Está claro que mantenerse fiel a una dieta es bueno para conseguir los resultados esperados. Pero seguir un plan de comidas establecido que incluya los mismos alimentos todas las semanas puede resultar aburridísimo. Y está claro que, cuando una dieta se vuelve aburrida, es más fácil caer en la tentación de los antojos o de incluso abandonarla.
Para evitar esa dieta sinónimo de aburrimiento y prohibición, ahí va el primer consejo: de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos, el deseo por comer chocolate y dulces puede calmarse si se imagina que se consumen grandes cantidades de estos.
Existen muchas razones por las que las personas siguen dietas rígidas y poco flexibles. Para empezar, comer lo mismo de forma regular facilita la planificación de las comidas y supone un ahorro de tiempo y esfuerzo; a esto hay que sumar el temor de que cualquier variación en el régimen de comidas pueda alterar los resultados o entorpecer el progreso, ya sea que se trate de una dieta para adelgazar o para ganar masa muscular.
Por cierto, hay que tener en cuenta que, si se sigue una dieta para controlar el peso, los hábitos alimenticios deberían mantenerse constantes también en la fase posterior, cuando ya se ha adquirido el peso deseado y se busca simplemente conservarlo. De hecho, aconsejan los expertos mantener siempre unos hábitos alimenticios saludables, una continua dieta, que ya no exige tanta severidad, pero ayuda a mantener el peso ideal. Lo que viene siendo, «aprender a comer bien».
Volviendo al régimen más extricto, para mantener en el tiempo la que nos ayude a adelgazar es importante que la dieta elegida sea motivadora, produzca entusiasmo y deje espacio a la flexibilidad y la creatividad para vencer el aburrimiento. Para ayudarnos con ello, la compañía especializada en nutrición y estilo de vida saludable, Herbalife Nutrition, da una serie de consejos para hacer que las dietas sigan siendo interesantes, motivadoras y variadas, sin alterar los resultados:
- Probar nuevas frutas y verduras: Las frutas y verduras presentan menos calorías que los alimentos con proteínas o grano, y poseen gran cantidad de nutrientes. Existen, además, muchos tipos de vegetales que se pueden mezclar o sustituir. Por ejemplo, las espinacas pueden ser fácilmente reemplazadas por la col rizada o las acelgas, o las fresas por el siempre saludable kiwi.
- Mover el orden de las comidas: Las dietas están diseñadas para distribuir los alimentos en varias comidas y tentempiés a lo largo del día, en parte para ayudar a controlar el hambre, pero también para ayudar a mantener la energía física y mental. Pero no significa que no se pueda cambiar el orden de las cosas. Tal vez el plan requiera que se consuma un aperitivo a media mañana, pero si no se siente el deseo de comerlo, se puede mover a un horario más tarde dentro del día. La hora en la que se ingieren las calorías no es tan importante como el hecho de que no se excedan los totales diarios.
- Añadir más condimentos: Comer debería ser placentero. Añadir hierbas, especias, zumos y ralladuras de cítricos, ajo, cebolla o un poco de vino o vinagre puede dotar de una explosión de sabores a los alimentos más simples. Sin olvidar condimentos como la mostaza, la salsa para carnes o la salsa de soja, aunque en estos casos es importante controlar las cantidades de sodio.
- Renovar las recetas: Experimentando un poco y usando el máximo de la creatividad, es posible hacer que las comidas saludables sean más apetecibles y divertidas. Con talento y dedicación se puede crear una colección de recetas saludables para compartir con amigos.
- Encontrar restaurantes compatibles con la dieta: Hacer dieta puede ser realmente aburrido si nunca se puede disfrutar de una comida fuera de casa. El truco está en encontrar aquellos restaurantes que ofrecen una carta que funcione con el tipo de dieta que se sigue. Ciertas cocinas -como la asiática y la mediterránea, por ejemplo- tienden a ofrecer verduras y proteínas magras que contribuyen a mantener un régimen alimenticio bajo en grasas. Muchos restaurantes publican online la cantidad de calorías de sus platos, lo cual puede ser de gran ayuda para planificar de antemano lo que se pedirá in situ.
Además, recuerda que puedes animarte a sacar el chef que llevas dentro y a divertirte, tanto planeando la cesta de la compra, como elaborando los platos. Arriésgate a descubrir nuevos sabores y, ¡no renuncies al postre! Un frappé de yogur con fruta o un té helado con leche de almendras pueden ser grandes aliados.