Mariano Oto nació en Pamplona hace 51 años, y obtuvo la licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Navarra en 1993. También hizo un curso superior de Gestión Comercial para universitarios, que incluía prácticas que le llevaron a la banca y que le sirvieron para comprobar que no se sentía cómodo en el mundo financiero. Además, trabajó tres años en Icer Brakes como comercial: “Vendía pastillas de freno. Fue mi época de pastillero”, bromea riéndose de sí mismo.
También comenzó la carrera de Psicología en la UNED. “Pero llegaron los niños… y eso supone dedicación total”, apunta con una alegre sonrisa. Su biografía revela una vertiente solidaria relacionada con las personas con discapacidad intelectual. ¿Qué le llevó a implicarse? “Estoy dando charlas a jóvenes con vocación por la innovación y el emprendimiento y les explico mi trayectoria profesional, que comencé en la promoción y construcción de viviendas hasta que en 2007… Ahí les pregunto qué ocurrió ese año. Algunos lo relacionan con la crisis de la burbuja inmobiliaria, pero no va por ahí. En 2007 nació mi tercer hijo, Javier, ciego, con síndrome de Down y una malformación cardiaca. Hubo que pelear por él, las prioridades cambiaron… Pasó por distintas operaciones y está maravillosamente”, relata.
Mariano prosigue su explicación: “Pasaron las operaciones, estamos en 2008 y, de nuevo, les pregunto qué pasó. Vuelven a citar la crisis económica y no es eso. Fue cuando me diagnosticaron un cáncer de tiroides con metástasis avanzada, que me hizo pasar por la quimioterapia. Eso hace que te dé un vuelco la vida, te das cuenta de que hay algo más allá de una simple carrera profesional”. Nos tranquiliza saber que está curado, aunque persisten algunas secuelas bastante molestas.
A raíz de esas experiencias vitales conoció a Íñigo Alli, exconsejero del Gobierno de Navarra y exdiputado, padre de una niña que también nació con síndrome de Down y con quien fundó la asociación Síndrome Up “para dar una visión diferente” de las personas con discapacidad. “La verdad es que pedí que me lo presentasen porque no estaba de acuerdo en nada de lo que decía en su blog, pero de esa mezcla surgió la asociación y luego cofundamos la Asociación D-Espacio, orientada al ocio inclusivo para personas con discapacidad”. Hace una pausa, algo cruza su mente porque sonríe abiertamente y lo suelta: “Hemos montado un taller de sevillanas, que está siendo la bomba”.
“No logro entender la política. Me parece admirable que haya gente que dedique su tiempo a administrarnos, pero no es mi hábitat”.
Tras la puesta en marcha de ambas iniciativas, recibió una llamada del Gobierno de Navarra, que le sorprendió porque “no conocía a ningún político”, para ofrecerle la dirección de la Agencia Navarra para la Dependencia. La asumió en julio de 2012 y, después, pasó a ser director general de Políticas Sociales.
“Fue toda una experiencia conocer la Administración desde dentro, cómo funciona, y a sus maravillosos funcionarios, que hicieron que cambiara mi percepción de la Administración pública”. Y eso que le tocaron los años de los recortes, en los que buscó suplir con imaginación la carencia de recursos económicos: “Creo que por eso llamaron a alguien como yo, que no tenía nada que ver con la política ni con los partidos. Era un economista con experiencia en la gestión y el objetivo era priorizar ante la necesidad de reducir el presupuesto, ver cómo conseguir el mayor impacto en las personas siendo transparentes y sin engañar a nadie. No fue fácil, pero la verdad es que tengo un buen recuerdo de esa época. Pero, así como la gestión pública me gusta, sigo sin entender la política. Me parece admirable que haya gente que dedique su tiempo a administrarnos, pero no es mi hábitat”.
UNA IDEA SEDUCTORA
En 2015, tras dejar la esfera política, montó Síndrome Up Consulting. Lo hizo de nuevo junto a Íñigo Alli, quien sigue al frente de esa consultoría de innovación social, porque por el camino surgió -y llegamos al presente- Nucaps, “una idea que me atrapó y me enamoró”.
