miércoles, 1 mayo 2024

“Bienvenidos a las universidades del desconocimiento”

Con ese sugerente lema, el filósofo Daniel Innerarity sintetizó las inquietudes y reflexiones compartidas en el encuentro 'Sinergias entre humanidades, ciencia y tecnología en la formación universitaria', organizado por el Consejo Social de la UPNA y donde también participó el ministro de Universidades, Joan Subirats. Los ponentes defendieron una oferta formativa integral, transversal y adecuada a un paradigma en el que el propio concepto de conocimiento se resignifica.


Pamplona - 6 octubre, 2023 - 18:27

El ministro Joan Subirats y Daniel Innerarity fueron los invitados estrella del encuentro. (Fotos: Víctor Ruiz)

El profundo cambio de paradigma provocado por el vertiginoso avance tecnológico y los movimientos tectónicos en ámbitos como la economía o la política está resignificando el propio concepto de conocimiento. Y la universidad busca repensarse como institución para fomentar una formación más integral, humanista, duradera en el tiempo y que forme a ciudadanos con una profunda vocación humanística y cívica. Esta necesidad ha motivado que la Universidad Pública de Navarra (UPNA) haya aprobado recientemente una modificación de la estructura de sus grados para que los estudiantes desarrollen una formación complementaria a la propia de su especialidad. Este fue el contexto en el que se enmarcó la celebración del encuentro ‘Sinergias entre humanidades, ciencia, y tecnología en la formación universitaria’, organizada por el Consejo Social de la UPNA.

Joan Subirats: «No podemos afrontar las transformaciones fundamentales de este cambio de era únicamente desde la superespecialización»

En su discurso de apertura, Javier Vidorreta, presidente del Consejo Social, comentó que la sociedad en su conjunto se enfrenta a numerosas transformaciones (digital, ecológica…) que cuestionan las identidades personales, culturales y sociales y plantean desafíos e incógnitas en el ámbito educativo. “Estamos ante un reto enorme de cambio de modelo y paradigma y la Universidad debe ser un aglutinador para abordarlo entre todos”, introdujo.

Por su parte, Juan Cruz Cigudosa, consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital en el Gobierno de Navarra, defendió la importancia de que la universidad “salte los muros que la separan del entorno” para que las esferas del conocimiento, social y empresarial puedan trabajar de forma complementaria. En ese sentido, aseguró que su Ejecutivo ha tratado de vincular muchas acciones de la universidad con la sociedad y citó como ejemplos de éxito el proyecto para impulsar unidades de I+D+i empresariales, de forma que cada compañía pueda “contar con un mini-instituto de investigación con beneficios fiscales”, así como los esfuerzos para captar talento del extranjero. “La prosperidad de un territorio o es compartido por todos o no es prosperidad. Y, para lograr esa prosperidad, nos tenemos que apoyar en palancas de innovación y conocimiento”, sentenció.

De igual forma, el ministro de Universidades, Joan Subirats, celebró la elección temática al defender que la reflexión sobre las sinergias entre ciencia, tecnología, humanidades y arte forma parte del núcleo duro del debate sobre el futuro de la universidad. “No podemos afrontar las transformaciones fundamentales de este cambio de era únicamente desde la superespecialización”, arguyó.

Por eso, sostuvo que los últimos avances legislativos, entre los cuales la LOSU tiene un papel fundamental, comparten la voluntad de que las universidades empiecen a dirigirse al conjunto de la sociedad y no solo a la franja demográfica que tradicionalmente se ha relacionado con el periodo de formación universitaria.

En ese sentido, el ministro indicó que en España se están siguiendo las directrices marcadas desde la Unión Europea, que abogan por una apertura académica para abrir los currículos a áreas transversales, así como trabajar la continuidad del contacto entre alumni y universidades. “Las universidades europeas han de ser el faro que proyecte los valores europeos”, remarcó para añadir acto seguido que resulta difícil encontrar herramienta más eficiente en la construcción de Europa que el programa Erasmus. Un programa que ha facilitado la movilidad continental de más de trece millones personas hasta la fecha.

De igual forma, puso en valor las nuevas ‘universidades europeas’, que buscan crear redes de universidades de toda la UE. Estas, según concretó, permitirá na los estudiantes graduarse combinando periodos de estudio en varios países: «Van a situar a Europa al frente de la construcción de conocimiento».

