jueves, 18 abril 2024

Ciro Larrañeta dobla su apuesta

En 2010 y con apenas 30 años, fundó Tetrace. Hoy, su empresa ya está presente en catorce países y no deja de progresar. El año pasado, facturó 10 millones. En 2021, espera un incremento de entre el 15 y el 20 %. Y, al cierre de 2023, confía en superar los 20 millones. Además, el propietario de la firma prevé que la plantilla pase de los 180 trabajadores actuales a entre 300 y 400. Un crecimiento exponencial y muy rápido, en el que considera clave el papel desempeñado por un equipo muy heterogéneo y joven: "El ambiente de trabajo en Tetrace es uno de sus activos más importantes".


Pamplona - 8 mayo, 2021 - 00:02

Artículo patrocinado por BANCO SABADELL

Ciro Larrañeta creó Tetrace, cuya sede está en el barrio pamplonés de Iturrama, en 2010. (Fotos: Maite H. Mateo)

Bromea con su nombre: «Quizá pueda despistar porque es persa. Pero mi padre, profesor, es de Izagaondoa; y mi madre, enfermera, de Miranda de Arga. Y estamos a una semana de que se cumplan cuarenta años desde que yo naciera en Pamplona». A la hora de ir a la universidad, barajó diferentes opciones. «Siempre entre carreras técnicas porque era lo que me gustaba y se me daba bien. Y, como mi objetivo era llegar cuanto antes al mundo profesional, no quería que fuera muy larga. Me hablaron bien de la Arquitectura Técnica en la Universidad de Navarra y fue lo que elegí, en parte por descarte y en parte por selección», rememora.

Ya con el título bajo el brazo, trabajó como jefe de obra. Le gustaba la profesión, pero llegó la crisis que diezmó el sector y se pasó a las energías renovables. Fue contratado por Gamesa como responsable de obras civiles y puertos: «La parte de obras civiles tenía algo que ver con mis estudios, aunque luego me ocupé de la dirección de proyectos«. Permaneció «dos o tres años» en Gamesa, hasta que con un socio lanzó en 2010 lo que ahora es el Grupo Tetrace, del que es su CEO. Reorientarse profesionalmente no le resultó traumático. «La puesta en marcha de la empresa fue relativamente cómoda porque trabajaba casi directamente con Gamesa. Habrá habido muchas experiencias más complicadas que esta».

Ciro Larrañeta, arquitecto técnico de formación, dirige una plantilla muy joven.

Y todo eso sin cumplir los cuarenta años. Una trayectoria intensa… «Sí, me considero joven y es verdad que la última década ha sido muy, muy intensa. Es como todo. La primera vez que constituyes una empresa le pones pomposidad, misticismo, misterio… Pero después tiene algo de rutina. Digo esto porque, al final, el 95 % de mi tiempo está en Tetrace, pero además tengo otras inversiones, modestas, que también empezaron en esa época. Con un grupo de amigos formalizamos una empresa de hostelería, otra de climatización, otra de drones… Son cinco o seis iniciativas, que han hecho estos años muy intensos. Pero los he disfrutado, ¡mucho!».

«El éxito de las cifras que aparece en los titulares es la punta del iceberg. Lo importante es el camino que se ha hecho».

La conclusión sería que Ciro Larrañeta es un empresario de éxito, algo que no niega pero relativiza al decir que «depende de cómo se mida». «Claro que tu proyecto tiene que ser rentable, de lo contrario no tendría sentido. Pero hay otras formas de verlo, además de las cifras». Hace una pausa y mira a través de las cristaleras de su despacho a las personas que trabajan en Tetrace, que en esos momentos intercambian comentarios y sonrisas, quizás bromeando sobre nuestra presencia. Reanuda sus reflexiones y nos saca del ensimismamiento: «Aquí hay gente que me acompaña casi desde el inicio y juntos hemos superado los retos complicados que nos hemos ido planteando. Hicimos dos planes estratégicos y los hemos clavado. De verdad, no es un topicazo. Para mí, el éxito de las cifras que aparece en los titulares es la punta del iceberg. Lo importante es el camino que se ha hecho, lo he disfrutado con mi familia, con personas de aquí que ya considero amigos…».

