Comienza una nueva legislatura en el Parlamento Europeo. Más allá del reparto de los nuevos puestos más relevantes, la Cámara de Estrasburgo afronta un proceso no exento de dificultades y retos que pueden hacer de esta legislatura algo ‘único’.
En primer lugar, y por primera vez en muchos años, los dos partidos mayoritarios en Europa y, en nuestro caso, también en España, populares y socialistas no han obtenido conjuntamente la mayoría absoluta en la Cámara. Por tanto, para alcanzar mayorías, al menos se precisará el concurso de liberales y/o verdes.
Asimismo, se han elegido diputados británicos que, pese a que, teóricamente, abandonarán la misma en los próximos meses, pueden desempeñar un papel decisivo en votaciones importantes como, por ejemplo, la ratificación de la presidenta de la Comisión Europea o el Alto Representante, pueden ser decisivos.
Por último, junto a los tradicionales puestos que se eligen después de unas elecciones europeas, en esta ocasión se va a designar uno más. Efectivamente, la elección de Christine Lagarde como nuevo presidente del Banco Central Europeo para los próximos 8 años en sustitución del carismático Mario Draghi, representa, sin lugar a dudas, una de las decisiones más importantes a las que ha debido enfrentarse la Eurocámara de un tiempo a esta parte.
NavarraCapital.es y Diario de Navarra, con el patrocinio de CaixaBank, han organizado la primera edición de los Cursos Europeos de Verano.
La conjunción de todos estos factores afectará de lleno al futuro de la UE en un escenario y, ahí, el Parlamento está llamado a jugar un papel clave. Un futuro que, para empezar, estará condicionado inevitablemente por el necesario proceso de integración económica y política, el cambio climático y la sostenibilidad planetaria, y el reto migratorio.
Del primero diremos que todos los esfuerzos deberían ir encaminados a fortalecer el mercado único como palanca para impulsar el crecimiento y la creación de empleo a lo largo y ancho del Viejo Continente. Son cuestiones inaplazables para fortalecer el proyecto común, por ejemplo, adaptarse a los avances en el mercado único digital, clave para afrontar la revolución tecnológica; la búsqueda de una respuesta coordinada en materia de energía así como profundizar en la Unión del Mercado de Capitales con el objetivo de facilitar la financiación de nuestras pymes.
Precisamente, vinculado a esto último, nuestros representantes comunitarios deberán definir el nuevo presupuesto para la Eurozona que permita impulsar las reformas que necesitan aquellos países más vulnerables a una potencial crisis económica. Igualmente, habrá que culminar el tercer pilar de la Unión Bancaria, el Fondo Común de Garantía de Depósitos, que posibilitará por fin romper el círculo vicioso entre deuda soberana y deuda bancaria así como garantizar que 1€ en cualquier banco de la UE valga lo mismo y esté igualmente garantizado.
Nuestros representantes comunitarios deberán definir el nuevo presupuesto para la Eurozona.
Todo ello sin olvidar que resulta clave avanzar en la Unión Fiscal, aunque llegados a este punto hay que aclarar que no se trata de armonización fiscal, sino de establecer unas mismas normas comunes para los socios comunitarios. Afortunadamente, la minoría parlamentaria de populares y socialistas puede convertirse en una oportunidad, ya que los liberales, federalistas europeos convencidos, pueden jugar un papel clave en impulsar tan necesarios avances en materia de integración económica.
Con respecto a la ‘agenda’ climática, está claro que, con la actual distribución de fuerzas en Estrasburgo, los verdes jugarán un papel clave en este ámbito. Lamentablemente, Europa no ha liderado la revolución tecnológica. Sin embargo, quizás tengamos ahora una oportunidad de liderar la revolución sostenible desde el ámbito de la creación de nuevas oportunidades empresariales. Si bien la revolución sostenible es más necesaria que nunca, no solo tiene que ser compatible, sino que debe ser una palanca para impulsar el crecimiento y la creación de empleo de una manera ordenada y facilitando un proceso de ‘transición’ hacia el uso intensivo de nuevas fuentes de energía de origen renovable. Creo, sinceramente, que con una correcta legislación está en nuestra mano conseguirlo.
El tercer reto al que me refería anteriormente tiene que ver con el tema migratorio. Europa está a 14 kilómetros de África. Tenemos que ser conscientes que o impulsamos la generación de oportunidades en el continente africano o vendrán a buscarlas a Europa. Europa debe impulsar un ambicioso Plan África para impulsar la inversión allí. Únicamente a través de la inversión se podrá impulsar el crecimiento y la creación de empleo.
Ello exige, por tanto, cambiar nuestro modelo de cooperación al desarrollo y pasar de uno basado únicamente en ayuda no reembolsable a otro que también contribuya a impulsar las inversiones de las empresas europeas en África. El Plan Juncker que ha conseguido movilizar más de 300.000 millones de euros es el ejemplo. Debemos impulsar un plan de garantías que mitiguen el riesgo político para que las empresas europeas puedan invertir en África en circunstancias parecidas a las que invierten en Europa, desde el punto de vista de riesgo.
Un crecimiento económico considerable en África se convertirá en un gran mercado potencial para las empresas europea.
Es importante destacar, a este respecto, que un crecimiento económico considerable en África se convertirá en un gran mercado potencial para las empresas europeas (nuestros competidores chinos ya lo han visto, por cierto). Así que, en un contexto en el que la población europea envejece y en el que uno de los motores económicos está siendo la internacionalización de nuestras empresas, el mercado africano puede convertirse también en un motor del crecimiento económico europeo. No olvidemos que, por cada mil millones de € que se incrementan nuestras exportaciones, se generan 14.000 nuevos puestos de trabajo en la UE. Por tanto, nuevos mercados son nuevas oportunidades para seguir creando empleo.
En resumen, grandes retos para tiempos convulsos pero, más que nunca, apasionantes. De ahí que, NavarraCapital.es junto con Diario de Navarra y con el patrocinio de CaixaBank han organizado para los próximos 27,28 y 29 de agosto la primera edición de los Cursos Europeos de Verano. Será sin duda un buen momento para debatir todas estas cuestiones junto a algunos de los actores clave en estos campos. Porque como bien dejó escrito Monet: “Europa se construirá en las crisis”. Ojalá esta legislatura que comienza sea la excepción, y se materialicen los avances en cuanto a integración que se precisen sin mediar incertidumbre alguna.
Pablo Zalba
Fue diputado al Parlamento Europeo (2009 – 2016) y es comisario de los Cursos Europeos de Verano
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