jueves, 18 abril 2024

Directivas en familia

Marisa Alonso, CEO de Navanor; María Learra, head of Logistics Planning and Execution in Nordex Energy Group; Silvia Rodríguez, directora de Ventas en Graftech Ibérica; y Ainhoa Villoriego, responsable de Trade Marketing en Florette, dan lo mejor de sí mismas estos días para teletrabajar y ejercer al mismo tiempo de madres, profesoras y animadoras del hogar. Hoy cuentan a NavarraCapital.es cómo se las ingenian junto a sus parejas para llegar a todo.


Pamplona - 24 abril, 2020 - 08:21

Marisa Alonso (Navanor), María Learra (Nordex Energy Group), Silvia Rodríguez (Graftech Ibérica) y Ainhoa Villoriego (Florette).

Son capaces de afrontar cualquier desafío, por más complejo y duro que parezca. Ocupan cargos importantes, tienen trabajadores bajo su mando y se prepararon a conciencia para asumir el liderazgo. Todas ellas derrochan cercanía y disciplina, casi a partes iguales, en sus palabras. Y contagian ese entusiasmo innato que las motiva cada día para sacar adelante a sus empresas en plena pandemia del coronavirus.

En estos momentos tan duros y «complicados» a nivel económico, logran organizarse para teletrabajar, cumplir con sus responsabilidades laborales y atender a sus familias junto a sus parejas, con las dificultades que ello conlleva. Pero hasta en eso ven una oportunidad. Porque unos se encargan “de las compras en el exterior” o de “cocinar por las noches la comida del día siguiente para todos”, otros “de imprimir las tareas de los niños”

Las cuatro atienden a NavarraCapital.es fuera de sus horarios de trabajo, cuando logran encontrar un hueco en sus agendas. Son Marisa Alonso, CEO de Navanor; María Learra, head of Logistics Planning and Execution in Nordex Energy Group (Acciona); Ainhoa Villoriego, responsable de Trade Marketing en Florette; y Silvia Rodríguez, directora de Ventas en Graftech Ibérica. Todas lideran equipos y proyectos, repartidos por distintas partes del mundo. Estas semanas, como siempre, madrugan para empezar la jornada con videollamadas. Pero algo ha cambiado desde la llegada del Covid-19: ahora deben hacerlo junto a sus hijos, nueve niños en total con edades comprendidas entre los 4 y los 13 años.

TRABAJAR JUNTO A LOS HIJOS

A primera hora de la mañana, se ponen a funcionar bajo una dinámica establecida desde hace años, pero con un nuevo horario que deben cumplir tanto ellas como sus hijos para que sus trabajos salgan adelante y los pequeños atiendan sus clases online y las respectivas tareas. Confiesan que, a menudo, deben interrumpir sus trabajos para atender dudas escolares o peticiones de lo más variopintas.

Ahora mismo, deben enfrentarse a los actuales vaivenes del mercado y a muchos cambios en sus respectivas compañías, pero en esta ocasión no toca hablar de eso. Hoy nos metemos en sus casas y averiguamos cómo están reorganizándose para conciliar su vida laboral y familiar. Silvia Rodríguez es madre de una niña de 13 años y dos niños de 8 y 12. Entre los dos mayores “se apañan con el único ordenador de la casa”, como ha ocurrido en la mayoría de los hogares, “y el pequeño con el móvil para ver vídeos, textos, etc.”. Su marido, que debe desplazarse cada día a la empresa para trabajar, es el que prepara la comida por la noche, después de que los cinco hayan repasado las tareas en familia.

María Learra: «El teletrabajo con el Covid-19 incluye ser profesora, animadora y hacer las tareas de la casa en el mismo horario».

María Learra también ha logrado reorganizarse. Y saca tiempo tanto para el trabajo como para sus hijos, de 7 y 9 años. Eso sí, admite, como el resto de entrevistadas, que las interrupciones son inevitables: “Esta es la gran diferencia del teletrabajo que teníamos entendido hasta la fecha y el que estamos viviendo con el Covid-19, que incluye ser profesora, animadora y hacer tareas de la casa en el mismo horario”. 

Ainhoa Villoriego tiene dos niñas de 4 y 7 años. “El confinamiento está siendo un gran reto, del que esperamos salir reforzados como familia y espero que también como sociedad”, analiza. Cuando se declaró el estado de alarma, en su casa crearon un mural multicolor con los horarios de cada día. Pero apenas unas horas después, tuvieron que modificarlo porque se dieron cuenta de que “había que rebajar las expectativas y dar prioridad a la tranquilidad en el hogar”. Además de cumplir eficazmente en el trabajo y el colegio, también era importante “estar tranquilos y contentos” en casa.

Los hijos de Marisa Alonso ya cuentan 9 y 11 años. Ella también ha diseñado unos horarios, aunque reconoce que a los pequeños les deja “dormir un poco más”. Hacen de todo: “tarea, ejercicio, comer juntos, esparcimiento en familia…”. Pero también surgen dificultades: “Si trabajas fuera, los hijos están acostumbrados a que cuando estás en casa, tu tiempo sea para ellos, por lo que no es fácil la organización”.

