El término carnes rojas: Se refiere al color rojizo que poseen las carnes crudas de mamíferos por la mioglobina, la cual es una proteína que transporta oxígeno al músculo.
Tipos: Entre estas carnes, la de vacuno es la más común pero el venado, los pichones o incluso el pato o el ganso son considerados, también, carne roja.
Propiedades: Las carnes contienen proteínas y son fuente importante de hierro, no solo por la cantidad sino por la calidad. Además, tienen un gran contenido de vitaminas del complejo B que ayudan al funcionamiento adecuado del sistema nervioso.
Anti-oxidantes: La carne roja posee ácido linoleico que ayuda a acelerar la recuperación de los tejidos tras ejercicios intensos y tiene funciones anti-oxidantes.
Se recomienda una diversificada dieta, aumentar el consumo de frutas y verduras y no descartar ningún alimento indispensable.
Embarazo e infancia: Las carnes son importantes en las gestantes (el hierro y complejo B son esenciales contra la anemia y aseguran el desarrollo del bebé) y en niños menores de 8 años (su intestino no digiere bien otras fuentes de proteínas).
Consumo adecuado: Recomiendan que la ingesta en adultos sea de 1 a 2 veces por semana, y en los niños, de 2 a 3 veces, para asegurar una apropiada fuente de hierro.
Precaución: Estas carnes también contienen grasas saturadas y el exceso de éstas en la dieta podría causar deterioro de la salud cardiovascular, aumento de colesterol y el riesgo de infartos.
En sustitución: Se tiende a consumir mayor cantidad de carne de pollo o pavo, en muchas ocasiones procesada, que contiene mayor cantidad de grasa, aditivos y sal y presenta una relación directa con el aumento de ciertos tipos de cáncer.
Preparación: Lo ideal es hacer la carne a la plancha o a la parrilla, ya que no requieren el agregado de gran cantidad de materia grasa que puede sumar calorías. Hay que limitar las frituras porque, además de añadir grasas a las carnes, favorecen la pérdida de vitaminas liposolubles.
Consumo moderado: Los problemas de peso y salud en occidente casi siempre se deben a la poca práctica de ejercicio físico, el consumo de tabaco y alcohol y a someterse a intensas jornadas de trabajo. Por eso, se recomienda una diversificada dieta, aumentar el consumo de frutas y verduras y no descartar ningún alimento indispensable.
Los beneficios de una dieta variada, moderada y equilibrada, como la mediterránea; rica en frutas, verduras, aceite de oliva, legumbres y pescado, con consumo limitado de carnes, los cuales están evidenciados científicamente, y constituyen la base de las recomendaciones nutricionales de nuestro país, es la clave para mantenerse sano. Por lo que… no te prives de ningún manjar y alimenta tus sentidos con nuestra sabrosa gastronomía. En la diversidad y la moderación está el gusto.