“Estoy sobrepasada”, “el trabajo me agota”, “no estoy bien”, “estoy estresado”… ¿Quién no ha escuchado alguna de estas frases en el ajetreo diario, ya sea de un amigo, familiar o compañero de trabajo? Todos lo hemos hecho, y más en los tiempos actuales, donde el ritmo frenético y la sobreexposición a estímulos pueden afectar la salud mental y a la paz interior.
La relación entre salud mental y trabajo es crucial, según la OMS. Aunque el trabajo desempeña un papel vital en el bienestar mental y la contribución a la sociedad, en ciertos casos puede comprometer la salud mental. En 2021, la OMS informó que más de 300 millones de personas a nivel mundial padecían trastornos mentales relacionados con el trabajo. En Europa, uno de cada cuatro trabajadores experimenta un impacto negativo en su salud laboral, lo que puede resultar en problemas físicos, consumo de sustancias y pérdida de productividad. A nivel de la Unión Europea, se estima que la depresión y el estrés laboral conllevan un coste de 620.000 millones de euros al año, así como una pérdida de producción económica de 40.000 millones.
“Un nivel moderado de estrés es beneficioso para el funcionamiento. El problema surge cuando los niveles de exigencia superan la capacidad de respuesta, generando disfunciones asociadas al distrés”
El estrés laboral es un fenómeno común, pero su detección puede ser complicada debido al desconocimiento sobre salud mental. La Real Academia Española lo define como “tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”. El Dr. Pablo Moreno, coordinador Médico de la Clínica Padre Menni y coordinador de Consultas Externas, amplía esta definición.
“El estrés es una situación que se produce cuando nos enfrentamos a una actividad. Y cuando esa actividad es el trabajo, hablamos de estrés laboral. El estrés, en sí mismo, no es malo. Existe un tipo de estrés positivo, conocido como eustrés, y uno negativo, conocido como distrés. Un nivel moderado de estrés es beneficioso para el funcionamiento. El problema surge cuando los niveles de exigencia superan la capacidad de respuesta, generando disfunciones asociadas al distrés”.
En nuestro país, según el informe ‘Salud Mental y Trabajo’ presentado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo en junio de 2023, entre los factores más destacados que influyen negativamente en la salud mental se encuentran los componentes psicosociales, especialmente la presión de tiempo o la sobrecarga de trabajo, así como las dificultades en la interacción con personas (clientes, pacientes, alumnos, etc.).
“El estrés prolongado no solo afecta a la salud mental, sino también a la física. Puede dañar vasos sanguíneos, corazón y neuronas”
En la actualidad, tanto las organizaciones como los gobiernos trabajan en la determinación de medidas preventivas para poder detectar con anticipación la presencia de factores de estrés y determinar indicadores. De hecho, existe un plan de desarrollo que comenzó este año, 2023, y finalizará en 2027, cuyo objetivo es precisamente determinar estos indicadores. Sin embargo, por el momento, la detección inicial sigue siendo responsabilidad de cada individuo.
“Lo pueden percibir en el momento en el que experimentan un mal funcionamiento en su trabajo. Es cuando el cerebro se ve superado en su capacidad de respuesta, ya sea porque las exigencias son muy grandes o porque uno ya no puede dar más de sí. Empiezan a controlar peor sus emociones, lo que lleva a síntomas de ansiedad, insomnio, irritabilidad. Además, también pueden manifestarse problemas cognitivos y de comportamiento, afectando las relaciones interpersonales y, en casos extremos, llevando al consumo de sustancias. El estrés prolongado no solo afecta a la salud mental, sino también a la física. Puede dañar vasos sanguíneos, corazón y neuronas. A veces, los cuadros de estrés crónico pueden ser más difíciles de tratar que una depresión”, advierte el Dr. Moreno, con más de 27 años de experiencia en psiquiatría.
Higiene mental
Cuidar la higiene mental es responsabilidad de cada individuo. Mantener prácticas y estrategias que promuevan la salud emocional y psicológica, como descansar adecuadamente, comer bien y realizar actividades beneficiosas para el cerebro, se consideran medidas de higiene mental y “son esenciales”. Pero si la situación ya ha superado un malestar, es importante pedir ayuda.
“Hay que hablar de salud mental para que cuando seas trabajador puedas identificar lo que te pasa”
Según el mencionado estudio, en el contexto actual, las empresas deben invertir en la salud mental de su equipo profesional, ya que las consecuencias de que los trabajadores sufran problemas de salud mental derivados del trabajo resultan en un déficit de producción y afectan a los sistemas de salud pública.
Para ello, el doctor palentino insta a que las empresas incorporen criterios específicos relacionados con la salud mental entre sus medidas preventivas. Promuevan canales de comunicación interna y fomenten la concienciación entre su equipo profesional. Y a su vez, enfatiza en la importancia de educar sobre salud mental desde edades tempranas. “Las personas deben de reconocer lo que les está pasando. Es complicado, porque no nos enseñan a identificarlas. Es una labor que tiene que empezar desde los colegios. Hay que hablar de salud mental para que cuando seas trabajador puedas identificar lo que te pasa”, aconseja el experto.
TIPS
La Comisión Europea destaca diversas áreas de intervención para la prevención de riesgos sociales y promoción de la salud mental en el ámbito laboral. Entre las medidas propuestas se encuentran:
- Mejorar el conocimiento sobre la salud mental de los trabajadores.
- Realizar una correcta evaluación de los riesgos psicosociales para anticiparse a situaciones que puedan afectar la salud mental.
- Promover prácticas de conciliación entre vida laboral y personal.
- Fomentar la concienciación sobre la importancia de la salud mental en el trabajo, así como la implementación de medidas de apoyo y ergonómicas.
- Establecer canales de comunicación efectivos para que los empleados expresen preocupaciones y reciban apoyo.
- Capacitar en técnicas de manejo del estrés.
- Crear un ambiente laboral positivo, basado en el respeto y la colaboración.
- Impulsar iniciativas de educación y sensibilización sobre salud mental.
- Garantizar la disponibilidad de recursos para brindar apoyo y servicios de salud mental.
En resumen, se propone avanzar en políticas que promuevan una cultura de prevención de riesgos laborales, con un enfoque especial en la salud mental, a través de medidas de higiene mental y prevención de riesgos psicosociales.
‘Workaholic’, otro tipo de estrés
Algunas personas muestran una dedicación excesiva al trabajo, llegando al punto de cumplir con los criterios de adicción laboral. Este fenómeno, a menudo pasado por alto, conlleva niveles significativos de estrés. Aunque puedan parecer altamente responsables, enfrentan problemas de salud mental similares a otras adicciones. Son conocidos como “workaholics” o “adictos al trabajo”. Y para ellos, el enfoque clínico y los tratamientos necesarios, tal como indica Moreno, son similares a otras adicciones conductuales. “Se requiere concienciación, apoyo y adaptación de actividades para liberar a estas personas de estos patrones, sin comprometer su desempeño laboral”, concluye.