La cultura “es intrínseca al desarrollo de la persona y la sociedad” y sin ella “no hay desarrollo sostenible”. Con esa contundente proclama, la consejera Esnaola abrió el IV Congreso de KUNA, que se ha celebrado los días 1 y 2 de octubre en el Planetario de Pamplona, bajo el lema ‘Cultura, Navarra y Agenda 2030’. Nora Bengoetxea, presidenta de Kuna, cree que ha servido para confirmar que la cultura está presente en cada uno de los 17 objetivos de la Agenda 2030 “de manera transversal y permeabilizando en toda la sociedad”. Recordó un pensamiento de uno de los ponentes, Ramón Andrés, quien dijo que “buscamos la utilidad de la cultura cuando probablemente es algo inútil porque la cultura es un intangible que necesitamos para parar, reflexionar e interiorizar”, y en ese sentido Bengoetxea añadió que “en el cambio hacia unos modelos más sostenibles ese detenerse, pensar y transmitir conocimientos y criterios que nos permite la cultura es fundamental”.
Nora Bengoetxea: “La cultura es un eje transversal en muchos de los objetivos de la Agenda 2030”.
“Nos vamos con muchas tareas, muchos temas sobre los que trabajar y con energías renovadas para afrontar los retos que nos plantea la situación actual”, concluyó la presidenta de Kuna. El Congreso se enmarcaba en el convenio suscrito por la Asociación con el Departamento de Cultura de Gobierno de Navarra y ha contado con la colaboración de Fundación Caja Navarra. En el programa figuraban las intervenciones del filósofo Daniel Innerarity y el poeta y ensayista Ramón Andrés, en este caso telemática, mientras que la directora del Museu de la Vida Rural / Fundación Carulla, Gemma Carbó, debatió con María Montesino, representante de la Plataforma Cultural La Ortiga, sobre el valor de la cultura como herramienta de transformación en el entorno rural. Ha incluido también una mesa redonda en la que portavoces de los grupos parlamentarios expusieron sus propuestas de política cultural y un encuentro entre la consultora de estrategias de desarrollo sostenible Sandra Guevara y el politólogo, gestor, analista y consultor cultural David Márquez, quienes abogaron por “repensar” la gestión cultural para llevarla a modelos sostenibles e innovadores.
La sesión inaugural del congreso.
Tras la mesa redonda titulada ‘Navarra y la Agenda Local 2030, Experiencias’ en la que participaron la escritora, guionista, productora y directora Sara Brun del proyecto Rural es Feminista; Mikel Belascoain, artista plástico y director de cine documental con el proyecto ‘Filmmaking for Social Change’, y Xabier Aguirregabiria, portavoz de la ONG Sodepaz, con el proyecto Palestina Habibti, el congreso finalizó con la ponencia ‘La Europa actual desde la mirada del mundo’, un encuentro con la periodista Rosa María Calaf, corresponsal de RTVE en Estados Unidos, Moscú, Buenos Aires y la región Asia – Pacífico.
No todo han sido charlas y debates. Como no podía ser menos teniendo en cuenta el carácter del evento, se programó un concierto en directo a cargo de Post-Kosmos, una experiencia sonora que, a oscuras, pretende que el centro de atención de cada persona recaiga en sí misma, valiéndose del conocimiento del sonido envolvente del cine, y del uso de la tecnología, la creatividad y la improvisación, convirtiéndose en un espectáculo que rompe con el modelo de concierto tradicional. El escenario, la Sala Tornamira, contribuyó a que la experiencia fuera aún más singular.
CONTEXTO DIFÍCIL
Las conversaciones no han podido sustraerse de la situación que viven las Industrias Culturales y Creativas (ICC). Bengoetxea señala que el sector vuelve poco a poco a la actividad tras el obligado parón de marzo, que ha sido “demoledor porque se produjo en un momento del año que podemos considerar temporada alta”. En verano comenzó a moverse la actividad de calle, tras conocerse los estrictos protocolos establecidos para que la ciudadanía volviera a disfrutar de la cultura con la tranquilidad de saberse en un entorno seguro, “ahora afrontamos la vuelta a la actividad en salas, es el sector público el que más actividad está ofertando, lo cual es lógico vista la limitación de aforos que se lo pone difícil a las empresas que dependen exclusivamente de la taquilla para sostenerse económicamente”.
Rebeca Esnaola: “Sin la cultura no es posible el desarrollo sostenible”.
En este sentido, desde Kuna señalan que “la labor de lo público es importante ahora para garantizar el mantenimiento del sector hasta que el público vea que puede confiar en ir a un evento. Porque la cultura es segura y logremos volver a algo más parecido a la normalidad” en una actividad “ya precarizada de por sí y que empezaba a sacar las orejas tras la crisis de 2008, pero que está viviendo un momento más precario aún”.
Puede sorprender que, en ese contexto, los organizadores centren el debate en cuestiones como la sostenibilidad, pero la presidenta de Kuna, Nora Bengoetxea, explica que el contenido del congreso se trabaja con mucho margen por lo que “a finales de 2019 ya teníamos elegida la temática, es más, el congreso debía haberse celebrado en mayo pero la situación nos obligó a retrasarlo. En el momento en que tuvimos que valorar el retraso y replantear si el contenido, en la situación actual, era el que debíamos afrontar, tuvimos claro que aún tenía más sentido que cuando lo planteamos en un inicio”. Argumenta que la ‘Agenda 2030’ tiene como objetivo lograr que la sociedad avance hacia un futuro sostenible donde el crecimiento económico sea inclusivo y justo, pero la pandemia “ha puesto aún más de manifiesto que vivimos en una sociedad con mucha desigualdad y con crecimientos que no son ni inclusivos ni sostenibles. La Cultura, en este nuevo escenario, debe ser un motor transformador en pos de una mayor cohesión social y creemos firmemente que es un eje transversal en muchos de los objetivos de la agenda”.
La junta directiva de Kuna, en el exterior del Planetario (Foto cedida).
CONTENIDO DEL CONGRESO
El centenar de profesionales integrados en Kuna han reflexionado sobre la incorporación de su actividad profesional a las prácticas basadas en la sostenibidad, algo que se ha venido produciendo “de manera consciente o inconsciente, al igual que en nuestras vidas cotidianas”, según Nora Bengoetxea, quien afirma que “es el momento de pararnos a hacer un análisis más global e introducir los criterios de sostenibilidad como ineludibles en cualquier propuesta o práctica cultural como se ha hecho los últimos años con criterios de igualdad. Muchas empresas e instituciones lo están haciendo ya, pero creemos que aún queda camino por hacer para que no sea un hecho puntual”.
El congreso ha sido organizado siguiendo criterios de sostenibilidad y respeto medioambiental.
Junto al análisis del papel que la cultura puede tener en la consecución de los objetivos de la Agenda 2030 “tenemos que hacer una mirada a la inversa, de fuera hacia el interior para analizar cómo hacer que nuestra gestión cultural, una exposición o un evento, sean más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, el entorno, etc., en todos los ámbitos”, algo que han aplicado a la hora de diseñar el propio congreso. La presidenta de Kuna argumenta que si partimos de un concepto de cultura más amplio, entendida como conjunto de ideas, tradiciones y costumbres de un pueblo, “es fundamental que la idea de sostenibilidad real termine formando parte de nuestra idiosincrasia”. Añade que las políticas culturales pueden resultar claves a la hora de difundir y promocionar los objetivos de la Agenda 2030 “actuando como motor de impulso del desarrollo rural, de la igualdad y el trabajo digno”.