La consultoría colaboraba con la Unidad de Emprendimiento de la Universidad de Navarra. Así supo que tenían “proyectos de desarrollo tecnológico muy potentes”, que no terminaban de ver la luz. “Yo les decía que no podían esperar a que fueran los jóvenes quienes pusieran en marcha algo tan complicado, que buscaran un sénior que diseñara un plan de negocio real con un estudio de mercado”.
Casi por su cuenta y riesgo, durante tres meses elaboró los planes de negocio e inversiones de una compañía que presentó al consorcio propietario de la firma, liderado por CNTA y la Universidad de Navarra con la participación de Idifarma. Posteriormente, en marzo del año pasado, el fondo UN I+D+i Tech Transfer, gestionado por Clave, entró en el accionariado de la empresa mediante una inyección de capital, incorporándose a su Consejo de Administración.”Si se aprobaba, me pagaban el trabajo que había hecho esos tres meses. Resultó que les gustó el plan de negocio y… je, je, je, también les gusté yo. Como conocía el proyecto y veía su potencial, dije que sí”.
La Facultad de Farmacia de la UN desarrolló la tecnología orientada al laboratorio, y se creó Nucaps para la producción industrial. Es una empresa dedicada a la “nanoencapsulación con proteínas alimentarias para mejorar la eficacia de sustancias bioactivas y de probióticos”. Debe de quedársenos cara de pasmo porque, en ese instante, coge un pequeño frasco que tiene sobre la mesa: “Esto es lo que hacemos”. Y como seguimos in albis nos explica que su contenido, que hemos tomado por polvo, en realidad son minúsculas capsulas que contienen rasberatrol. Es decir, un antioxidante natural de la uva que está encapsulado con proteína de lenteja: “En el diámetro de un cabello humano caben 5.000 de estas bolitas”.
“Trabajamos con fabricantes de alimentos funcionales, nutracéuticos, fármacos… Todo con costes asequibles y una tecnología natural”.
Oto acude en nuestro auxilio. “Con un ejemplo lo vais a entender. Trabajamos con un equipo de la Universidad Javeriana de Bogotá, que ha descubierto un fitoterapéutico, un extracto natural de una planta de Colombia que tiene efectos probados para frenar la metástasis de ciertos tipos de cáncer. El problema es que se degrada muy fácil en el estómago y causa reflujos, los pacientes no pueden con el tratamiento, hay que sobredosificarlo y resulta extremadamente caro para quien lo necesita. Hemos hecho esferitas de proteína de maíz que llevan dentro ese principio activo, de tal manera que pasa por el estómago y se libera en el intestino, donde se va a producir una absorción veinte veces superior a la que se conseguía en el estómago. Además, sin efectos secundarios y pasando a ser un tratamiento asequible económicamente”.
Es uno de los más de 50 desarrollos que Nucaps ha hecho basados en omega 3, algas, pescados, extractos de plantas… “Además de las nanocápsulas, hacemos microcápsulas. Son un poco mayores porque las utilizamos para meter bacterias probióticas. Las tenemos en el intestino y podemos perder por diversas causas como el estrés, la mala alimentación, enfermedades que empobrecen esa flora intestinal. De modo que hay que repoblar esta. Las encapsulamos porque así no se degradan al ponerlas en un alimento y al llegar al intestino liberará la bacteria”.
Las nano y microcápsulas se pueden tomar disueltas en líquidos, formando parte de alimentos, dentro de cápsulas normales o en forma de comprimidos. Haciendo uso de su broma inicial, podríamos decir que sigue siendo un pastillero. “Trabajamos con fabricantes de alimentos funcionales, nutracéuticos, fármacos… Todo con costes asequibles y una tecnología natural. Solo incorporamos proteína, sin aditivos químicos o sintéticos”.
Al día siguiente de nuestra conversación, Nucaps iba a comenzar un proyecto, por encargo de una multinacional de la panadería que quiere incorporar un probiótico a sus productos. “Vamos a encapsular la bacteria en proteína para que resista la temperatura de la cocción del pan y, al comerlo, ingieras la bacteria probiótica”. Comenta que “es una suerte disponer de una tecnología así en Navarra”, de manera que trata de exprimir todo su potencial. “La pena es que se demanda más desde el extranjero. Estamos trabajando con la principal cervecera del mundo y los fabricantes españoles acabarán comprándole los ingredientes”.
