La inteligencia artificial, como ChatGPT, pronto superará a la inteligencia humana en todo. Además será consciente, tendrá aspiraciones y querrá perpetuarse. Make People Better, recientemente galardonada en el festival de cine científico #LabMeCrazy de la Universidad de Navarra, desvela que ya han nacido personas con un genoma modificado artificialmente.
Ahora que empezamos a comprender, transformar y diseñar nuestra propia inteligencia y biología, traspasando límites que nos hacen repensar qué es ser humano, ¿qué vamos a hacer con estos nuevos superpoderes?
Conectamos nuestra red de neuronas con dispositivos para neurorehabilitarnos o superar la discapacidad. Así que pronto podremos tener funciones sensoriales, motoras o cognitivas extraordinarias; leer; o modificar nuestros pensamientos, recuerdos, deseos, creencias e identidad.
Impulsamos la biotecnología para prevenir enfermedades, diagnosticar antes y curar mejor, aunque se puede tener la tentación de utilizarla para crear “personas mejores” por puro capricho o por intereses políticos, económicos, militares o industriales. Quizás por eso sus dimensiones científicas, empresariales y éticas se debaten en los grupos de trabajo de Genome Project Write y en el tercer congreso internacional de edición del genoma humano, que se está celebrando en Londres.
La Universidad Pública de Navarra cuenta con una Cátedra de Biología Sintética, impulsada por CNTA, y acaba de inaugurar el Centro de Inteligencia Artificial. Al mismo tiempo, el nuevo Polo Europeo de Innovación Digital de Navarra (IRIS) tendrá una biofoundry para diseñar e imprimir prototipos de sistemas biológicos, y apuesta por la especialización en inteligencia artificial, ciberseguridad industrial y biología sintética.
Se están proponiendo neuroderechos para que las neurotecnologías garanticen la privacidad, identidad, libertad, inclusión y equidad para todas las personas. Sin duda, hace falta también impulsar bioderechos, haciendo equilibrios entre las ilimitadas posibilidades y riesgos de la biología. En definitiva, se ha abierto la caja de Pandora. Desatada nuestra capacidad de crear vida e inteligencia autónomas, ¿cómo nos gustaría seguir conviviendo con la naturaleza?
Es urgente que la ciudadanía conozca los retos y oportunidades de las tecnologías exponenciales. Además de liderar su desarrollo, tiene la responsabilidad de decidir cómo gobernarla. Juventud, organizaciones y representantes elegidos democráticamente necesitan abrazarse en conversaciones entrelazadas sobre tecnología, ética y política.
El abanico infinito de posibilidades virtuosas que nos ofrece la tecnología se fusiona con posibles escenarios distópicos y aberrantes. Tal vez podamos sobrevivir y progresar como especie si conseguimos cooperar superando desafíos descomunales como la emergencia climática y la desigualdad social. La alternativa para algunos puede ser escapar a oasis de efímera prosperidad, seguir escalando la pirámide de la injusticia o seguir disfrutando mientras nuestro Titanic se hunde con todos los homo sapiens a bordo. Ojalá estemos a tiempo de construir una sociedad que nos permita progresar siendo mejores personas.
Juanjo Rubio
Ingeniero biomédico y director de la Unidad de Innovación Social de Navarra