CIUDADANOS DEL FUTURO

Tras las aperturas institucionales, se celebraron dos mesas redondas. La primera de ellas, titulada ‘Ciudadanos y profesionales para el mundo que viene’, contó con la intervención del propio ministro de Universidades y el catedrático de Filosofía de la Universidad del País Vasco-Ikerbasque Daniel Innerarity, con la moderación de la vicerrectora de Proyección Universitaria, Cultura y Divulgación de la UPNA, Begoña Pérez Eransus.

Joan Subirats: «La universidad será el refugio de la complejidad porque para las respuestas técnicas tendremos máquinas que las resuelvan»

Pérez introdujo el tema contextualizándolo en el propio proceso de reflexión en el que está inmerso la UPNA para “incidir en la formación integral de las personas» e introducir más peso en las asignaturas relacionadas con la formación cultural, artística y social, así como la participación del alumnado en actividades de representación y de voluntariado.

“Hay un gran debate sobre si hacerlo de forma voluntaria u obligatoria, sobre cómo fomentar desde la propia universidad el consumo cultural del alumnado…”, advirtió.

Subirats previno de que hablaría más como profesor de Ciencia Política que como ministro y definió la situación actual como un profundo “cambio de época”, equiparable a otras grandes transformaciones como la revolución industrial. En este contexto, abogó por incorporar la asunción de la complejidad en el análisis, como Aristóteles defendiera en su definición de frónesis, para lograr “científicos situados” en el contexto en el que realizan su investigación, que dialoguen con el entorno y que entiendan cómo el objeto de su investigación se inserta en problemáticas sociales, políticas, culturales y económicas. “La universidad será el refugio de la complejidad porque para las respuestas técnicas tendremos máquinas que las resuelvan”, resaltó.

El ministro Subirats, durante su intervención en el encuentro celebrado este viernes en la UPNA.

El ministro Subirats, durante su intervención en el encuentro celebrado este viernes en la UPNA.

Daniel Innerarity ahondó en las reflexiones de Subirats, que sintetizó en un lema: “Hemos hecho universidades para la sociedad del conocimiento, ahora tenemos que diseñarlas para la sociedad del desconocimiento”. En esta línea, ironizó con la idea de que la UPNA podría asumir este concepto como eslogan para, inmediatamente, explicar esta idea.

Según el filósofo, como respuesta a la cada vez más rápida obsolescencia del saber, la misión fundamental de la universidad no debería ser ya defender la posesión de conocimiento, sino fomentar la capacidad de generar nuevos conocimientos, “impulsando una disposición hacia la realidad que nos permita alcanzar aprendizajes significativos”.

Además, previno de que, a medida que el mundo se complejiza, la distancia entre lo que sabemos y lo que deberíamos saber para afrontar los desafíos actuales se agranda. “Es un hecho que genera angustia” y que puede derivar en un aumento del negacionismo frente a la ciencia o, en el otro extremo, en una defensa ciega de la tecnocracia. Como receta, el profesor recomendó que la universidad sirva de “audífono” para disipar los ruidos de la permanente infoxicación a la que la ciudadanía está expuesta. “La atención es algo precioso y deberíamos poder ayudar a nuestros estudiantes a dirigirla”, apostilló.

MITIGAR LA DESAFECCIÓN POLÍTICA

En el diálogo, también se reflexionó sobre el papel que la universidad debe asumir para mitigar la creciente desafección política de la ciudadanía. Innerarity quiso desmitificar la idea del empoderamiento civil, al asegurar que “la idea del sujeto crítico es muy exigente” y que no toda crítica expresada es razonable ni debiera ser admitida: “Hemos dado forma a una especie de elitismo invertido, en el que parece que el pueblo siempre tiene razón y eso ni es inmediato ni es posible sin la adecuada formación”.

Daniel Innerarity: «La atención es algo precioso y deberíamos ayudar a nuestros estudiantes a dirigirla»

Por su parte, Subirats advirtió de que la creciente complejidad puede dar como resultado un auge del autoritarismo. “Una de las respuestas a la complejidad puede ser no más democracia, sino menos”. Ante esa tesitura, Subirats argumentó que las universidades deberían democratizar la investigación y la generación de conocimiento incorporando el saber popular. Como ejemplo, citó la directiva europea sobre los ríos, que defiende cómo el diagnóstico sobre la calidad ambiental del agua debe ser participativa. O un proyecto del departamento de Arqueología de la Universidad de Granada que, trabajando en colaboración con los agricultores de Sierra Nevada, ha logrado mejorar la capacidad de riego redescubriendo acequias abandonadas que los árabes usaban en el siglo XI.

