Tras leer el último estudio “Orientación profesional y formación dual. Hacia un modelo integrado para el empleo juvenil” del Instituto de la Empresa Familiar, patrocinado por la Fundación Bankia, me gustaría compartir en este artículo algunas de las cuestiones más relevantes que expone y que deben ocuparnos como sociedad.
Lo primero que queda claro es el desajuste entre el trabajo que se ofrece y los perfiles profesionales que se ponen a disposición en el mercado. Hay que corregir este desajuste en un mundo global donde los países en desarrollo casi duplican su peso en el PIB mundial.
Es imprescindible una formación adecuada no solo técnica sino en valores. Cuando las empresas contratan tienen en cuenta la actitud, las habilidades personales y la capacitación técnica. Por eso, valores como la cultura del trabajo, el esfuerzo, el compromiso, muy presentes en la empresa familiar, deben ser transmitidos a los jóvenes.
“La formación es clave para el desarrollo futuro de las siguientes generaciones y ahí todos debemo implicarnos”.
Por otro lado, existe un elevado número de universitarios, comparado con los graduados en FP. De ahí que la sociedad no solo no sea capaz de absorberlos sino que, además, nos encontramos con una de las mayores tasas de sobrecualificación en sectores como el de servicios y la industria con la consiguiente carga de frustración, ineficiencia del sistema y ausencia de una formación intermedia de calidad.
El porcentaje de jóvenes de 25 y 34 años que han cursado una FP en su etapa de secundaria en Alemania es del 88%, en Francia del 74% y en España del 45%, por lo que es evidente que la FP en otros países tiene una mejor valoración. A todo lo anterior hay que sumar que un 35% de nuestros jóvenes no han logrado terminar el Bachillerato ni su FP, y tenemos un excesivo porcentaje que “Ni estudia Ni trabaja”. Son factores que bien podrían explicar el nivel de desempleo juvenil que sufrimos y que se sitúa por encima de la media europea.
En este contexto me gustaría poner sobre la mesa una palabra que personalmente utilizo, la empleabilidad, con la que se define la mejora de las habilidades y capacidades personales que contribuyen a la incorporación de la persona y su continuidad en el mercado de trabajo.
“Es imprescincible una formación en valores porque la empresa contrata a partir de la actitud, las habilidades personales y la capacitación técnica”.
Para mejorar esa empleabilidad en la etapa previa y para elegir la carrera profesional es fundamental la información y después un proceso formativo de calidad: la formación. La primera viene de la mano del orientador profesional, figura básica para adecuar la oferta a la demanda y que, para su trabajo, debería contar con la ayuda y colaboración de la Administración.
En cuanto al segundo aspecto, centros de formación y empresas, a través de la Formación Dual, tienen que preparar al joven para adecuar y mejorar su empleabilidad. Por lo tanto, ambas entidades deben estar totalmente interrelacionadas y mantener una fuerte comunicación para dotar al joven de la formación y la experiencia acumulada que le garanticen su empleabilidad.
ALGUNAS PRIORIDADES BÁSICAS
En conclusión, las prioridades que plantea el estudio del Instituto de Empresa Familiar coinciden, en gran medida, con las que realizamos desde ADEFAN en un informe que presentamos este año y que me gustaría enumerar:
- Incorporar la Formación DUAL como uno de los pilares del futuro pacto por la educación.
- Generar una información pública de calidad sobre tendencias del mercado laboral y especialidades de los centros de Formación.
- Potenciar la figura del orientador profesional.
- Fomentar la especialización de los centros de formación para elevar su calidad y facilitar su integración en los procesos de producción.
- Incentivar la movilidad de los jóvenes a aquellos centros que mejor se adapten a sus expectativas profesionales.
- Impulsar la colaboración público-privada en el ámbito formativo.
- Definir y capacitar la figura del tutor en las empresas de prácticas.
- Promover la creación pública o privada de centros de formación profesional a través de las pequeñas y medianas empresas y de sus organizaciones globales o sectoriales.
- Adaptar el marco regulatorio y administrativo con el fin de facilitar el desarrollo de la FP dual, definiendo un marco contractual entre los alumnos, los centros y las empresas.
- Evaluar la política formativa por centros, que permita un control de la eficiencia.
Si trabajamos estos aspectos, venceremos al paro juvenil y al abandono escolar y, de paso, facilitaremos el desarrollo de empresas que encontrarán en el mercado los profesionales que necesitan. En ADEFAN trabajamos en ese sentido, concienciando y motivando a nuestros jóvenes y proporcionándoles la práctica que necesitan para mejorar su desarrollo personal y profesional. En definitiva, para que apuesten y se impliquen en la continuidad de las empresas familiares.
La formación es clave para el desarrollo futuro de las siguientes generaciones, todos debemos implicarnos para que la propuesta formativa responda a las necesidades de los tiempos.
Francisco Esparza
Presidente de ADEFAN (Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar en Navarra)
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