viernes, 19 abril 2024

Cristina Lecumberri, a contracorriente del virus

Hace casi dos años que fue nombrada directora general de ALINAR, la patronal agroalimentaria de Navarra, La Rioja y Aragón, con el encargo de revitalizarla. En esta entrevista, nos cuenta todo lo que está haciendo al frente de un sector estratégico que está trabajando a tope durante la pandemia.


Pamplona - 20 junio, 2020 - 06:00

Artículo patrocinado por Banco Sabadell

El próximo mes de julio, Cristina Lecumberri cumplirá dos años como directora general de ALINAR. (Fotos: Maite H. Mateo)

Cristina Lecumberri fue contagiada por el coronavirus en los primeros días de la crisis sanitaria. Por eso es casi obligado iniciar la conversación por ahí. Pero ella le resta importancia y nos dice que en su caso fue lo suficientemente leve como para seguir trabajando cada día desde casa y confinada.

Explica que han sido semanas muy intensas para su sector, el agroalimentario, que al contrario que la mayoría no solo no ha frenado su actividad, sino que la ha aumentado. Le indicamos que es un alivio hablar estos días con alguien que puede referirse a su trabajo en términos positivos, aunque la directora general de la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Navarra, La Rioja y Aragón (ALINAR) lo matiza.

Mirando lo que ocurre alrededor, nuestro sector es un privilegiado, sin duda. Pero también es cierto que la situación no es igual para todos porque las empresas que abastecen a la hostelería y restauración, por ejemplo, de un día para otro se han quedado sin clientes. Mientras, el canal alimentación ha subido considerablemente y hay empresas que incluso han tenido que reforzar turnos. Pero también aquí hay diferencias porque el 70 % de la población está comprando productos básicos, así que quienes se dedican a gamas prémium están sufriendo”, analiza.

«Aprendí muchísimo al lado de Javier Virto, uno de los grandes empresarios de Navarra, si no el gran empresario».

También tranquiliza saber que la apuesta de Navarra por la producción agroalimentaria fue un acierto: “Ya se demostró con la anterior crisis, la financiera, y ahora con la sanitaria. En ambas ha sido el sector que mejor ha resistido porque todos tenemos que comer. Las características del suelo navarro, y en general de todo el valle del Ebro, se traducen en materias primas de primera calidad. Estas han dado lugar a una industria muy, muy potente que, además, genera un empleo que asienta el territorio y favorece el desarrollo rural. Somos una potencia agroalimentaria y eso hay que reconocerlo, apoyarlo y ponerlo en valor”, remacha.

Al plantearle una pregunta, insinuamos que el sector arrastra el estereotipo de ser muy tradicional. Pero nuestra entrevistada lo rebate: “Es apasionante, muy dinámico, fuerte y diverso. Hay una parte tradicional, sí, pero pesa más la parte innovadora”.

Recuerda que las conserveras fueron las pioneras y que seguimos teniendo varias de primer nivel por su tamaño o por sus productos. “Pero, además, tenemos congeladoras líderes no ya nacionales sino mundiales. Una socia de ALINAR creó la categoría de la cuarta gama”. Bueno, pues planteamos el tema de otra forma. Digamos que el sector no cuenta con demasiadas mujeres directivas, aunque sí tiene a una de ellas al frente de su organización empresarial, que era el punto al que queríamos llegar: “Quiero pensar que, al final, lo que se valora es la profesionalidad. Y toda mi trayectoria la he desarrollado en este sector. No se trata de si eres hombre o mujer”.

RECONOCIMIENTO A LOS EMPRESARIOS

Le avala su conocimiento a fondo del tejido empresarial. Tras una estancia en París, de la que luego hablaremos, le llegó el momento de plantearse si se quedaba indefinidamente o volvía. Y cuando ya tenía decidido establecerse en Madrid, de donde le llegó una oferta de trabajo, conoció a su marido y regresó a Pamplona. “Soy muy de aquí y me gusta mucho Navarra”, atestigua como para  dar a entender que no fue un sacrificio por amor, valga la cursilada.

«En el sector agroalimentario hay una parte tradicional, sí, pero pesa más la parte innovadora».

Vino sin empleo, dejó un currículum en el Departamento de Agricultura y se interesó por ella la empresa pública Nasersa, que necesitaba a alguien para desarrollar el proyecto del que surgió Ican. Un año después fue contratada por el Grupo Virto para su departamento comercial: “Aprendí muchísimo al lado de de Javier Virto, uno de los grandes empresarios de Navarra, si no el gran empresario”.

También dirigió el equipo que desarrolló la marca Reyno Gourmet.

También dirigió el equipo que desarrolló la marca Reyno Gourmet.

Entonces hace un inciso para confesar su admiración por los emprendedores. “Ver cómo luchan para sacar adelante su proyecto personal y estar todos los días con ellos es una fuente de conocimiento… Te hacen pensar mucho y ponerte las pilas en muchos aspectos”. Añade que la crisis del coronavirus ha evidenciado su capacidad de respuesta porque “han tomado decisiones a una velocidad de vértigo, especialmente en este sector, en el que se han producido unos cambios en los hábitos de consumo y de compra cada semana a los que había que dar respuesta de manera inmediata”.

