Comenzamos esta entrevista con la cara bien lavada y una confesión en voz alta: hemos cotilleado el perfil de LinkedIn de nuestra entrevistada. «Pues poco habrás encontrado -ríe-, porque soy un desastre con las redes sociales. Hasta ahora no le había dedicado tiempo. Sí veo que hay mucha información y contactos interesantes, pero lo uso más para ver lo que hacen otras personas que para mostrarme a mí. Esa será la siguiente etapa».
Razón no le falta. Efectivamente, poco hemos encontrado. Lo único que sabemos de Silvia García de la Torre es que se licenció en Ingeniería Agronómica por la Universidad Pública de Navarra (UPNA), que cuenta con un Máster en Tecnología y Calidad de las Industrias Agroalimentarias expedido por la misma institución académica y que desde hace más de veinte años trabaja en el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA). Queremos conocer de dónde viene y descubrimos que nació en Pamplona, donde ha vivido casi toda su vida.
«Mi padre es asturiano y vino a Navarra cuando tenía unos catorce años porque mi abuelo había conseguido un trabajo en la papelera de Sangüesa. Mi madre es de Bilbao, vivió muchos años en Logroño y luego fue a trabajar a Pamplona cuando estaba bastante jovencita. Allí se encontraron y se quedaron», relata.
Suponemos que, tras acabar el instituto, García de la Torre eligió la carrera de Ingeniería Agronómica con la idea de trabajar en una de las grandes firmas agroalimentarias de la Comunidad foral o de seguir la estela de algún familiar. Pero enseguida desmonta nuestras hipótesis. «Desde siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con la naturaleza, el campo, el aire libre… Voy por allí fijándome en las plantas y en cómo crecen», confiesa. Primero pensó en escaparse a África a grabar documentales, «cosa que estaba complicada», así que terminó siguiendo el consejo de una amiga y se inscribió en la UPNA.
«Cuando eres adolescente, tomas decisiones que están más basadas en suposiciones que en hechos. Ahora que tengo hijos lo veo, pero la verdad es que me encontré con una carrera que me gustó mucho». Tanto es así que se animó a hacer su proyecto de fin de carrera en la Chambre Départementale d’Agriculture de l’Indre, ubicada en la localidad francesa de Châteauroux.
Allí, mientras exploraba estrategias para mejorar la eficacia de fertilizantes, se encontró con un entorno «muy, muy distinto» al de su tierra natal: «Mi proyecto estaba adscrito a una universidad en Lyon, cerca de los Alpes franceses, así que me llevé el piolet. Pero Châteauroux es una gran llanura…». No pudo escalar montañas, pero sí tuvo la oportunidad de afianzar su dominio del francés, un idioma que habla parte de su familia y que todavía practica cuando se escapa junto a los suyos a Biarritz o a San Juan de Luz.
«Desde siempre me ha gustado todo lo que tiene que ver con la naturaleza, el campo, el aire libre… Voy por allí fijándome en las plantas y en cómo crecen»
Poco después de haber regresado a casa y haber presentado su proyecto de fin de carrera en la universidad, encontró trabajo. Concretamente, obtuvo una beca del Departamento de Producción Vegetal de la UPNA, que le permitió idear proyectos e investigar para una empresa navarra dedicada al cultivo de alfalfa durante dos años.
En 2002 aterrizó en CNTA con una meta específica: dinamizar la ejecución de proyectos de innovación dentro de la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (Asevec). Entró en un área «incipiente», integrada al principio por «unas tres personas».
Un año más tarde vivió la mudanza del centro, que pasó de ocupar una sede compartida en el centro de San Adrián con la extinta Consebro (actualmente Alinar) a instalarse en un espacio propio. El cambio respondió, como es lógico, a una etapa de expansión en la que CNTA amplió su cartera de clientes y vio cómo su volumen de proyectos aumentaba. En consecuencia, los responsables de la entidad dividieron su actividad por departamentos y nombraron a García de la Torre responsable de la cartera de Tecnología de Alimentos en 2005.
Las instalaciones que nos acogen han visto crecer a nuestra interlocutora, que trabaja en el mismo lugar desde los 27 años. «Todo ha evolucionado, como es normal que suceda si las organizaciones crecen». Esos cambios los ha vivido en carne propia: tras ejercer como responsable del Departamento de Tecnología de Alimentos, en 2012 pasó a coordinar junto a una compañera todos los proyectos de I+D+i desarrollados por la plantilla del centro. En 2017, coincidiendo con otro proceso de restructuración, asumió el cargo de responsable científico-técnica de I+D+i. Desde entonces, supervisa la ideación y preparación tanto de proyectos propios de CNTA como de iniciativas bajo contrato.
Ahora, tras casi un lustro en el mismo puesto, se prepara nuevamente para abrazar el cambio. Con gran humildad, nos adelanta que pronto liderará un proyecto «recién salidico del horno». El reto de calado al que se enfrenta es dirigir el Eatex Food Innovation Hub, «un programa que pretende impulsar y reforzar los sistemas de innovación agroalimentaria, ejecutado en colaboración con el Ministerio de Ciencia e Innovación y el Gobierno de Navarra y financiado con fondos europeos Next Generation».
«El sector se enfrenta a unos retos bastante importantes, derivados de las exigencias del Pacto Verde Europeo y del desafío de alimentar a una población creciente»
Acompañando a La Rioja, Aragón, la Comunidad Valenciana, Murcia, Extremadura y Asturias, será CNTA, en representación de Navarra, la entidad que coordine la iniciativa. El hub, según nos cuenta, tendrá aproximadamente siete líneas de actuación.
Y una de ellas, «especialmente importante para esta región», estará focalizada en la digitalización. «Tenemos que apoyar la transformación del sector, que se enfrenta a unos retos bastante importantes derivados de las exigencias del Pacto Verde Europeo y del desafío de alimentar a una población creciente de forma saludable, accesible y segura», expone sin titubeos.
Nos resulta imposible no indagar más acerca de esta iniciativa, que se presenta al público el próximo miércoles. Y García de la Torre nos revela que el hub tendrá su sede en la Comarca de Pamplona y que esta verá la luz a principios de 2023. Ese apunte geográfico nos recuerda que, al principio de la conversación, la hasta ahora responsable científico-técnica de CNTA nos ha comentado que vive en la capital navarra desde siempre.
Citadinos sin remedio, apuntamos. «¿Y cómo lleva tener que conducir una hora cada día desde Pamplona a San Adrián?» Conseguimos que vuelva a sonreír. «Aquí siempre ha habido cultura de compartir coche en grupo y los viajes casi forman parte de la vida profesional y social», nos responde. Esa misma naturalidad es la que le lleva a reconocerse a sí misma como «hija profesional de CNTA», el lugar donde lleva creciendo desde hace dos décadas.