Anacleto, Jon Snow, ‘Rubio’, Don Quijote, Robin Hood, El Cid Campeador o los intrépidos piratas de ‘La Isla del Tesoro’ se han paseado por algunos de nuestros pueblos y rincones más bonitos. Es más, la gran riqueza paisajística y monumental que caracterizan a nuestro país se han convertido en un filón cinematográfico que han llamado la atención de las grandes productoras nacionales e internacionales.
Con todos estos ingredientes, por lo tanto, no hace falta irse muy lejos para disfrutar de unas vacaciones de cine. Porque somos así, seres pasionales que nos movemos por sentimientos. En nuestro interior, no estamos yendo ‘al pueblo ese perdido en el medio de nada’, no. Son lugares de culto para todos nosotros y nosotras ya que nos permiten algo tan mágico como vivir, a través de la piel de esos actores y actrices que un día fueron nuestros ídolos y protagonizaron los sueños e historias que se han convertido en una parte esencial de nuestros recuerdos más personales.
RECORRIDOS DE CINE
Lo que proponemos a continuación es una pequeña guía con la que queremos enumerar, aunque sea brevemente, algunos de esos destinos que todo buen cinéfilo o cinéfila no puede dejar de visitar, al menos, una vez en su vida.
Por ejemplo, en Navarra, tenemos múltiples opciones. Así, en Baztán podemos cruzarnos con la inspectora Salazar en medio de la última trama ideada por Dolores Redondo mientras que, si nos acercamos a Zugarramurdi, se nos ofrece la posibilidad de participar de un akelarre como el que aparecía en la desternillante ‘Las Brujas de Zugarramurdi’. También podemos cabalgar por la sierra de Urbasa convertida a nuestros ojos en el mítico bosque de Sherwood que fue recreado en ‘Robin y Marian’ protagonizado por Sean Connery y que, gracias a la magia del séptimo arte, convirtieron las murallas del cerco de Artajona en las de Nottingham.
Más al sur, nuestras queridas Bardenas Reales han sido escenario desde películas de espías tipo 007 o Anacleto mientras que Gallipienzo fue el escenario elegido por Terry Gilliam para finiquitar D. Quijote, su proyecto ‘maldito’. Siguiendo con las caballerías, nos podemos desplazar muy cerca, a la localidad de Loarre, donde Ridley Scott dirigió ‘El Reino de los Cielos’ con Orlando Bloom, inolvidable Legolas en ‘El Señor de los Anillos’.
Siguiendo con nuestra ruta por el resto de España, Peñíscola sería una parada obligatoria puesto que este rinconcito del Mediterráneo ha acogido películas tan míticas como ‘El Cid’, protagonizada por Charlton Heston o, más recientemente, la ya citada ‘Juego de Tronos’. Precisamente, con motivo de ‘El Cid’ los expertos en localización se vieron obligados a construir un decorado tan grande que se incluyó, por mérito propio, en el libro Guiness de los Récords.
Otra epopeya de época fue ‘1492: la conquista del paraíso’ que se rodó, en parte, en la bella ciudad cacereña de Trujillo que, paradójicamente, es la localidad natal del conquistador del Perú, Francisco Pizarro. Por el contrario, si cambiamos de registro hasta de ubicación, podemos ir a Lastres para mezclarnos con la exuberante naturaleza de Doctor Mateo o la manchega Almagro, lugar escogido por el mítico Pedro Almodóvar para rendir homenaje a sus recuerdos de infancia en Ciudad Real o, en esa misma línea, atravesar Albacete siguiendo la ‘Ruta José Luis Cuerda’ que aglutina algunos de los escenarios naturales de la película de culto por antonomasia del cine español: ‘Amanece que no es poco’.
Hablando de directores españoles que han marcado una época, cómo no mencionar a Luis García Berlanga, el mejor retratista tanto de sus paisajes valencianos como de nosotros mismos con títulos como ‘La Vaquilla’, rodada en Sos del Rey Católico. O, en su caso, otro apasionado de la cultura española, el mítico Orson Welles que eligió la Plaza Mayor de Chinchón para rodar ‘Campanas de Medianoche’, mismo escenario de una de una de las pelis favoritas de cuando solo había dos canales de televisión ’55 días en Pekín’, que fue el origen de esa expresión tan cañí de “más fallos que una película de chinos”.
Mojacar, Ansó, Morella, Sepúlveda, el norte de Burgos que la mano de Sergio Leone convirtió en el lejano Oeste para dar el espaldarazo definitivo al que entonces era un completo desconocido Clint Eastwood, Mirambel… La lista es tan larga que daría para más de una guía o es que, tal vez, nos gusta tanto el cine que estamos dispuestos a hacer algo por un ‘amigo’ que tanto nos ha hecho soñar y disfrutar.