El mundo anglosajón recurre a su habitual ironía cuando clasifica los perfiles de los inversores por las famosas 3F: family, friends y fools… Familiares, amigos y, cariñosamente, tontos. Todos ellos suelen invertir en las fases iniciales de los proyectos, asumiendo grandes dosis de riesgo.
Pero bromas aparte, además existen las redes de business angels, personas que a título particular ofrecen capital, asesoramiento y una red de contactos para que emprendedores puedan poner en marcha o impulsar empresas emergentes. También se le conoce como capital inteligente.
A diferencia de regiones como Asturias, Cantabria o Murcia, Navarra no tiene representación en la Asociación de Redes de Business Angels de España.
¿Podemos encontrarlos en Navarra? Oficialmente, no. AEBAN es la Asociación de Redes de Business Angels de España, que en la actualidad asocia a cuarenta redes en trece comunidades autónomas y en las que se reúnen cerca de 2.000 inversores. Entre todos ellos, movilizaron recursos en 2017 por valor de 40 millones de euros.
Sin embargo, Navarra no tiene representación en AEBAN. Comunidades como Cataluña (diez), Andalucía (siete), Valencia y Madrid (cinco cada una) lideran el ranking de redes en nuestro país. Y autonomías de tamaño similar a la nuestra como Asturias (dos), Cantabria y Murcia (una cada una) también cuentan con este recurso entre su “patrimonio empresarial”.
LA BANDERA DE INVERSOR
Entonces, ¿por qué Navarra no posee su propia red? Santiago Lozano, director de fondos de Clave, lo tiene claro: “Aquí nos conocemos todos y, como somos muy reservados, nadie quiere confesar las inversiones que realiza”. Incluso va un poco más lejos cuando afirma que “si sacas la bandera de inversor, al día siguiente te llegan un centenar de propuestas”.
Santiago Lozano: «Aquí nos conocemos todos y, como somos muy reservados, nadie quiere confesar sus inversiones».
Pero el hecho de que no exista una red oficial no significa que los business angels no operen en la región. María Victoria Iriarte, directora de Inversiones de Sodena, descubre que en Navarra “conviven los ‘business angels’ con las ‘family offices’, familias con grandes patrimonios que constituyen su propia sociedad para invertir en diferentes tipos de empresas”. Son muy pocos, continúa, “y no les gusta salir a la luz. Prefieren mantenerse en una posición discreta”.
En la actualidad, la Comunidad foral cuenta con un foro de business angels, que se lanza a esta aventura “sin red”. Sus integrantes se mueven en un terreno de riesgos donde según NUMA Growth, programa europeo de apoyo a compañías innovadoras en fase de crecimiento, solo una de cada diez nuevas startups tiene éxito. En muchas ocasiones, las inversiones se convierten en una travesía del desierto.
FORO DE INVERSIÓN ESIC
En 2014, empezó a echar sus raíces en Navarra el Foro de Inversión ESIC. Nacía tras la desaparición de la única red de business angels que había en la comunidad y llegó de la mano de Ignacio Gallardo, actual gestor del fondo. Nacho, como le llaman sus más allegados, aterrizó en Pamplona respondiendo a la llamada del amor. De aquí es su pareja. Vino y puso en práctica los conocimientos que había adquirido en ESADE, la escuela superior de administración de empresas que cuenta con la mayor red del país con este perfil de inversores. “Cuando llegué, encontré un gran desconocimiento a la hora de invertir directamente en ‘startups’. Montamos un foro y captamos seis proyectos con sus necesidades financieras”. Los inversores destinaban entre 5.000 y 20.000 euros pero, en el fondo, siempre había un tono de inseguridad entre ellos.
Ante ese panorama, Gallardo decidió impulsar la formación de los business angels y, gracias a esos talleres especializados, el foro inició su despegue y consolidación. Así, en 2018 pasaron de 15 a 45 inversores. Y hoy han alcanzado los 55, con un balance positivo. El año pasado invirtieron 130.000 euros en Idoneo, plataforma digital de venta de automóviles, y en este ejercicio han destinado la misma cantidad entre once de sus business angels en InnoUp Farma.
Nacho Gallardo: «Cuando llegué, encontré un gran desconocimiento a la hora de invertir directamente en ‘startups'».
¿Y cuál es el perfil de estos inversionistas? Según AEBAN, su edad media se concentra entre los 35 y 54 años. Muchos son directivos en activo, que destinan parte de su ahorro a buscar mayores rentabilidades. Valoran el riesgo del destino de sus fondos y, por ese motivo, el 68 % de ellos dedica menos del 10 % de su patrimonio total a este tipo de inversiones.
POCAS MUJERES
La incorporación de las mujeres a este segmento de inversión sigue siendo muy reducida, con solo el 8 % del total de los inversores. En el caso de ESIC, por ejemplo, únicamente cinco de los 55 miembros del foro son mujeres. Una de ellas es Blanca Castro, quien entró a formar parte del grupo de la mano de Gallardo.
Blanca Castro: «Me implico con el equipo de la ‘startup’ y disfruto viendo cómo crece el proyecto».
Blanca fue directora de una entidad financiera y un buen día decidió “colgar las botas” para dar un giro a su vida. Ahora, con 48 años, le gusta su figura como ángel porque su mayor reto es aprender. “He invertido en bolsa y ahora he cambiado hacia el emprendimiento. Lo siento cercano, me implico con el equipo de la ‘startup’ y disfruto viendo cómo crece el proyecto”, detalla.
Pero no hay que olvidar que Navarra sí contó en el pasado con su propia red de business angels. Sus inicios se remontan a 2008, cuando la Cámara Navarra de Comercio e Industria entró en un proyecto europeo llamado ‘Modela’. Fue el embrión de la red Fundación Moderna, que vio la luz en una estrategia conjunta formada con el Gobierno foral.
Iñaki Amigot, gestor de la red de Fundación Moderna a través de la sociedad Coeli Novae, recuerda aquella época con cierta nostalgia: “Era bonito recibir ideas de proyectos empresariales innovadores, en los que te implicabas para generar valor y riqueza”.
Sin embargo, la falta de recursos económicos –Coeli Novae contaba con un presupuesto de explotación anual de unos 70.000 euros– y la tormenta económico-financiera de aquella época pusieron fin a los primeros ángeles de la inversión de Navarra.