Es el momento oportuno para recordarle que, en alguna ocasión, dijo que «las empresas son sus personas» y «lo fundamental es saber tratar y saber ser tratado». Sonríe y añade que se refería al trabajo en equipo: «Hace pues… unos cinco años, se hablaba de las relaciones dentro de la empresa y se empezaba a valorar la parte del bienestar y cosas así. Ya estamos en otra fase. Te equivocarás si no incorporas una capa de bienestar o una capa de conciliación. Porque las personas con un nivel profesional lo tienen clarísimo. Yo no quiero vender que Tetrace es el modelo a seguir, tenemos que seguir mejorando, pero llevamos mucho tiempo trabajando en este sentido».

Pone como ejemplo que han creado un comité de bienestar. «Desde la empresa, podemos pensar qué es lo mejor tanto para la propia compañía como para los trabajadores, pero ellos pueden decirme ‘oye, Ciro, igual te obcecas con la parte de horarios y nos interesa más la parte teletrabajo’. O al revés. Se trata de buscar soluciones en común«.

LA COLABORACIÓN Y SUS FRUTOS

Añade que el modelo de relaciones laborales rígidas «ya no funciona». Por eso, ha optado por otro mucho más abierto. «Porque es en el que creo y porque casi estoy obligado. ¡La edad media de la gente que tenemos aquí es de treinta y pocos años! Tenemos una relación profesional con los trabajadores en una perspectiva de igualdad a todos los niveles. Lo que buscamos es que quieran quedarse con nosotros, la retención del talento«.

Defiende la colaboración como herramienta para el progreso empresarial, pero en un mundo tan competitivo como el actual, ¿hasta qué punto es posible? «Al ser una empresa pequeña en un mundo de gigantes y monstruos, la necesidad de colaborar ya no es una opción para nosotros, sino una necesidad. Claro que compites para llevarte los proyectos, pero eso no excluye que si tengo un problema levante la mirada y recurra a uno de esos competidores».

La prueba de que apuesta por la colaboración está en el hecho de que, junto a Nabrawind y Comansa, ha creado Navassy. Una empresa «que me encanta y puede ser súper potente», que se encargará del proceso completo de montaje e instalación de las torres autoizables Nabralift, que la primera comercializa. Por la misma razón forma parte del clúster eólico Enercluster.

«La gente que no está a gusto antes o después se irá. El ambiente de trabajo en Tetrace es uno de sus activos más importantes».

A estas alturas, ya se habrá preguntado el lector a qué se dedica Tetrace. Tiene cuatro áreas de negocio: ingeniería –civil, off shore y naval-; supervisión y asistencia técnica del desarrollo de los proyectos; el mantenimiento de los activos renovables (la empresa se dedica al 99 % al sector renovable, sobre todo al eólico, que es «donde más estamos creciendo y donde más creceremos»). La cuarta área tiene nombre propio, Tetrade, y se dedica a la distribución de repuestos en el sector industrial: «Se creó porque, cuando íbamos a reparar, nos pedían que lleváramos el repuesto. Y, como tenemos una fuerte exposición internacional, los clientes aprovechan para pedirnos que les suministremos los repuestos, ya que nos encargamos de su importación».

¿Se distingue en algo Tetrace de otras empresas similares? Su respuesta es tan rápida que da la impresión de que la esperaba: «Estamos obsesionados con el control de la calidad de nuestros trabajos, junto a nuestra presencia internacional. A pesar de ser pequeños, estamos en catorce países con filiales propias que tienen su personal. No son joint ventures, acuerdos ni cosas raras. Las utilizamos como bases operativas para desarrollar nuestros servicios». La última la han abierto en un mercado estratégico: Estados Unidos. Además, están presentes en buena parte de Sudamérica, Filipinas, India, Marruecos… «Son centros productores de tecnología o instaladores. Donde hay volumen de megavatios ahí estamos. El único nodo en el que no tenemos previsto instalarnos es China porque la forma de trabajo y la calidad la entienden de una forma diferente y es difícil llegar con nuestras tarifas».