“Como decía Paulo Freire, no hay un único saber, sino saberes, e incorporar a la ciudadanía en el núcleo duro de la ciencia puede enriquecer las investigaciones y facilitar la posterior transferencia”, reflexionó. Como colofón, el ministro reivindicó una ciencia útil, capaz de generar impacto y de tender puentes entre agentes económicos, sociales y universitarios: «Si queremos mejorar la financiación universitaria, necesitamos alianzas para demostrar que podemos ser relevantes y no quedarnos solos en esa reclamación».

EL VALOR DE LA FORMACIÓN

La siguiente mesa redonda abordó ‘El valor de la formación en humanidades, artes, ciencia y tecnología’ con la intervención nuevamente de Innerarity junto a Juan Ignacio Pérez Iglesias, catedrático de Fisiología en la Universidad del País Vasco y presidente de Jakiunde; Teresa Catalán Sánchez, compositora y presidenta de la Comisión Académica del Consejo Social de la UPNA; y Eneko Sanz Pascual, director de Nabrawind y alumni distinguido de la UPNA 2020, con la moderación de Inmaculada Farran Blanch, vicerrectora de Enseñanzas de la universidad.

El director de Nabrawind hizo hincapié en la importancia de incorporar los soft skills en la formación universitaria y aseguró que es una carencia que ha constatado a menudo en su carrera profesional, tanto en su caso como en el de muchos compañeros. Además, abogó por que la transversalidad se logre en la oferta académica universitaria desde las asignaturas troncales y de forma obligatoria. “Con diecisiete años, no se tiene la sensibilidad, el conocimiento ni la experiencia para saber confeccionarse uno mismo su itinerario formativo. Se requiere mucha sensibilización y un periodo de maduración muy largo”, concluyó. Por eso, dijo que esa responsabilidad debería recaer en un panel de expertos y que convendría replantearse alargar los grados universitarios para garantizar esa transversalidad desde el inicio de la carrera profesional.

En el acto se analizó la importancia de ir evolucionando hacia una formación más integral, humanista y duradera en el tiempo.

En el acto se analizó la importancia de ir evolucionando hacia una formación más integral, humanista y duradera en el tiempo.

Por su parte, Innerarity puso el acento en la falta de sinergias en la investigación universitaria y parafraseó a Georg Christoph Lichtenberg (“Quien solo sabe de química ni siquiera de química sabe”) para señalar las amenazas de la parcelación del conocimiento. “Aunque se sepa mucho de algo, si no se sabe dónde se inserta ese conocimiento no se sabe nada. Todo el proceso de modernización es una segmentación en partes, lo que en sociología se llama diferenciación funcional. Y ahí radican muchos de los problemas de nuestro tiempo. No en la falta de conocimientos, sino en las dificultades para integrarlos”, previno.

En relación con la formación transversal, Catalán lamentó el papel residual que las artes ocupan en la oferta formativa española, tanto en las etapas educativas más tempranas como en la fase universitaria. Así, hizo hincapié en que la formación artística brinda nuevas formas de pensar y, por tanto, debería introducirse en las asignaturas troncales. “Llevamos tiempo teorizando sobre esto, pero nadie da un paso adelante”, lamentó. Además, propuso que en las universidades deberían impulsarse más iniciativas para conocer las inquietudes del alumnado y adecuar su oferta formativa según sus demandas.

Por último, Pérez Iglesias abogó por una mayor imbricación entre la investigación en ciencia, tecnología, humanidades y arte y por poner el énfasis en la formación en habilidades blandas en la etapa universitaria, habida cuenta de que “los conocimientos técnicos caducan muy rápido”. Con todo, agregó que existe un amplio consenso en la comunidad docente que nunca se ha reflejado en cambios sustantivos en la oferta universitaria por el miedo de las dicha entidades a perder su capacidad de atraer estudiantes. “Sabemos que es así y no lo queremos cambiar porque es más fácil hacer las cosas como las hacemos ahora y creemos que así captaremos más alumnos”, valoró.

La jornada concluyó con las palabras del presidente de Alumni España, Antonio José Redondo, que alabó cómo, a raíz de las conversaciones con el ministro de Universidades, “por fin va a haber un paso adelante en el movimiento Alumni”. También intervinieron Ramón Gonzalo, rector de la UPNA, que definió el foro como “muy productivo” e invitó al resto de consejos sociales de universidades españolas a exportar la buena práctica a sus respectivas comunidades; y Vidorreta, quien a pesar de reconocer que concluía con más interrogantes que certezas, invitó a los asistentes a tratar de transferir los conocimientos adquiridos en la jornada al mundo de la empresa y el universitario.

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