jueves, 12 diciembre 2024

Trucos para vivir 120 años

Que no duraremos para siempre es una verdad incontestable. No obstante, caeríamos en un pesimismo tramposo si no admitiésemos que, probablemente, nuestra estancia en la tierra será más larga que la de nuestros antepasados. En el proceso de envejecer con calidad de vida interviene decisivamente la epigenética. O, dicho de otra forma, los hábitos de vida que adoptamos y que influyen en la expresión de los genes relacionados con la longevidad.


Pamplona - 5 agosto, 2023 - 00:09

El ejercicio físico "ayuda a mantener la fuerza muscular y la flexibilidad". (Foto: cedida)

Actualmente, son muchos los que afirman tener entre manos una fórmula mágica que “logre rejuvenecernos” y revertir los múltiples mecanismos del envejecimiento. No hay nadie, sin embargo, que pueda rebatir aquella sentencia que nos dejó el libro del Génesis: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Esa verdad incontestable no es, lógicamente, incompatible con el desarrollo de grandes avances tecnológicos y sanitarios que han mejorado de forma exponencial nuestra calidad de vida en los últimos años. Solo hace falta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que, en términos generales, cada vez envejecemos más tarde y mejor.

En este sentido, el doctor Manuel de la Peña, académico, profesor de Cardiología y presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social, pone de manifiesto que las claves de la longevidad son “una buena terapia hormonal de reemplazo unida a una dieta cardiosaludable, así como un control adecuado de los factores de riesgo cardiovascular, entre los que se encuentran la hipertensión arterial (lo ideal es un máximo de 130/80), el colesterol LDL (inferior a 70), un nivel en sangre de lipoproteína (a) inferior a 50 y buen control de sobrepeso-obesidad-diabetes para frenar el proceso de arterioesclerosis”. Asimismo, el facultativo apunta a “cuidar el microbioma, controlar el estrés, tener un sueño reparador, realizar ejercicio físico y someterse a tratamientos con células madre (y reprogramación celular) y cambios de sangre (reemplazo de plasma)”. Todo ello, a su juicio, “contribuye a alargar la vida hasta incluso los 120 años”.

A partir de los 40 años, según resalta el doctor, se produce un declive hormonal que provoca envejecimiento. ¿Cómo actuar ante este hecho? La terapia de reemplazo de hormonas, como la testosterona, estradiol y progesterona, entre otras, “permite recuperar el equilibro hormonal”.

El doctor de la Peña añade que la longevidad “tiene como determinantes, por un lado, los 20.000 genes y, por otro, la epigenética, es decir, los hábitos de vida que influyen en la expresión de los genes”. Por eso, resulta “esencial” conocer nuestro genoma humano para saber la predisposición genética que hemos heredado para sufrir determinadas enfermedades. “Hay genes que influyen en la longevidad, como el gen Matusalén, pero en la expresión de los genes influye el epigenoma, es decir, nuestra capacidad de influir en los factores desencadenantes como son los malos hábitos”, elucida el sanitario. Y, efectivamente, llevar una alimentación sana, evitar el estrés crónico, rehuir de las sustancias tóxicas, apartarse de conflictos emocionales, realizar ejercicio físico, controlar la hipertensión elevada y mantener bajas las fracciones de colesterol más aterogénicas son factores “que influyen de manera decisiva en la expresión de los genes”.

A día de hoy, tal como expone el médico, se están haciendo múltiples estudios sobre tratamientos con telomerasa, “la enzima que influye en el alargamiento de los telómeros”. Estos últimos, a su vez, “son los que determinan la longevidad”. En pocas palabras. “cuanto más alargamiento de telómeros, más se vive”. Imaginemos que los cromosomas son los cordones de los zapatos y los telómeros son los plastiquitos que se ven en los extremos de los cordones: cuanto más largos, mejor, pero con el uso se desgastan y se acortan.

Al margen de esta alternativa, también se están realizando estudios con el Klotho, una sustancia que segrega el riñón y que influye en el retraso del envejecimiento. La insuficiencia renal, en concreto, “puede disminuir hasta en un 90 % la producción de Klotho”.

El doctor de la Peña señala que el cambio de sangre es “clave” en la longevidad. “De hecho -añade-, algunos estudios han demostrado que, al reemplazar el plasma sanguíneo de ratas viejas con el de ratas jóvenes, se observa cómo las primeras corren más rápido a buscar el alimento”.

Para este doctor en Medicina, una dieta equilibrada y saludable debe incluir alimentos como el aceite de oliva virgen extra, frutos secos (un puñado de nueces diario), frutas, verduras, cereales integrales, todo tipo de pescados, proteínas magras y grasas saludables. En resumidas cuentas, el facultativo recomienda “seguir un patrón alimentario centrado en más alimentos vegetales y menos grasa animal para mantenerse sano”, así como “huir de los ultraprocesados”.

Por último, es bien sabido que la actividad física regular tiene un impacto positivo en la longevidad. El ejercicio “ayuda a mantener un peso saludable, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y ayuda a mantener la fuerza muscular y la flexibilidad, lo que puede ser especialmente importante a medida que se envejece”. ¿Una opción divertida para este verano? ¡Apuntarse a una escuela de baile!

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