre estarán relacionados con la investigación para encontrar nuevos tratamientos, o nuevas formas de administrarlos, contra enfermedades tan terribles, prevalentes o frecuentes como las cardiovasculares, neurodegenerativas y el cáncer, por ejemplo”. Además, están los contratos de investigación con empresas que les encomiendan puntos concretos o nuevas técnicas que quieren desarrollar, pruebas de compuestos… La facultad que dirige María Javier Ramírez trabaja con ellas para dar con las soluciones más adecuadas a los problemas planteados.

“Sigue siendo una carrera feminizada. El 70 % de nuestro alumnado son mujeres. ¡Y mira que nos gustaría tener más chicos!”.

La propia decana compagina la docencia -es catedrática desde 2014- con la investigación, concretamente en la búsqueda de tratamientos para la enfermedad de Alzheimer. Al terminar la tesis, hizo tres años de postdoctorado en el King’s College de Londres. “Ahí empecé a trabajar con esta terrible enfermedad y ahí decidí que esa iba a ser mi área de investigación. Cuando volví, en 1999, estuve una temporada entre la Facultad de Farmacia y el CIMA. Pero, como cada vez iba teniendo una mayor carga docente y de gestión, pasé a depender exclusivamente de la facultad, aunque trabajo y colaboro muy estrechamente con los grupos del CIMA dedicados a la investigación de la enfermedad”. Admite, y se le ensombrece el rostro por primera vez, la decepción que le produce no lograr avances significativos en la lucha contra la enfermedad: “Somos miles los que nos dedicamos a su investigación y, a día de hoy, seguimos teniendo únicamente cuatro fármacos para tratarla más un anticuerpo aprobado en Estados Unidos. Que trabajemos tanto y que no haya avance real es muy muy frustrante, no poder ofrecer una esperanza…”, lamenta con leves gestos de negación.

Uno de sus objetivos es fomentar el emprendimiento entre el alumnado.

Uno de sus objetivos es fomentar el emprendimiento entre el alumnado.

Hace una breve pausa, parece tomar aliento y cambia de tercio. “Algo que empezamos a impulsar con mucha fuerza y que queremos potenciar entre nuestros alumnos es la innovación y el emprendimiento. Son inquietos, trabajadores, creemos que están especialmente bien preparados para desarrollar startups y pequeñas empresas. Con la ayuda de los Servicios Centrales de la universidad, estamos apoyando las iniciativas emprendedoras”. Nucaps, Innoup Farma, 3P Biopharmaceuticals, Idifarma y unas cuantas más “que también salieron de esta facultad” son ejemplo de ello. Y, por si acaso, recuerda que “la empresa farmacéutica, y más en España y más aún en Navarra, es uno de los grandes motores de nuestra economía, por empleabilidad, producción y rentabilidad”.

“Para lo pequeños que somos, Navarra está muy bien posicionada en el sector“, añade convencida. Algo tendrá que ver el hecho de contar con su facultad, ¿no? Sonríe antes de responder: “Una parte de la potencia que tenemos en empresa farmacéutica no diría que es gracias a la facultad, pero sí que está asociada a ella”.

“El medicamento es el mayor y mejor invento del siglo XX, nos ha dado unos quince años más de vida y de más calidad a cada uno de nosotros”.

De hecho, el alumnado ya se familiariza con la vertiente empresarial mientras hace la carrera. “En la facultad tenemos la Planta Piloto. Es como una empresita pequeña de producción de medicamentos, de modo que les metemos desde el principio en el mundo real y profesional de la empresa farmacéutica”.

CARRERA DE MODA

Los laboratorios están siendo los protagonistas de la lucha contra la pandemia del Covid-19 al ser capaces de obtener, en unos pocos meses, las tan necesarias vacunas. Nos aventuramos a apuntar que esa circunstancia puede haber popularizado la carrera, quizás con un aumento de las matriculaciones. Antes de que terminemos nuestro comentario, la decana hace gestos de asentimiento, pero inicialmente su respuesta no va por ahí.