En su caso, sus hijos ya son “mayores y responsables, a punto de cumplir 10 y 12 años”, pero trabaja con tres mujeres cuyos niños aún no han cumplido los 4. Consciente de todo lo que eso conlleva y como directiva de la compañía, ahora dedica más tiempo a hablar con su equipo. “Hace falta apoyo moral en estos tiempos de confinamiento”, añade.

EL TELETRABAJO Y LA CERCANÍA

Pero en el fondo, las cuatro protagonistas de este reportaje reconocen que, con el teletrabajo, se desdibujan los horarios. “Cuando te vas a trabajar, tienes claros los roles en cada lugar; cambias el chip, el entorno, las personas… Pero ahora es todo a la vez y, al final del día, tengo la sensación de no haber llegado a todo”, admite Alonso. “Por ser una multinacional, hacíamos ya videollamadas y trabajábamos por mail, pero al no tener reuniones presenciales creo que siempre hay una pérdida por la falta de cercanía”, agrega Learra.

Ainhoa Villoriego: «El teletrabajo está funcionando, incluso con los niños en casa, y creo que dejará un poso positivo para el futuro en las organizaciones».

Sin duda, la carga de trabajo adicional que el Covid-19 está generando replanificación de recursos, elaboración de nuevos planes de acción para adaptarse a la nueva realidad, nuevos planes de contingencia, jornadas más extensivas que intensivas… “Compensan con creces la carga de trabajo minorada por los viajes, eventos y acciones que no se pueden realizar en la actualidad”, subrayan.

A pesar de todo, también sostienen que el teletrabajo es una buena opción en las circunstancias actuales y que todos los integrantes de sus equipos están demostrando un fuerte compromiso con las necesidades y objetivos de sus empresas: “El teletrabajo está funcionando, incluso con los niños en casa, y creo que dejará un poso positivo para el futuro en las organizaciones”, defiende Villoriego.

Para Alonso, “el teletrabajo ha llegado para quedarse”. Por supuesto, no en las mismas condiciones que las actuales, en las que se ha pasado del nada al todo: “Es posible trabajar desde casa y, llevado a un punto medio, puede ser bueno para el trabajador y para la empresa. Porque incluso en menos horas se puede ser más eficiente cuando puedes estar en casa solo y tranquilo”.

VISLUMBRANDO EL FUTURO

Por encima de todo, resaltan que en estas cinco semanas han aprendido «a valorar más la familia» que tienen y, por eso, se muestran convencidas de que esa parte de sus vidas saldrá fortalecida. Hacen cosas nuevas «y sencillas» juntos, como comer con sus hijos, repartir entre todos las tareas del hogar o buscar más tiempo para jugar. Además, también se esfuerzan más para estar en contacto, aunque sea a través de videollamadas, con «el resto de la familia y los amigos», a quienes incluso ven más ahora que antes del confinamiento.

Silvia Rodríguez: «Va a costar la remontada y, lamentablemente, habrá empresas que no la superen”.

Pero cuando miran la crisis social y económica que asola al mundo, les resulta más complicado mantener ese tono tan vital que se desprende en cada una de sus afirmaciones. Quizás porque consideran que “la recuperación económica va a ser lenta”. Pero tampoco bajan los brazos. Ni mucho menos. Villoriego, por ejemplo, considera “importante que cada uno de nosotros sigamos siendo responsables, aunque las fuerzas flaqueen, además de ser positivos y flexibles para adaptarnos a la nueva realidad de la forma más rápida posible”. 

Learra remarca la importancia de los avances sanitarios para la posterior recuperación económica: “Si se confirma la inmunidad de los recuperados, si se desarrolla un antiviral efectivo o si se descubre una vacuna, la salida seguro que será más rápida y podríamos tener un 2021 de crecimiento”. 

Marisa Alonso: «Parar es muy fácil, no solo en el trabajo, también a nivel personal. Pero arrancar cuesta más».

“Va a costar la remontada y, lamentablemente, habrá empresas que no la superen”, augura Rodríguez, quien no obstante también intenta buscar una lectura positiva al respecto: “Cuando regresemos a la ‘normalidad’, costará relativamente poco volver a ponerse en marcha. Y, en pocos meses, todo volverá a ser (más o menos) como antes”.

Ese «poco» no lo ve tan claro Alonso. Para ella, «parar es muy fácil, no solo en el trabajo, también a nivel personal». Pero arrancar «cuesta más». «Es así en mi experiencia vital y lo puedo aplicar a la vida personal y laboral», defiende. Sin embargo, como el resto de entrevistadas cree que «finalmente se saldrá fortalecido de todo esto», aunque se muestra «muy enfadada y decepcionada con los partidos políticos», a quienes la sociedad está enseñando «muchas cosas que ellos son incapaces de ver». «No deberían olvidar que un país es mucho más que un partido», remata.

Pero antes de terminar la entrevista, gestada también virtualmente, Villoriego hace partícipe a este medio de una emotiva práctica que han puesto en marcha en su casa, por si alguien quiere aplicarla igualmente con sus familias. Porque la historia supone recordar, tanto los episodios buenos como aquellos que no lo son tanto: «Cada momento especial que vivimos lo escribimos en pequeñas notas, que introducimos en un gran tarro de cristal. Creo que cuando las repasemos dentro de unos años, será emocionante y revelador».

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