De entrada nos dice que ha escogido Navarra porque “es un pequeño gran lugar donde me siento acogido, me ha sido fácil acceder a nivel institucional, político y empresarial, eso me da confianza y hace que me sienta querido… Eso me ha hecho ver que la decisión de traer mis negocios a Navarra había sido acertada”.
Xavier Gabriel habla con voz baja y monocorde, lo que unido a su marcado acento catalán hace que en algunos momentos no sea fácil entenderle. Además sus respuestas son, en ocasiones, deliberadamente ambiguas, como si quisiera dejar a la interpretación de quien le escucha su sentido.
Al pedirle que nos resuma su biografía, Xavier Gabriel se remonta a cuando tenía 16 años y decide dejar de estudiar “aborrecido por el profesor que tenía”. Les dijo a sus padres que quería trabajar en un banco y ellos le advirtieron de que, sin estudios, tendría que hacerlo de botones. Así ocurrió “y llegué a ser director, pasé después por otros dos bancos y con 28 años y un hijo de dos me atreví a dejar el empleo porque en ese año me habían aumentado la categoría dos veces, eso era un mérito, pero también vi muy claramente que mi objetivo, que era ser presidente del banco, no lo iba a conseguir, y estando en Sort no iba a llegar ni a director general”.
“Cuando tenía 14 años propuse a mis padres que vendieran lotería. Me dijeron: hazlo tú cuando seas mayor“
Como no quería irse de su pueblo, al menos de forma permanente, la única solución era dejar el banco. Tuvo negocios temporales en Barcelona e Ibiza, y entre 1987 y 1988 trasladó a Sort actividades deportivas que había conocido en los Alpes y que todavía no se practicaban en España: rafting, puenting, salto de altura… La empresa, D’Aventur, tuvo mucho éxito y Gabriel quiso ampliar sus actividades, pero ante la negativa de sus socios abandonó el proyecto.
Un día surgió la oportunidad de poner en marcha una idea que había propuesto a sus padres cuando tenía 14 años: “Tenían una estanco que a la vez era tienda de souvenirs, caza, pesca, juguetes… y les dije que por qué no vendían lotería. Me contestaron que cuando fuese mayor lo hiciera yo”. Vio en un Boletín Oficial que se ofertaba una licencia para una administración de lotería en Ibiza, siguió leyendo y al pasar la página, para su sorpresa, encontró que había otra para Sort.
Gabriel reconoce que el riesgo era “enorme, porque en mi pueblo se vendían unas 40.000 pesetas de lotería a la semana y yo tenía que vender un mínimo de 250.000, sí o sí. Bueno, acepté el reto, en 1986 empezamos y a los seis meses ya había vendido unos 60 millones”. El resto ya es conocido, su administración La Bruixa d’Or ha llegado a ser la más importante de Europa, “y solo con el Euromillón estamos ganado a Alemania muchas semanas”.
Xavier Gabriel espera poder hacer un viaje espacial con Virgin Galactic en 2018
Niega estar fomentando la ludopatía “porque la lotería no es un juego activo, sino pasivo” y afirma que vende lotería en todo el mundo: “Sudáfrica, Quebec, Italia… incluso China”. Sonríe antes de contarnos que “un ministro chino dijo que a mi bruja no le dejaría entrar, y entonces hice una participación de lotería en la que se veía la muralla china y la bruja y yo volando por encima: estamos vendiendo en China. Y ahora, gracias al viaje que tengo con Virgin Galactic, una mujer china que está entre los 80 socios fundadores del proyecto me dijo que me ayudaría a vender más en su país. Y en eso estamos”.
Aquí conviene recordar que hace once años Xavier Gabriel anunció que iba a ser el primer pasajero español de un vuelo turístico espacial. Viajaría en una nave de Virgin Galactic, la compañía del magnate Richard Branson, pero las dificultades técnicas, incluido un accidente en un vuelo de pruebas, han ido retrasando su sueño. Según dice, Branson le ha asegurado que en 2018 su compañía estará en condiciones de iniciar los vuelos.
Nos interesamos por el secreto de su éxito, al margen del tópico de trabajar mucho, y el lotero añade que está, además, en la constancia y la perseverancia, aunque va añadiendo innovar, arriesgar “y aceptar la pérdida y el engaño”. Vamos a pedirle que nos lo aclare y nos adivina las intenciones: “Tienes que aceptar todo o negativo para ser positivo, es como un virus que entra en el cuerpo, si lo atacas lo eliminas, pero primero te tienes que inmunizar. Tienes que saber qué es pasarlo mal, casi es aconsejable arruinarte y yo lo he conseguido dos veces, eso quiere decir que me he levantado tres. Si te va todo bien es difícil que tomes decisiones arriesgadas, y sin decisiones arriesgadas no vas a triunfar en nada”.
Alegamos que quizás también ha influido la suerte, porque de no haber repartido en 1994 el primer premio de la lotería del Niño tal vez La Bruixa d’Or no hubiese llegado a ser lo que es ahora, y por primera vez eleva el tono de voz para replicar que “eso no influye, en absoluto, la suerte no existe y si di el premio en el 94 no fue por una cuestión de suerte, sino de estadística porque entonces ya era la tercera administración en ventas de España. Cuando alguien trabaja tanto para llegar a ser el tercero le guste o no dará un premio, y cuando lo haga que no permita que alguien le diga que ha tenido suerte”.
“En Sort todo el mundo se conoce, te siguen los pasos y algunos lo hacen para ponerte la zancadilla”
Lo tajante de su respuesta hace que balbuceemos una disculpa, pero Gabriel aclara, sonriendo de nuevo, que “no te estoy bronqueando, mira, si no compras un décimo no te va a tocar, y si lo compras y te toca que no te digan que has tenido suerte, porque te lo has jugado”. Bueno, pues nada, volvemos a las razones del éxito. Está claro que la apuesta por la innovación al lanzarse a vender por internet cuando casi nadie lo hacía es una de ellas, pero también había aludido al riesgo. “Sí, pero el riesgo empieza con la innovación porque hace 26 años estaba invirtiendo 300.000 pesetas en una web para vender cuando nadie tenía internet… ¿Cómo iba a vender? Por eso te decía que además hay que tener constancia y perseverancia”.
Es consciente de que no todo el mundo le aprecia en Sort, aunque dice entenderlo porque “todo el mundo se conoce, te siguen los pasos y hay quien lo hace para ponerte la zancadilla. Eso es inevitable en cualquier pueblo, y los humanos somos así”. ¿Es por envidia? “Mira, el éxito no se tolera, que salgas en televisión tampoco, y cuando llevas 6.000 entrevistas…”
De su popularidad asegura que se queda, más que con el beneficio económico, con el haber conocido gente “realmente sana, que alguien inteligente como como Iñaki Gabilondo te tenga en su consideración… o José Manuel Lara, que era una persona admirable, eso sí que tiene un valor grande y tampoco es suerte, es fruto del trabajo”. Por último le preguntamos cómo está viviendo la situación que se vive en Cataluña y nos dice, con rostro ensombrecido y la voz aún más baja, que “siento un desgarro, se curará pero la cicatriz me quedará para siempre, no dejaré de querer a Cataluña y cuanto peor lo pase, peor lo pasaré yo”.