El XXIV Congreso Nacional de Empresa Familiar, organizado por el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) en colaboración con la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar Navarra (ADEFAN) y el patrocinio de Banco Santander y KPMG, inició este martes su segunda jornada con la ponencia del exCEO de Unilever y cofundador y chair de Imagine, Paul Polman. En ella, explicó a los asistentes cómo llegar a ser una empresa Net Positive, un concepto que nació tras conocerse cómo el mundo está utilizando muchos más recursos de los que puede ofrecer.
Visto ese escenario, opinó que “la RSC ya no es suficiente”, ya que “para ser sostenible hay que restaurar y regenerar”. Por eso, instó a las empresas a cambiar su forma de operar para liderar la sostenibilidad: “No podemos dar respuesta a lo que nos pide la sociedad si no empezamos por transformarnos nosotros primero”. Igualmente, les exigió “ser valientes” y superar el cortoplacismo. “Necesitamos los beneficios para sobrevivir, pero vivir solo para ellos está destrozando nuestras organizaciones”.
Paul Polman: “Cuando se creó el PIB, no se tuvo en cuenta que los recursos son finitos y eso nos ha llevado a problemas como el cambio climático”.
Pese a creer en los mercados, dejó constancia de que “hay partes que no funcionan”. “Cuando se creó el PIB, no se tuvo en cuenta que los recursos son finitos y eso nos ha llevado a problemas como el cambio climático”. Insistió, por este motivo, en la necesidad de aplicar cuanto antes los criterios del largo plazo y los beneficios compartidos entre todos los agentes que participan de la cadena de valor, “aunque suenen paternalistas”. “Hemos llegado a un momento crucial para dar la vuelta a nuestro mundo”. También apostilló que el sector privado no puede condicionar su actuación a unas administraciones cuyo margen de maniobra está limitado por la multilateralidad.
Por eso, planteó la posibilidad de los partenariados de empresas como “una solución creativa” para superar las barreras y obstáculos que limitan la actuación del sector público. Y, como ejemplo de esto último, citó el caso de las empresas de moda: “Estamos trabajando con ochenta de ellas para integrar la biodiversidad y el algodón sostenible en la cadena de valor”. Según Polman, este tipo de proyectos confirma que se puede ir “más allá de las fronteras tradicionales de los negocios para triunfar en el campo de la sostenibilidad”.
Al margen de esta propuesta, el cofundador y chair de Imagine aseguró que las empresas familiares cuentan con una serie de fortalezas “innatas” para ganar la batalla de la sostenibilidad. “Lo estáis haciendo mucho mejor porque estáis focalizadas en el largo plazo y sois más resilientes”. Bajo su punto de vista, por tanto, reforzar esos factores puede ser clave para “atraer proyectos más atractivos, retener el talento de la organización, establecer relaciones más fuertes y duraderas con la comunidad y obtener mejores resultados de forma creciente”.
ENCUESTA DE SIGMA DOS
Posteriormente, el presidente de Sigma Dos, Gerardo Iracheta, presentó las conclusiones del estudio realizado por su entidad sobre la imagen social de la empresa familiar. Un análisis que fue realizado a un universo formado por 1.200 personas entre el 18 y el 25 de junio pasados y que presenta un nivel de confianza del 95 %. A partir de ahí, Iracheta destacó que, para el 83 % de los ciudadanos, la empresa donde trabajan tiene mucha importancia en su vida. Por otra parte, el 65 % de los encuestados consideró su ámbito laboral como un espacio válido para desarrollar su talento y crecer como persona.
Paul Polman: “Las empresas familiares cuentan con fortalezas innatas para ganar la batalla de la sostenibilidad”.
Asimismo, el 54 % de los participantes afirmó que sus mejores amigos son compañeros de trabajo y que, para el 62 %, la labor de las empresas está siendo útil para paliar la crisis del Covid-19. Por otro lado, seis de cada diez personas consultadas opinaron que el sector privado actuó con responsabilidad durante la pandemia. Como muestra de esa buena valoración, el 82 % vio de forma positiva las medidas que se tomaron para garantizar la seguridad de los trabajadores. Y una inmensa mayoría reconoció que no tuvo problemas con los suministros pendientes de las empresas (energía, Internet o alimentación) ni con el cobro de sus nóminas.
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Preguntadas por cómo valoraron su desempeño durante la pandemia, las pymes obtuvieron la nota más alta (7,39), seguidas de las grandes empresas (6,30) y la Administración, que obtuvo un aprobado (5,16). De ahí que nueve de cada diez reclamaron que el sector privado juegue un papel relevante en la reconstrucción de la economía. Según Iracheta, estas cifras confirman que los empresarios familiares están trabajando efectivamente por una sociedad mejor. “El reto pendiente sería que la sociedad así lo vea y perciba”, concluyó.
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