La semana pasada, el Gobierno de España presento la estrategia España 2050, con la que pretende abrir una reflexión colectiva sobre el futuro del país en el mundo postCovid-19 para los próximos treinta años. Es decir, hacer una prospectiva diseñando mecanismos que nos permitan superar los obstáculos que nos encontraremos en el futuro.
España se ha reformado en las últimas cuatro décadas de democracia y hemos sido capaces de consolidar un fuerte estado del bienestar. Para financiar este bienestar, España cuenta con una economía innovadora y competitiva. Somos la cuarta más grande de la UE y la sexta más importante en su contribución al comercio internacional, pero tenemos varios problemas estructurales que debemos de analizar y que el proyecto España 2050 analiza de forma minuciosa.
En primer lugar, España sigue teniendo hoy en día un nivel de productividad considerablemente inferior al de sus vecinos europeos. Esto significa que somos capaces de generar menos riqueza y oportunidades que otros países de nuestro entorno, lo que está comprometiendo el desarrollo de todo el país y explica los salarios inferiores, las jornadas laborales más largas y baja competitividad de muchas de nuestras empresas. Para evitarlo tenemos que relanzar nuestra productividad y, al mismo tiempo, aumentar nuestra tasa de empleo. Países como Finlandia, Suecia, Dinamarca o Alemania han conseguido incrementar su productividad en un 50 % sin comprometer la creación de empleo. Esto solo será posible si apostamos por una educación basada en I+D+i, aceleramos la digitalización de nuestro tejido productivo, aprovechamos las oportunidades que nos ofrece la transición ecológica, apostamos por una conciliación real y trabajamos para atajar la economía sumergida. Solo así podremos crear empleo de calidad, pagar salarios más altos y garantizar el mantenimiento del estado de bienestar.
“Somos capaces de generar menos riqueza y oportunidades que otros países de nuestro entorno, lo que está comprometiendo el desarrollo de todo el país y explica los salarios inferiores”.
En segundo lugar, nuestro sistema educativo también presenta aún un menor rendimiento que el de la mayoría de nuestros países vecino. Actualmente somos el país con mayor tasa de abandono escolar de Europa. Para cambiar esta tendencia debemos transformar la carrera docente potenciando la digitalización, modernizar el currículum educativo y potenciar la educación de 0 a 3 años como ya se ha hecho, por ejemplo, en Navarra para el próximo curso escolar.
En tercer lugar, no debemos olvidar que nuestro país y el mundo entero adoptó un patrón de crecimiento económico basado en el uso abusivo y lineal de los recursos naturales que, si no transformamos, llevará a más de 27 millones de personas a vivir en zonas con escasez de agua debido al aumento de las temperaturas, sufriendo sequías que, se estima, afectarán a un 70 % más de nuestro territorio.
Para evitar que esto ocurra, debemos trabajar en implantar una economía circular y neutra en carbono de cara a 2050, reducir los residuos que generamos, apostar por la agricultura ecológica e impulsar la fiscalidad verde para desincentivar los impactos ambientales negativos. A todo esto hay que añadir el preocupante y previsible envejecimiento demográfico que tendrá lugar en España durante las próximas décadas. Se estima que, de aquí a mediados de siglo, la población española de entre 16 y 64 años podría reducirse en 3,7 millones, situándose por debajo de los 27 millones.
“Debemos transformar la carrera docente potenciando la digitalización, modernizar el currículum educativo y potenciar la educación de 0 a 3 años”.
Por todo ello, las grandes prioridades políticas de los fondos europeos Next Generation están basadas en esta doble transformación digital y verde para los próximos años y debemos, como país, utilizar estos fondos como palanca de aceleración para todos los retos mencionados estamos enfrentando .
Esta estrategia ha tenido duras críticas por parte de los partidos de la oposición. Personalmente, no las entiendo, ya que no somos ni los únicos ni los primeros que elaboramos como país y sociedad un análisis de estas características. Organismos internacionales y países como la FAO (2050), la OTAN (2013), Estados Unidos (2030), Francia (2040) o Alemania ya lo hicieron en el pasado para conocer sus puntos fuertes, los aspectos a mejorar y replantearse cómo hacerlo.
Si algo necesita la política económica es visión a largo plazo, estar basada en certidumbres y análisis bajo consenso. Espero que este documento tan útil sirva para hacer del futuro un lugar en donde convivir mejor.
Adriana Maldonado
Eurodiputada socialista