Las tendencias culinarias son como la bolsa: nadie sabe cuáles van a subir o bajar, pero todos intentan anticiparse para que, cuando crezcan, ellos sean los principales inversores. Hemos atravesado todo tipo de cocinas y modas, ¿quién no recuerda el mítico cóctel de gambas con salsa rosa?, ¿y el plato de pizarra para el postre? Todas estas tendencias fueron novedad en su momento, pero a día de hoy han caído en el olvido más absoluto.
Si ya sucedía esto antes, con el boom de los concursos de cocina y la relevancia que han tomado muchos cocineros en el panorama televisivo, las tendencias gastronómicas no han hecho si no multiplicarse. Estas son algunas de ellas. Conocerlas te permitirán mantenerte a la moda y no mirar con cara rara el próximo ‘restaurante temático’ al que vayas:
1. Calidad y transparencia: el consumidor de hoy día ya no se conforma con salir del restaurante contento y con el estómago lleno, empieza a cuestionarse de dónde procede y cómo se ha criado ese chuletón a la brasa que se ha comido.
La mayor conciencia sobre la salud y todo lo relacionado ha impulsado una cultura en la que la transparencia en la elaboración y procedencia del producto se hace vital a la hora de tomar una decisión de compra.
Esta tendencia ha sido inteligentemente aprovechada por parte de los restauradores, quienes han hecho de la etiqueta de ‘producto local’, ‘ecológico’ o ‘vegano‘ un auténtico negocio. Algunos de los productos más famosos de esta moda son los ‘batidos detox‘ o los productos de ‘kilómetro cero‘.
2. Vuelta a lo tradicional: conforme han subido los productos ‘healthy’, y trazabilidad y composición del producto se hacen más relevantes, también lo hace la cocina tradicional. Posiblemente ese plato de garbanzos que te comías de pequeño cada vez que ibas a casa de los abuelos cumplía todas esas características: sano, de origen natural y con un origen fácilmente rastreable; el huerto de los vecinos.
Los restaurantes no sólo han adaptado sus productos a esta tendencia, sino también su carta. Abundan los platos clásicos pero con elementos vanguardistas que le dan un toque distintivo: ensalada de garbanzos y quinoa, lentejas al curry, croquetas de boletus… recetas tradicionales con pequeños toques de modernidad.
3. Explosión de la repostería: decía el crítico culinario más famoso del siglo XIX, Grimod de La Reniére, que el postre debía ser el plato más espectacular, pues venía cuando el comensal se encontraba ya sin hambre. Mucho ha llovido desde entonces, y ahora la gente ya no es que tome el postre sin hambre, sino que sale en su búsqueda con el estómago vacío.
La repostería ha sufrido una auténtica revolución. Lejos queda la bollería industrial o el dónut envasado para matar el gusanillo. Cada vez más gente opta por postres artesanales de elaboración profesional que no sean solo un picoteo entre horas, sino una experiencia que derrita las papilas gustativas de cualquiera. Y es que a nadie le amarga un dulce.
4. Cambios en los hábitos: aunque en Navarra el juevintxo es una parte inseparable de la cultura culinaria, el famoso ‘juernes’ se ha instalado en el resto de localidades con gran fuerza. Para muchos es una excusa para salir otro día más y hacer fines de semana de 4 días, pero para otros supone un momento de relajación del ajetreo diario o una excusa para tomar algo sin tener que llegar a casa a las tantas de la madrugada.
Este cambio en los horarios también se ha visto reflejado en el denominado ‘afterwork’, pequeños oasis de relajación tras el día a día donde reunirse con los amigos al salir del trabajo. Para hacerlo posible, muchos bares y restaurantes han adaptado su oferta a este tipo de público, menos centrado en salir de fiesta nocturna y más en relajarse tras el estrés diario.
5. Restaurantes personalizados: si antes mencionábamos que el consumidor quiere que el producto sea de calidad, saludable y con un origen certificado, ahora se le suma que sea único. La lucha por destacar frente al resto también implica crear una imagen de marca distinta en cada plato. Se acabaron los restaurantes con moqueta, mantel de papel y servilletas por el suelo. Ahora todos los restaurantes buscan ser reconocibles y ofrecer productos únicos que se adapten al consumidor.
Un ejemplo de esto son las pizzerias y heladerías, que se han visto obligadas a moldear sus servicios y productos a las necesidades de los consumidores. Las pizzerías cada optan más por dejar al cliente elegir los ingredientes en las denominadas ‘pizzas personalizadas, mientras que las heladerías han abandonado el modelo de cucuruchos y tarrinas para transformarse en cafeterías donde la gente merienda y pasa la tarde.
Y estas son cinco de las vanguardias que actualmente son más comunes en restaurantes y cafeterías. Unas tendencias caracterizadas por un mayor cuidado en la procedencia de los productos y en la adaptación del mercado a un consumidor cada vez más exigente y selecto.