Antes de que comience a leer este reportaje, le proponemos un ejercicio: entre en su buscador de imágenes de preferencia e introduzca la palabra ‘científico’ o ‘científica’. Lo más probable es que se tope con un tsunami de hombres y mujeres uniformados con batas blancas y gafas de seguridad, rodeados de tubos de ensayo o de microscopios.
A priori, no es un resultado que a la ingeniera química María Uresandi Arive -o posiblemente a cualquier otro mortal- le sorprenda. Sin embargo, y tras unos segundos de risa, la coordinadora del estudio Foco ADItech se apresura a aclarar que la ciencia, en efecto, “no es solo eso”. O, dicho de otra manera. Aunque sus profesionales sean los líderes sociales que despierten más confianza entre la sociedad -según el Edelman Trust Barometer 2022-, resulta conveniente desterrar el arquetipo del “hombre despeinado, ermitaño o retraído” que se gana el pan haciendo experimentos.
La primera edición de este informe, elaborado en 2020 por ADItech -a su vez agente coordinador del Sistema Navarro de I+D+i (SINAI)-, arrojó algunos datos reveladores sobre la relación entre la sociedad y la ciencia. En concreto, el estudio determinó que, frente al 52 % de la ciudadanía con intereses deportivos, un 62 % de las personas residentes en la Comunidad foral se mostraba “bastante o muy interesado” en ámbitos relacionados con la ciencia y la tecnología.
En ese porcentaje, Uresandi encuentra razón suficiente para emprender, dos años después, una segunda vuelta. Y aunque el objetivo siga siendo el mismo, la nueva edición pretende aportar un valor añadido, haciendo hincapié en los “estereotipos, prejuicios y clichés” que aún pululan en torno a las personas que se dedican a la ciencia y a la ciencia en sí misma.
Definir cuáles son esas barreras, según Uresandi, contribuirá a “determinar, basándose en datos estadísticos, que puntos están superados y pueden ser aprovechados”. Al mismo tiempo, permitirá identificar “en qué obstáculos existentes se debe hacer énfasis a la hora de diseñar y desplegar nuevas iniciativas”.
María Uresandi (ADItech): “La ciencia es cultura y la cultura siempre tiene algo de apelar a las emociones”.
El segundo informe liderado por la entidad no solo vuelve a contar con financiación del Gobierno foral, sino que en esta edición recibe asimismo el apoyo de la Fundación Española Para la Ciencia y Tecnología (FECYT), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.
Con la segunda mejor nota, la propuesta de ADItech fue uno de los cuatro estudios seleccionados en la convocatoria de ayudas para el fomento de la cultura científica, tecnológica y de la innovación, puesta en marcha por la organización estatal. Este respaldo “no solo resulta importante desde el punto de vista económico, sino que adicionalmente supone dotar de un sello de calidad al trabajo”.
Tras realizar 425 encuestas telefónicas a hombres y mujeres “de diferentes edades, en paro, en activo, estudiantes y residentes tanto en zonas urbanas como rurales”, ADItech ya trabaja junto a 130 personas pertenecientes a grupos clave como la Administración pública, centros de investigación y ciencia, medios de comunicación, empresas privadas y públicas, instituciones educativas de distintos niveles y la sociedad.
“Esta selección -sostiene Uresandi- está muy bien cuidada y hemos intentado que sea lo más diversa posible para que así esté representado el mayor número de puntos de vista posible. Queremos escuchar a los y las participantes, no cumplir simplemente con un expediente”.
Quienes deseen conocer más a fondo el proyecto pueden hacerlo a través de este enlace.
El siguiente paso será reunir a todos estos agentes en unas mesas de debate, que se celebrarán en mayo. Allí tendrán, “en primicia”, acceso a la primera parte del estudio y la posibilidad de comentar y “poner en común” los datos proporcionados en sus cuestionarios. Un mes más tarde se publicará, en el marco de un evento cultural “abierto a toda la sociedad”, la segunda edición del estudio. Porque, ante todo, Uresandi reivindica que “la ciencia es cultura” y que, como tal, debe adoptar formatos que se asocien con el ocio. “Lo decía uno de los ponentes del SciencEkaitza 2021: la cultura siempre tiene una parte de apelar a las emociones y normalmente entendemos la ciencia como algo ajeno a lo emocional. Pero, ¿por qué no nos vamos a emocionar al ser testigos de avances o desarrollos científicos que se produzcan?”.
Este esfuerzo por desarrollar iniciativas desde un enfoque lúdico cobró en ADItech mayor importancia tras la publicación del primer Foco: “Aunque el 62 % de la sociedad navarra dice estar interesada en ciencia, su participación en programas o eventos científicos se reduce al 5 %”.
¿Significa que la curiosidad manifestada no es real? La coordinadora del estudio, al menos, no lo entiende de esa manera. “La lectura que hacemos es que la población sí está interesada, pero no encuentra suficientes lugares y formatos para hacer ese consumo de contenido científico. Por eso, tenemos que explorar nuevas formas de contar. Ahí tenemos que hacer hincapié”.