miércoles, 24 abril 2024

Los complementos nutricionales ‘ganan peso’ contra las enfermedades ligadas a la obesidad

Cardiopatías, diabetes, hipertensión, hígado graso, síndrome metabólico, cáncer... Estas son solo algunas de las afecciones relacionadas con la obesidad y el sobrepeso. La industria farmacéutica ha planteado que la administración oral de ciertos compuestos podría contribuir a la reducción de grasa acumulada y, por consiguiente, a la prevención de estas enfermedades. ¿El problema? Que algunos bioactivos "prometedores" no se absorben correctamente en el organismo, perdiendo así su eficacia. Con el objetivo de aumentar la absorción y el efecto beneficioso de estas sustancias nació Metanob, un proyecto liderado por la Universidad de Navarra en colaboración con CNTA. La iniciativa, coordinada por ADItech como agente coordinador del SINAI, cuenta con financiación del Gobierno foral y ya ha completado su fase de ensayo en animales.


Pamplona - 16 marzo, 2022 - 06:00

Los investigadores Juan Manuel Irache y Carlos Javier González, en la Facultad de Farmacia y Nutrición de la UN. (Fotos: Ana Osés / cedida)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que la obesidad se ha casi triplicado desde 1975. La mayoría de la población, según dicha entidad, vive en países donde esta condición se cobra más vidas que la insuficiencia ponderal, uno de los cuatro tipos principales de desnutrición.

La última Encuesta Europea de Salud en España, publicada en 2020, arroja que un 16,5 % de los hombres de 18 o más años, así como un 15,5 % de las mujeres, padece obesidad. Asimismo, indica que el sobrepeso afecta al 44,9 % de los hombres y al 30,6 % de las mujeres en el territorio. Los datos referidos a la población infantil son igual de preocupantes. El estudio Aladino 2019 sobre la Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España refleja que el 40,6 % de los escolares de entre 6 y 9 años tiene exceso de peso. De este porcentaje, la investigación llevada a cabo por el Ministerio de Consumo y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) señala que el 23,3 % de los niños presenta niveles de sobrepeso y el 17,3 % sufre obesidad.

Carlos Javier González (UN): «Lo habitual es que el activo que debe entrar en el torrente vaya andando y no llegue a su destino. Por eso, nosotros le subimos a un taxi que le lleva adonde tiene que liberarse».

Un índice de masa corporal (IMC) elevado, como apunta la OMS, supone un importante factor de riesgo de afecciones no transmisibles, entre las que se encuentran cardiovasculopatías, diabetes, hipertensión, hígado graso, síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer.

En este contexto, la industria farmacéutica ha planteado que la administración oral de distintos compuestos bioactivos -componentes beneficiosos para la salud y presentes de manera natural en alimentos– podría contribuir a la reducción de grasa acumulada y, por consiguiente, a la prevención de estas enfermedades.

¿El problema? Que algunos bioactivos «muy prometedores, sobre todo en la familia de los polifenoles, no se absorben correctamente al ser ingeridos por vía oral, por lo que pierden mucha eficacia». Por otra parte, «al llegar al intestino grueso son metabolizados por la microbiota, lo que implica una gran variabilidad del efecto obtenido entre las personas», expone Carlos Javier González, director de Innovación en el Centro de Investigación en Nutrición (CIN) de la Universidad de Navarra (UN).

María José Saiz, responsable de Nuevas Aplicaciones Analíticas de I+D en CNTA.

Con el objetivo de aumentar la biodisponibilidad de estos compuestos -el grado y la velocidad con el que una sustancia llega hasta el tejido sobre el que actúa-, surgió Metanob, una iniciativa liderada por la UN en colaboración con el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA).

El proyecto de microencapsulación de complementos nutricionales, dirigido por González junto a los investigadores Juan Manuel Irache y María José Saiz, está coordinado por ADItech, agente coordinador a su vez el Sistema Navarro de I+D+i (SINAI). Cuenta, además, con financiación del Ejecutivo foral en la convocatoria de ayudas a centros tecnológicos y organismos de investigación para la realización de proyectos colaborativos de I+D (convocatoria de 2020).

María José Saiz (CNTA): «El objetivo final es que la investigación no se quede aquí, sino que sea realmente aplicada y que el producto llegue al mercado».

En el proceso de recubrimiento de estas sustancias, pormenoriza González, se emplean nanopartículas de proteínas alimentarias «absolutamente inocuas», que posteriormente liberan su carga en un destino concreto y luego se eliminan «sin absorberse». El investigador recurre a una analogía «quizá un poco simplista» para explicarlo: «Lo habitual es que el activo que debe entrar en el torrente sanguíneo vaya andando y no llegue a su destino. Por eso, nosotros le subimos a un taxi que le lleva adonde tiene que liberarse. Pero el vehículo no entra nunca, se queda en el intestino».

De esta manera, detalla Juan Manuel Irache, catedrático de Farmacia y Tecnología Farmacéutica en la UN, se logra «aumentar notablemente la absorción para inducir el efecto beneficioso que aportan los activos».  Los resultados «bastante favorables» extraídos de los primeros ensayos con animales animan al director de Innovación del CIN a mirar el futuro del proyecto con optimismo. «El avance obtenido tras realizar pruebas con una serie de compuestos luego se podrá extrapolar a otros de características similares».

Una empresa ya ha mostrado interés en los avances que pueda generar el proyecto Metanob.

Una empresa ya ha mostrado interés en los avances que pueda generar el proyecto Metanob.

Su pronóstico es compartido por María José Saiz, responsable de Nuevas Aplicaciones Analíticas de I+D en CNTA: «Con la consecución de esta fase de pruebas en animales, podemos publicar los resultados. Pero el objetivo final es que la investigación no se quede aquí, sino que sea realmente aplicada y que el producto llegue al mercado».

Juan Manuel Irache (UN): «Una empresa especializada en nanoencapsulados tiene interés en lo que pueda surgir del proyecto».

Por eso, el próximo paso que afrontará el proyecto, «en un futuro más o menos próximo», será la intervención en humanos. «Eso precisaría de la participación de voluntarios que deseen mejorar su estado nutricional y que pueden contactar con el Centro de Investigación de Nutrición a través de nuestra web, por teléfono o vía correo electrónico», detalla González.

Y para conseguirlo, Irache remarca la necesidad de forjar alianzas con el sector privado que permitan, por un lado, llevar a cabo ensayos en humanos y, por otro -«si se confirma lo constatado en animales de laboratorio»-, trasladar estos complementos nutricionales a los lineales. Una tarea en la que los investigadores ya han avanzado. «En el proyecto ha participado una empresa especializada en la fabricación industrial de nanoencapsulados que tiene interés en lo que pueda surgir de aquí», revela el catedrático de Farmacia y Tecnología Farmacéutica.

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