Las autoridades de Singapur dieron luz verde recientemente al uso de carne de pollo creada en laboratorio como ingrediente en los nuggets, lo que ha supuesto “un auténtico hito” en la industria agroalimentaria. Un hito que ejemplifica el impulso de la innovación en la cadena alimentaria y la velocidad a la que se suceden los avances en este sector, ya que la llamada carne cultivada “se veía no hace muchos años como un concepto absolutamente futurista y lejano”.
En un año inevitablemente marcado por el Covid-19, ha quedado patente que la pandemia ha propiciado algunos cambios de calado pero, al mismo tiempo, ha sido un acelerador en la adopción de tecnologías, la implantación de tendencias y la generación de oportunidades para la industria agroalimentaria. Así lo ha detectado el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) en su labor de vigilancia durante este 2020, que ha venido a confirmar “muchas de las reflexiones” que sus expertos proyectaron en la serie especial de reportajes Panorama Alinnova, publicada en enero. Vectores como la sostenibilidad, la salud y la pujanza de las tecnologías emergentes se presentaban en dicha proyección como aspectos clave a tener en cuenta para el sector agroalimentario y, finalmente, han sido protagonistas durante estos doce meses en los que la ciencia, la tecnología y la innovación también han dejado notas positivas.
Aunque el shock inicial del Covid-19 pudo parecer un freno para muchas tendencias, “finalmente ha actuado como un acelerador de algunas de las más relevantes que ya se venían observando”.
En los siete artículos de la serie Panorama Alinnova 2020, unos treinta expertos de diferentes áreas de CNTA avanzaron tendencias para las empresas del sector en torno a la investigación, los desarrollos y las innovaciones en materia de alimentación. Todo ello sobre la base de lo vivido en el año anterior y su análisis de la actualidad. Aunque el shock inicial del Covid-19 pudo parecer un freno para muchas tendencias, “finalmente ha actuado como un acelerador de algunas de las más relevantes que ya se venían observando”.
Un ejemplo claro es la consolidación de la proteína vegetal como una alternativa “más que presente en muchos productos de los lineales”. Marcas como Maheso o Campofrío son las últimas en unirse a esta tendencia con sus propios lanzamientos y en seguir la estela que también han iniciado en España distribuidores como Lidl o Aldi con nuevas propuestas. De cara a 2021, se atisban movimientos a tener en cuenta, como el lanzamiento de la McPlant por parte de McDonald’s, mientras las predicciones de crecimiento de mercado e inversión “siguen en alza“. Los retos en este ámbito de innovación siguen siendo el aumento de la aceptación en el consumidor, la mejora del perfil nutricional de las soluciones existentes y los avances en otras categorías de producto menos exploradas como el pescado o el marisco, añadió CNTA en un comunicado. Paralelamente a las fuentes vegetales de proteína, se sigue profundizando sobre el potencial de otras como las celulares y las basadas en fermentación, “en aras de una cadena alimentaria más sostenible”.
Alineados con el concepto de sostenibilidad, también han estado los diferentes desarrollos de packaging con materiales reciclados o susceptibles de ser 100 % reciclables. Al mismo tiempo que se han intensificado los lanzamientos basados en r-PET o en envases fabricados a partir de residuos por parte de grandes marcas, especialmente en el subsector de las bebidas, han proliferado las referencias al packaging sostenible en el etiquetado. Cabe destacar que planes estratégicos como el De la Granja a la Mesa de la UE, eminentemente enfocados a la sostenibilidad, “seguirán influyendo en este tipo de innovaciones por parte de la industria alimentaria y auxiliar, al igual que la tendencia regulatoria hacia la progresiva prohibición de plásticos de un solo uso”.
PREOCUPACIÓN POR LA SALUD
La preocupación por la salud de los consumidores llevó en su día a una institución como la EFSA a estudiar los efectos cumulativos de los pesticidas, publicando sus primeros resultados en la primera mitad de este 2020. El uso de plaguicidas es uno de los asuntos más vigilados en lo que respecta a la seguridad alimentaria y la máxima autoridad en este campo a nivel europeo lanzó sus primeras conclusiones, “apuntando a hipotéticos riesgos del uso combinado de productos fitosanitarios en el sistema nervioso y el sistema tiroideo”. Estas investigaciones continuarán, igual que las relativas a contaminantes o patógenos, especialmente los asociados al cambio climático, otro de los ámbitos en los que se ha dado mucha actividad durante este año merced a los informes de FAO, CLEFSA y Red EREN.
La máxima autoridad europea en plaguicidas lanzó sus primeras conclusiones, “apuntando a hipotéticos riesgos del uso combinado de productos fitosanitarios en el sistema nervioso y el sistema tiroideo”.
2020 será recordado también como el año en el que una tendencia con recorrido como la alimentación saludable, sustentada en estrategias como la mejora del perfil nutricional de los productos alimentarios, no solo se consolidó entre los consumidores, “sino que abrió nuevas puertas a la innovación”. La pandemia ha reforzado la idea de que contar con un sistema inmune robusto puede ayudar a resistir a amenazas para la salud y de que, en consecuencia, la alimentación puede jugar un papel crucial en esa línea de defensa. Especialmente en la primera mitad de año, analizó CNTA, creció de manera sustancial el interés por los alimentos funcionales y el llamado fenómeno de la inmunonutrición, que se presenta como un campo propicio para la innovación y la generación de nuevas oportunidades de negocio en las empresas alimentarias.
DIGITALIZACIÓN
La digitalización se ha convertido en otro de los leit motiv del año, no ya porque su significado haya reafirmado su sentido en determinadas formas de consumo o en la adaptación de rutinas de trabajo en todos los sectores productivos, sino también “por la innegable pujanza de tecnologías emergentes y ligadas de una manera intrínseca al concepto de digital”. Así, se han dado pasos en innovaciones basadas en tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial o el machine learning, orientadas a diferentes fases de la producción alimentaria: desde el diseño de producto hasta el control ambiental en superficies o las técnicas de análisis sensorial, por poner algunos ejemplos.
Además, el Covid-19 ha puesto sobre la mesa la relevancia de contar con tecnologías que permitan el almacenamiento y el tratamiento de grandes volúmenes de datos: “Las empresas del sector agroalimentario no son ajenas a esa penetración de las tecnologías facilitadoras y conceptos como la monitorización y automatización apuntan a seguir cobrando un papel clave en el desarrollo de su competitividad”.
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