Parece que fue ayer cuando nos abrazábamos alrededor de las uvas y el champán y ya empezamos a ver esa esquina donde se nos amontonan como morlacos los “pendientes” antes de salir de vacaciones de verano.
Junio es época de cierre, de declaración de la Renta y exámenes finales. De “evaluación global” con el intríngulis de que lo que no se aprueba en junio, pasa a septiembre. Es una máxima que también pasa en nuestra vida… ¿Te has dado cuenta de que aquello que no abordas, que no encaras con decisión, te revisita bajo distintos disfraces cada poco tiempo? Esto es a lo que yo llamo “reválidas”, son cosas que la vida nos pide que superemos, cosas en las que toca innovar para buscarles solución. Cosas a las que hay que plantar cara y resolver para ir creciendo.
Por eso te invito a evaluar los “exámenes de junio” de tus objetivos: cuáles han aprobado con nota y cuáles no. Es el momento de reconocerTE cuántas veces les has puesto un suspenso y, también, de celebrar lo conseguido.
Si estás ya en “tercera convocatoria” de “ir al gimnasio”, busca una solución alternativa para hacer ejercicio, apúntate a yoga, zumba o vete al monte, a pasear… cualquier cosa que te permita activar el cuerpo sin someterte al yugo de una actividad que no tiene Sentido para ti.
Si estás en “convocatoria extraordinaria” de apuntarte a inglés… Busca alternativas: bájate el duolingo y empieza a jugar sin aprenderlo, o contrata un au-pair angloparlante… Ponte Creativo/a o el inglés tardará en llegar.
A estas alturas ya podemos afirmar algunas claves fundamentales:
- Los objetivos tienen que ser MARTES, indicarnos el camino.
- Si no tiene Sentido para ti, encontrarás mil excusas para no hacerlo.
- El feedback… siempre con MIMO.
- Desde que te hiciste responsable de tus decisiones, se acabaron las excusas.
- Sin Acción no hay objetivo que se cumpla.
- La Acción es más fácil en compañía.
Pasar a la acción es imprescindible, sin ella ningún objetivo se cumple. Actúa según lo que habías planeado, o algo diferente que te acerca a ese objetivo que para ti tiene Sentido. Los objetivos con Sentido no suelen cambiar, pero hay que ser flexible con los planes y las vías para conseguirlos.
Cada vez que honramos nuestro propio compromiso, nos “sentimos bien” y le decimos a nuestro cerebro que nuestra zona de confort llega hasta allí, y así nuestra zona de confort se “ensancha” y cada vez nos cuesta menos, porque el cerebro pone menos resistencia.
Recuerda recompensar el esfuerzo, reconocernos los méritos, premiarse y “ponerse medalla” por esa acción llevada a cabo, por ese objetivo cumplido, por ese “Cum laude” en perseverancia.
Y si sola –o solo- no puedes, pide ayuda. En compañía es más fácil. Puede ser un amigo, una amiga con un objetivo similar al tuyo, o un profesional que te ayude a afrontar la labor desde otro punto de vista. O tal vez, dado que estamos en junio… tómate tu tiempo, “estudia de otro modo”, repasa en veranito y vente en Septiembre con una nueva mirada y las pilas cargadas.
Marta Martínez Arellano
Experta en Desarrollo Personal y Ejecutivo
Miembro de la red internacional BVC® de gestión por valores
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