jueves, 28 marzo 2024

La otra mirada de Koldo Balda

El hijo de Pedro Martín y hermano de Javier, el pequeño de los Balda, pone en el mercado Koverlok, una nueva marca que diseña y produce ediciones limitadas de prendas y complementos con ilustraciones exclusivas creadas por artistas


Pamplona - 24 junio, 2017 - 05:55

Koldo Balda

Koldo Balda

Arte y moda, calidad y piezas únicas, marketing y redes sociales. Si sumamos todo eso, más el trabajo, creatividad e ideas de Koldo Balda, nos aproximaremos a la idea de lo que es Koverlok, una nueva marca que diseña y produce ediciones limitadas de prendas y complementos con ilustraciones exclusivas creadas por artistas.

Koldo Balda ha convivido con el arte, su padre, Pedro Martín fue uno de los pintores locales más conocidos, y los cuadros de su hermano Javier forman parte de colecciones públicas y privadas y se exhiben en museos. Koldo, que siempre ha trabajado en el mundo del diseño, marketing y comunicación, y en los últimos 13 años fue director de arte y diseño de Kukuxumusu, se lanza ahora a una aventura en la que combina su experiencia profesional con las ilustraciones de Javier Balda y Mikel Echandi. Por el momento Koverlok ha puesto a la venta camisetas, sudaderas y complementos para chicas, aunque prevé lanzar este mismo verano prendas masculinas.

koldo-balda-8“Son dibujos e ilustraciones realizados expresamente para nuestros productos y como son tiradas cortas, porque se trata de que haya una rotación en los modelos, podríamos decir que tienen bastante de exclusivo”, explica Koldo Balda. Las calaveras compuestas a base de flores e insectos de Echandi contrastan con los trazos abstractos de su hermano: “Eso es lo que hace diferente la ropa Koverlok, son de aquí y sus diseños son artistas de aquí, no se trata de prendas hechas por miles no sé de dónde con dibujos en serie”.

También son diferentes porque, además de su lado artístico, las camisetas, certificadas de algodón 100% orgánico cultivado de forma respetuosa con el medio ambiente y los derechos humanos, son diseñadas, estampadas y terminadas entre Pamplona y Donostia. Los complementos son fundamentalmente pañuelos y fulares de seda estampados con los collages y montajes que caracterizan la obra de Javier Balda y hechos en Barcelona con los mismos criterios de fabricación que las camisetas.

“No pretendo competir con las multinacionales del textil, no tendría sentido, por eso ofrezco lo que ellas no pueden, prendas de calidad, con dibujos hechos por artistas en concreto y precios ajustados a lo que eso supone. Nos dirigimos a un público que busca algo mas exclusivo y  diferente”, comenta Koldo.

“Ofrezco lo que las multinacionales del textil no pueden, prendas de calidad con dibujos hechos por artistas”

Tras el largo periodo de gestación del proyecto el pasado mes de marzo Koverlok puso a la venta sus primeras creaciones. Koldo Balda, que compagina el lanzamiento de su marca con el trabajo en el departamento de marketing de Añuri Oicon Group, ha tenido que realizar numerosos cursos para conocer el mundo del comercio on-line, opción por la que se ha decantado para distribuir y dar a conocer sus productos. Cuenta habitualmente con blogueras, locales como Mar Galian, y otras reconocidas a nivel nacional, además de gente que sabe moverse en las redes sociales de la moda y las tendencias, “porque es la única forma de que te conozcan actualmente, conseguir que una de estas influencers se fotografíe con una de tus prendas y que sus miles de seguidores se interesen por lo que lleva”. koverlok

Por el momento no está previsto que las prendas Koverlok puedan adquirirse en las tiendas, entre otras razones porque resultaría muy difícil para una marca de sus características adaptarse al concepto de estacionalidad que tiene el comercio de la moda, “que no es real, porque prácticamente cuando empieza una temporada ya están liquidando las prendas para presentar las de la siguiente, eso nos exigiría trabajar con meses de antelación, algo que tampoco tiene mucha lógica tratándose de camisetas y sudaderas que ya se llevan en cualquier época del año”.

Ese planteamiento realista también preside el apartado financiero del proyecto Koverlok, muy ajustado “porque al fin y al cabo yo me lo guiso yo me lo como, la imagen me la creo yo, que me dedico a eso, y la inversión inicial puede decirse que fue para pagar a los ilustradores, la estampación, las etiquetas, las camisetas, etc…”. Ahora sólo hace falta que todas las piezas encajen y que Koverlok reviva el éxito que Koldo Balda ya conoció en anteriores experiencias profesionales.


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