La necesidad de preservar la masa forestal llevó a Naciones Unidas a incluir entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de su Agenda 2030, con el número 15, el dedicado a la ‘Vida de Ecosistemas Terrestres’. Todo ello con el fin de “proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”. Navarra Capital, con el patrocinio de Laboral Kutxa, quiere contribuir a la divulgación y consecución de las metas que persiguen los 17 ODS mostrando y ensalzando, al mismo tiempo, las buenas prácticas que desarrollan compañías, instituciones públicas y organizaciones sin ánimo de lucro.
Unas pocas consideraciones bastan para demostrar hasta qué punto dependemos de los árboles. Las cuencas y humedales forestales proveen el 75 % del agua dulce accesible en el mundo para satisfacer necesidades domésticas, agrícolas, industriales y ecológicas, y además actúan como filtros naturales del aire. Los bosques son el pilar de la lucha contra el cambio climático por su capacidad de absorción de los gases de efecto invernadero y por conformar paisajes con una mayor resiliencia, y los principales almacenadores de carbono de nuestro planeta.
En tres décadas, entre 1990 y 2020, han desaparecido unos 420 millones de hectáreas de bosques.
Sin embargo, en tres décadas, entre 1990 y 2020, unos 420 millones de hectáreas de bosques han desaparecido para dejar paso a la agricultura y otros usos de la tierra. Una práctica suicida porque también proporcionan el sustento del que dependen 1.600 millones de personas y son el hábitat de más del 80% de todas las especies terrestres de animales, plantas e insectos. En definitiva, la deforestación y desertificación provocadas por las actividades del ser humano de forma directa –contaminación y quemas- o indirectamente –cambio climático-, suponen graves desafíos para el desarrollo sostenible y afectan a las vidas y medios de subsistencia de buena parte de la población mundial.
DAVID CONTRA GOLIAT
Aumentar y mantener las masas forestales es, por tanto, esencial para mantener la vida en el Planeta Tierra. Sólo hay dos estrategias: respetar los bosques actuales mediante un aprovechamiento racional y sostenible de sus recursos y plantar más árboles que los que se talan. Ese es el objetivo de la empresa navarra CO2 Revolution, con sede en Mélida y apoyada por Sodena, cuyo director general, Juan Carlos Sesma, advierte de que “aunque nos uniésemos todas las empresas que nos dedicamos a la reforestación, con el método tradicional no tendríamos capacidad de llegar a replantar ni el 10% de la superficie consumida por el fuego ¿serían 5.000, 10.000 hectáreas entre todas? Eso da una idea de lo que se destruye y de lo que se tiene capacidad de hacer”.
Pero CO2 Revolution trabaja con unos métodos diferentes, innovadores, que permiten repoblar con especies autóctonas una superficie arrasada por el fuego o afectada por la desertificación “hasta cien veces más rápido que mediante sistemas tradicionales”. De hecho, la empresa fue reconocida como la primera entre las diez emergentes que encabezan la innovación en la protección ambiental y que “están desarrollando modelos de futuro”, según un grupo de analistas consultados por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada.
Juan Carlos Sesma explica que su empresa busca compensar el impacto de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) mediante la plantación masiva con un sistema tecnológico que reduce significativamente el costo de los métodos tradicionales de siembra de las semillas. Las suyas son introducidas pre-germinadas en una cápsula biodegradable, lo que eleva hasta el 80% las posibilidades de que arraiguen. Que las semillas vayan en una cápsula obedece al hecho de que la plantación se realiza desde el aire, con un dron equipado con dispensadores capaces de lanzar hasta 2.000 cápsulas en cada vuelo. Es un sistema masivo, más barato y eficiente que cualquiera otro de los actualmente utilizados, un modelo integral que, además, permite monitorizar el crecimiento del ecosistema.
Juan Carlos Sesma: “Apostamos por conseguir métodos de reforestación que permitan abarcar mucha superficie en poco tiempo con resultados mucho más eficientes”.
“Nosotros nos dedicamos a innovación biotecnológica y a la innovación financiera relacionada con el medio ambiente, porque buscamos la forma más eficiente y rentable de reforestar y combatir el cambio climático. En España ya se han quemado 210.000 hectáreas, es tanto como el 60% de la isla de Mallorca, probablemente para cuando termine el verano habrá ardido una superficie como toda la isla, es algo dantesco, para mí es el comienzo del fin”, insiste Juan Carlos Sesma, quien añade que esa es la razón por la que “apostamos por conseguir métodos de reforestación que permitan abarcar mucha superficie en poco tiempo con resultados mucho más eficientes, porque de otra manera esto se nos está yendo de las manos”. “Nuestro futuro como sociedad depende de ello, de que entre todos consigamos dar con un método que sea eficaz a gran escala y cuya implantación sea rápida. Tenemos un problema global y estamos al servicio de todo el mundo para tratar de solucionarlo”, concluye el director general de CO2 Revolution.