El crecimiento de la empresa ha sido muy rápido. «Por eso hemos aprovechado 2020, por razones obvias, y 2021 de forma consciente para parar y mirar a nuestro alrededor, ordenar un poco la empresa y formar perfiles para el próximo salto, que se tendría que dar a partir de 2022. El objetivo es doblar nuestro volumen de negocio«. Puede parecer excesivamente ambicioso, pero ya se planteó así en el anterior plan estratégico. «Y no solo lo cubrimos, sino que lo superamos. Viendo cómo está el sector y nuestra situación, estamos capacitados para conseguir doblar en 2023», afirma Ciro tan rotundo como tranquilo.

El año pasado, Tetrace facturó 10 millones de euros. En 2021, está previsto un incremento de entre el 15 y el 20 %.  Y, al cierre de 2023, «estaríamos superando los 20 millones, con una horquilla de entre 300 y 400 empleados frente a los 180 actuales, dependiendo de cuál de las líneas sea la que más crezca que probablemente será la de mantenimiento».

«Hace unos años, sentía la soledad del empresario al tomar las decisiones. Muchas veces aciertas, pero otras tantas yerras».

La empresa es hoy suya al 100 %, pero nos revela que está valorando «que las cuatro personas de la capa de dirección (Alba, Leticia, Pablo y María) vayan tomando participaciones».

«Busco una compensación justa a su involucración; que, además de sentirlo, una parte de la empresa sea suya. Han sido años complicados y, en general, la plantilla ha dado dos pasos adelante, implicándose más. Y en particular la dirección que me acompaña y hace que seamos una empresa potente gracias a sus capacidades. También estamos viendo cómo incorporar nuevas capas en la relación profesional con la dirección. Hace unos pocos años, sentía la soledad del empresario al tomar las decisiones. Muchas veces aciertas, pero otras tantas yerras. Ahora estoy acompañado por un comité potentísimo. Someter las decisiones al comité a mí me enriquece mucho, mucho».

EL AMBIENTE DE TETRACE

Le preguntamos por su criterio a la hora de elegir a sus colaboradores más cercanos. Y, como ha venido sucediendo a lo largo de la entrevista, su respuesta es inmediata: «Que tengan un perfil distinto al mío, complementario y muy potente. Es que si te rodeas de gente mediocre, vas a ser tú mediocre. Me dan mil vueltas en muchos aspectos, en otros despuntaré yo». Pretende que quienes trabajen a su lado lo hagan «disfrutando y sonrientes».

Al cierre de 2023, espera superar los 20 millones de facturación, con una horquilla de entre 300 y 400 trabajadores.

Al cierre de 2023, espera superar los 20 millones de facturación.

«Ya sé que suena… pero es la verdad. La gente que no está a gusto antes o después se irá. El ambiente de trabajo en Tetrace es uno de sus activos más importantes«, insiste. Jugamos a ser psicólogos y apuntamos que nos parece un hombre positivo y optimista. Asiente. «En ocasiones hasta demasiado. Si todos aquí fueran como yo, nos habríamos dado la torta hace muchos años».

«En un mundo de gigantes y monstruos, la necesidad de colaborar no es una opción para nosotros, sino una necesidad».

Nos disponemos a apagar la grabadora, pero Ciro Larrañeta insiste en que no olvidemos reflejar su agradecimiento al comportamiento de quienes integran la empresa «en momentos tan complicados» como los actuales.

«No he tenido que decir nada a nadie. Han sido comprensivos y han dado un paso adelante cuando había que darlo». A través de las cristaleras, miramos la luminosa oficina en la que un grupo de jóvenes trabaja ante el ordenador. Y es verdad, sonríen.

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