La irrupción del coronavirus, Covid-19, se está viviendo con gran incertidumbre y preocupación en el sector sanitario de la odontología. Esto se debe a varios motivos. Por el lado de la dimensión empresarial, somos un colectivo de profesionales numeroso, pero vulnerable. Generamos empleo y dinamizamos la economía, sí. Pero también entre nosotros hay una gran cantidad de pymes, que necesitan ser escuchadas.
En ese sentido, quisiera agradecer el apoyo y la comunicación razonablemente aclaratoria y constante que hemos encontrado en este punto tanto del Consejo General de Dentistas de España como del Colegio Oficial de Dentistas de Navarra y que nos ha permitido afrontar la situación extraordinaria en la que nos encontramos.
El Covid-19 ha supuesto un enorme descalabro económico para una gran mayoría de nosotros. Necesitamos en estos momentos la ayuda de las entidades financieras y la Administración para afrontar con garantías algunos de los problemas que nos acechan de forma más acuciante, como la gestión de los ERTE o una presión fiscal bastante elevada. Para ello sería importante disponer de diversas herramientas y facilidades en el acceso a créditos, nuevas líneas de financiación, replanteamiento de deudas o rebajas fiscales. Como se ve, son muchas y muy variadas las fórmulas que podrían ayudarnos.
Esa colaboración nos vendría muy bien, además, para otro de los grandes retos presentes y futuros a los que se enfrenta nuestro sector y que tiene que ver con su transformación digital. El desarrollo de nuestra actividad requiere, cada vez más, de constantes actualizaciones de software, tecnologías y equipamientos, así como de formación continuada para nuestras plantillas y equipo humano que, en la mayoría de las ocasiones, debemos sufragar con créditos, leasings, etc. Gastos, en definitiva, que unidos a nuestros costes laborales, fiscales o familiares deberían ser motivo de atención y ayuda, como ya he comentado, de las diferentes entidades financieras y administraciones públicas con las que trabajamos.
“El Covid-19 ha supuesto un enorme descalabro económico para la gran mayoría de nosotros”.
No obstante, no quisiera ceñirme solo a un aspecto meramente comercial o económico. Porque también está la parte vinculada a nuestros pacientes. El compromiso ético y la enorme responsabilidad que tenemos con todos ellos es lo que nos ha llevado, en estos días de confinamiento obligado, a asegurar un servicio mínimo de atención de urgencias presenciales. De este modo, y pese al alto riesgo de contagio que existe en nuestra práctica médica, hemos guardado rigurosamente las normas de precaución recomendadas por las autoridades sanitarias.
Asimismo, hemos mantenido líneas de consulta telefónica para contribuir a solucionar, en la medida de nuestras posibilidades, muchas de las dudas que se nos han planteado, diferenciando lo que realmente han sido urgencias de otras muchas que hemos resuelto evitando el traslado físico del paciente a nuestras consultas.
Esto último ha sido muy importante y estamos orgullosos de ello, puesto que hemos contribuido a evitar la saturación de la atención sanitaria que se brinda a la ciudadanía desde la red pública. En ese sentido, también ha sido otro motivo de alegría que muchas de nuestras clínicas hayan decidido hacer donaciones de EPI. Sin duda, ese acto de entrega representa un pequeño grano de arena aunque, nosotros lo concibamos como un enorme gesto de solidaridad y empatía con nuestros compañeros.
“El compromiso ético y la enorme responsabilidad que tenemos con nuestros pacientes nos ha llevado a asegurar un servicio mínimo de atención de urgencias presenciales”.
Dentro de ese mismo apartado de la solidaridad y el cuidado de los demás, quisiera apuntar otro hito. Gracias a esas nuevas tecnologías que antes he mencionado y a las redes sociales, muchas clínicas han puesto a disposición de nuestros clientes consejos, informaciones y recomendaciones en tiempo real para que no descuiden su higiene bucodental en sus diferentes formas. Son medidas temporales, muy importantes en el caso de niños y adultos, que requieren de cuidados específicos vinculados al uso de prótesis y ortodoncias. Confiemos en que se vuelva a la normalidad cuanto antes y puedan reanudarse las revisiones puesto que, en cuestión de salud oral, es importante mantener unos hábitos para no perder la sonrisa.
Finalmente, no quisiera concluir mi reflexión sin atender algo que nos debería ocupar y preocupar a todos y que se resume en la pregunta que nos hemos hecho en más de una ocasión a lo largo de estos días. ¿Cómo será la vuelta? Desde muchos ámbitos se nos transmite el mensaje de que, aunque se produzca un retorno paulatino a lo que hasta hace bien poco era lo que considerábamos como nuestra rutina de todos los días, todo parece indicar que nada volverá a ser igual. No estaría de más, sin embargo, hacer un ejercicio mental e imaginarnos cómo podría ser ese minuto uno de libertad que tantos anhelamos. Ahí parece profética la frase de una directiva de una conocida marca de coches que, en una reciente entrevista que pude leer, comentó que “la mejor forma de predecir el futuro es crearlo”.
Efectivamente, me parece un magnífico punto de arranque. Cada uno podemos hacer una aportación al respecto. Porque los peores escenarios, las predicciones más negras y catastrofistas, ya las tenemos. Ahora es nuestra oportunidad y nuestra responsabilidad intentar ser visionarios, positivos, constructivos, optimistas. Es el momento de ser e ir contra la corriente para, en la medida de lo posible, construir ese futuro que nos merecemos. Y, como decía antes, mantener la sonrisa, aunque nos cueste.
Dr. Felipe Rivas
Director médico del Grupo Sannas