“Necesitamos aumentar el equipo para multiplicar la escala de producción. Ahora lo hacemos por kilos y el mercado nos demanda toneladas”.
La empresa crece, cuenta con clientes en ocho países europeos y de Latinoamérica. “Necesitamos aumentar el equipo para atender todos los proyectos de I+D que tenemos en marcha, que son unos cuantos, y para multiplicar la escala de producción. Ahora lo hacemos por kilos y el mercado nos demanda toneladas“.
Nucaps da empleo a siete personas, pero al ser participada por CNTA y la Universidad de Navarra también dispone de sus equipos y personal para desarrollar proyectos. Comenzó con un laboratorio de galénica para los nanoencapsulados y, hace año y medio, inauguró otro de microbiología destinado a cultivos y encapsulación de probióticos. Así mismo, va a aumentar a corto plazo el personal que trabaja en ambos, ampliará su pequeña planta piloto actual, y a medio plazo, “construiremos una nave para que la producción no dependa de terceros”. La firma invierte buena parte de sus recursos en I+D “para mantener la ventaja competitiva”. De ahí que todavía no genere beneficios. “Aquí los ingresos importantes llegan cuando el producto ya está en el mercado y cobramos por la exportación de la tecnología. Esa es la fase en la que vamos a entrar este año”.
PREMIOS Y MÉRITOS
Su avance firme y seguro les ha sido recompensado con numerosos premios. Entre ellos, por ejemplo, el de la ‘startup foodtech más innovadora del año’, que Oto recogió a mediados de junio. “En Europa también nos han premiado no ya como startup, sino con grandes multinacionales como competidoras. En Alemania nos señalaron como el futuro de la nutrición y este año, en Suiza, como el futuro de la alimentación funcional. Que expertos independientes de la industria nutracéutica y alimentaria reconozcan tu tecnología, que hemos validado con publicaciones en revistas científicas, y nos premien viene muy bien porque nos abre mercados y nos hace ser conocidos como expertos en encapsulación a nivel europeo“.
¿Más méritos? Pues sí: “Somos muy eficientes y muy rápidos en la parte de I+D. Hacemos una prueba de concepto para conocer la viabilidad de un proyecto en una semana o diez días cuando suele tardarse años. Así eliminamos la incertidumbre tecnológica y el desarrollo completo hasta la fase industrial en tres o cuatro meses”. Asegura que ha sido posible porque cuentan con unos grandes profesionales, muy jóvenes, “súper expertos en cosas muy concretas y al mismo tiempo tan versátiles que pueden trabajar en muchos campos”.
“Los premios nos vienen muy bien porque nos abren mercados y nos hacen ser conocidos como expertos en encapsulación a nivel europeo”.
La pandemia retrasó algunos de sus planes por problemas de suministros y se vieron afectados por el aplazamiento de decisiones en las industrias alimentarias. Pero eso no ha impedido que, en este periodo, hayan duplicado la plantilla y han ampliado la clientela. Un tiempo en el que “ha aumentado el interés por el cuidado de la salud a través de la alimentación”, lo que “nos está beneficiando como compañía”.
El Covid-19, además, ha puesto de manifiesto el poder de las vacunas, y Nucaps ya está trabajando en ese campo. Concretamente “con una nueva generación de vacunas para personas que tienen problemas de microbiota y no les producen el efecto buscado”. “Las coencapsulamos con bacterias probióticas para que vayan juntas el medio intestinal y sean efectivas”, especifica. Al empleado que las desarrolla se le ha concedido un doctorado internacional y se va a trasladar a la Universidad de Newcastle, con la que colaborarán en la investigación.
Nos vamos anonadados por el trabajo que hace el equipo que dirige Mariano Oto. Una labor que ha tenido que interrumpir para atendernos gentilmente, sin plantear objeción alguna… a pesar de que nos equivocamos al acudir a la cita la víspera de la fecha concertada.