Íbamos por 1997 e iba a tener a su primer hijo. Viajaba mucho, “pero eso no me importaba, es mi pasión, soy feliz en un aeropuerto». El problema «era estar todo el día fuera de casa, en Azagra, y embarazada”. La conciliación, en definitiva, una circunstancia que inevitablemente se cruza en la carrera profesional de las mujeres y que nunca aparece cuando entrevistamos a los hombres. Pudo retornar a Ican, que después se integraría en el Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias (INTIA), donde fue directora de Gestión Alimentaria y, posteriormente, se encargó del exitoso desarrollo de la marca Reyno Gourmet. Cita uno por uno a los integrantes del equipo con el que trabajó “con toda la ilusión del mundo para crear una marca que tiene mucha fuerza y que esperemos que perdure«.

Y de ahí a ALINAR. “Hay veces en que necesitas cortar y afrontar nuevos retos para impulsarte y mantener la ilusión y las ganas”. Fue hace casi dos años, el 23 de julio de 2018, y sin preguntarle confiesa que la experiencia “ha sido intensa, muy intensa”.

Repasa someramente la historia de la asociación, heredera de una Consebro que “había perdido el foco de la que fue su misión inicial de representación pura» al prestar servicios de todo tipo. «Los pedían los socios y cómo ibas a decirles que no”. Nació como resultado de las conclusiones de un plan estratégico, que aconsejaba una vuelta a los orígenes, y se encomendó la reconducción a Cristina, que encontró una organización “desilusionada, que no estaba pasando por su mejor momento”.

«Ver cómo luchan los empresarios para sacar adelante su proyecto personal y estar todos los días con ellos es una fuente de conocimiento».

Convocó el 14 de diciembre de 2018 una asamblea extraordinaria para plantear un “cambio radical”. Comprendieron, para satisfacción de la directora general, que estaban “ante un punto de inflexión y que había un proyecto que requería la unidad, colaboración y participación de todos”. Expone lo que bien podría ser un resumen de su intervención ante la asamblea, plagado de argumentos que llevan a la conclusión de que se trata de “un sector esencial”, para el que reclama ayudas con el fin de fomentar el empleo, la inversión y el consumo.

PARÍS BIEN VALE UNA BECA

Ya conocemos su trayectoria profesional. Pero, ¿quién es Cristina Lecumberri? Se le ilumina un poco más la sonrisa, que luce casi permanentemente, y relata que nació en Pamplona. “Soy de San Juan, iba al cole con mi hermana a lo que hoy es San Cernin y entonces la Cooperativa de Cultura Francesa”.

Toda la carrera profesional de Cristina Lecumberri está ligada al mundo agroalimentario.

Toda la carrera profesional de Cristina Lecumberri está ligada al mundo agroalimentario.

Acompaña sus recuerdos con calificativos positivos: entorno familiar muy gratificante, buenos compañeros, buena estudiante, le gustaba mucho salir con sus amigos y viajar… “vaya, que tuve una juventud feliz”. Estudió Derecho Económico en Deusto. “No me había planteado el Derecho en sí, pero me pareció interesante esa combinación con la economía, que después fue lo que más me gustó”.

De hecho, nunca ha ejercido como abogada y sí hizo un máster en Dirección de Comercio Internacional. Gracias a una beca del Gobierno de Navarra, estuvo nueve meses en la Cámara de Comercio Internacional de París, donde daba soporte a las empresas navarras que lo requerían: “¡Estaba tan a gusto en París! Una edad muy buena, muy contenta con mi trabajo, tenía una buena beca, conocí la ciudad al dedillo… Así que decidí quedarme otro año, busqué trabajo y me contrató una consultora de San Sebastián”. Sabía que deseaban contar con alguien en Francia, se postuló, le aceptaron y montó un despacho en su propia casa. “Hacía reconocimientos de mercados para empresas sobre todo del País Vasco y de Navarra. También les buscaba agentes, distribuidores, contactos, participación en ferias… Fue muy interesante”.

«Viajar es mi gran pasión, pero este verano no lo haré. No es un buen momento».

Por eso habla francés, pero también inglés e italiano. Idiomas que le vinieron muy bien cuando se ocupaba del comercio internacional en sus empleos y que, ahora, practica menos e intenta mantener “leyendo, viendo pelis y en los viajes, que son mi gran pasión”. En su caso, además, le ayudan porque le gusta comunicarse y relacionarse. “Poderte defender en el idioma de la gente con la que estás me parece básico”. De ahí que anime a su dos hijos -uno estudia en Madrid y el otro ha acabado 1º de bachiller en San Cernin- a seguir su ejemplo cuando están en otro país. Una circunstancia que no va a darse este verano. No es buen momento para hacer los viajes que me gustan, señala con resignación.

Al despedirnos nos pide que sigamos manteniendo las precauciones para evitar contraer la enfermedad que ella ya ha padecido. Y aunque está inmunizada y no lo necesita, se cubre con una mascarilla por solidaridad y para transmitir que su uso es necesario. Tenemos que empezar a vivir, pero con mucha cautela y responsabilidad. ¡Ojalá pudiéramos decir que esto se ha acabado o terminará el 1 de agosto!”. Ya en la puerta, lanza un mensaje de esperanza: “Todos a una podemos salir de esto”.

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