“A ver, los farmacéuticos somos personal sanitario, otra cosa es que a veces no se nos reconozca y no se nos utilice tanto como se podía como personal sanitario de primera línea. De hecho, durante el Covid-19 se nos tenía que haber utilizado mucho más como agentes sanitarios, pero la sociedad sí que nos identifica como profesionales sanitarios”. Además, confirma que, “a raíz de la pandemia, se ha visto un repunte para ponerse en primera línea de elección las titulaciones que tienen un componente sanitario: Medicina, Enfermería y Farmacia. Nosotros llevábamos unos años con unos números estancados en cuanto a nuevos alumnos, pero el curso pasado, y este todavía más, hemos aumentado considerablemente las matrículas. Ese es el indicativo de que la sociedad sí nos ve como profesionales de primera línea y de primera necesidad”.

Rebatiendo expresamente a los negacionistas, explica que la necesidad de desarrollar la vacuna se ha producido en un momento en el que ya existía la tecnología precisa, lo que ha permitido contar, en un tiempo récord, “con varias vacunas, y las que vamos a tener, de tan alta eficacia”. De acuerdo, pero a la industria farmacéutica también se le acusa de anteponer el ánimo de lucro a otras consideraciones. Sonríe y lo atribuye a “cuestiones peliculeras o a comentarios del tipo de que no les compensa económicamente investigar tratamientos para enfermedades raras”.

“Es que se llaman empresas farmacéuticas. Si no tienen beneficios, no serán viables y cerrarán como ocurre con toda empresa. Tenemos que considerar que lo que producen es un bien para la sociedad. El medicamento es el mayor y mejor invento del siglo XX, nos ha dado unos quince años más de vida y de más calidad a cada uno de nosotros. El beneficio que nos proporciona el medicamento es… ¡inmenso! Y solo por eso la industria farmacéutica ya se merece un respeto. ¿Qué habrá malas praxis? Como las habrá en empresas de todos los sectores, no por ser farmacéuticos van a ser santos”.

La decana pasó por distintos puestos en la Facultad de Farmacia y Nutrición antes de dirigirla.

La decana pasó por distintos puestos en la Facultad de Farmacia y Nutrición antes de dirigirla.

Nos faltaba repasar su faceta como gestora. En 2014 fue nombrada vicedecana, conocía por tanto la casa antes de llegar al decanato. “Es que he tenido la suerte, porque es una suerte, de hacer todo el recorrido posible en cargos de gestión”. “De coordinadora de curso pasé a ser subdirectora de departamento, luego directora, vicedecana y al final decana. En cada etapa he aprendido mucho y creo que conozco bastante bien la facultad, su idiosincrasia e ideario, el claustro, cómo se trabaja aquí… Ese bagaje es lo que más me está ayudando, junto con el maravilloso equipo de gente que forma la junta directiva de la facultad”.

“La nuestra es una facultad que intenta estar siempre de la mano de los empleadores para responder a sus necesidades”.

Es un puesto que requiere continuidad. “Pero cada uno pone su impronta, sus objetivos… Hombre, a todos nos gustaría pasar a la posteridad, que dijeran esta fue la decana que hizo…”, confiesa mientras hace un gesto con la mano como si, al mismo tiempo, no quisiera haber dicho eso.

“La nuestra es una facultad que intenta estar siempre de la mano de los empleadores para responder a sus necesidades. Porque, al fin y al cabo, estamos formando a los futuros profesionales que trabajarán al servicio de la sociedad. Por eso, tenemos que estar en continua evolución para adaptarnos a las demandas sociales. En ese sentido, se habla mucho, y de hecho algunas facultades ya lo están implantando, del currículum integrado. No formar tanto en asignaturas sueltas como en competencias, habilidades y conocimientos a nivel transversal, que esté todo unido, relacionado, de forma que el alumno no piense ‘bueno, ya he aprobado esta asignatura, me olvido de ella hasta que empiece a trabajar como farmacéutico’. No, no, no, vamos a integrar conocimientos y a trabajar todo a la vez. Ese sería nuestro mayor reto”.

Mira el reloj y se sobresalta, tiene que participar en una videoconferencia que ya debe de haber comenzado. Nos despide cordialmente y regresa al despacho del decanato, a la carrera.

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